Una vacuna tarraconense eficaz

El primer doctor  que compuso la vacuna contra el cólera y la utilizó con éxito en 1885, fue Jaime Ferrán y Clua, nacido Corbera de Ebro e hijo de médico

08 abril 2021 10:00 | Actualizado a 08 abril 2021 10:47
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No nos referimos a las actuales vacunas del virus Covid-19 ya que su eficacia lo dirá el futuro. Nos referimos a la vacuna del cólera.

El cólera es una enfermedad infecciosa intestinal de carácter epidémico, evolución grave y con frecuencia mortal provocada por el vibrión colérico. El germen elabora una toxina que actúa sobre la mucosa intestinal provocando una gran pérdida de líquidos que puede provocar un colapso cardio-circulatorio y puede conducir a la muerte.

El cólera es endémico en el subcontinente indio, especialmente en el delta del Ganges De aquellas regiones procedían las epidemias y pandemias que asolaban al mundo entero, siguiendo los itinerarios del hombre y difundiéndose con la misma velocidad que los medios de transporte terrestres, marinos o aéreos actuales. En Europa no apareció hasta el siglo XIX. En España lo hizo en 1833 seguida de rebrotes en los años 1882-1885. En 1883 Roberto Koch descubrió el agente casual, pero el primero que compuso la vacuna anticolérica y la utilizó con éxito, fue el tarraconense Jaime Ferrán en el año 1885. Así lo reconoció Paul Ehrlich. Jaime Ferrán y Clua (1852-1929) nació en Corbera de Ebro en 1852, lugar donde trabajaba su padre Juan Ferrán i Llombart como médico. El joven Jaime inició el bachillerato en Tortosa y lo terminó en el instituto de Tarragona. Sus estudios de medicina los realizó en Barcelona y una vez finalizados, ejerció de médico en el Pla del Penedés, de 1874 a 1876, años que según él fueron los más felices de su vida. Después se dirigió a Tortosa, ciudad a la que se había trasladado su padre. Estando allí cultivó algunas especialidades, dirigió el Hospital Civil, la casa de Expósitos y la Sanidad Marítima. En esa ciudad se inició como bacteriólogo de modo autodidáctico y cuando hacía públicos sus trabajos sobre la vacunación anticolérica recibía críticas de muchos médicos, según cuenta con amargura el mismo: «la dèria dels meus enemics de contradir-me’ls i fer-me objecte preferent de llurs injustes escomeses. D’aleshores ençà no s’han donat ni m’han donat un moment de repòs. Que Deu no tingui en compte el temps que han perdut i el que ha mi m’han fet perdre».

Referente a la epidemia de cólera de 1884, el Boletín Oficial de la Provincia de Tarragona (BOPT) ordenó a los ayuntamientos que cumplieran con las disposiciones higiénico- sanitarias y preventivas necesarias para evitar el contagio. Las medidas consistían en barrer y regar las calles, limpiar los establos, retirar el estiércol, no lavar la ropa en el interior de las poblaciones y no macerar el cáñamo.

La gente que fallecía, era enterrada el mismo día de manera eclesiástica, pero sin entierro previo por orden de la autoridad.

En 1884, Ferrán y Clua se había distinguido ya por sus ensayos en las vacunaciones pasteurianas y Ayuntamiento de Barcelona le propuso ir a Marsella y Tolón, para qué estudiara con Nicali y Riesach, la epidemia de cólera que allí se había desatado. A la vuelta ensayó con ratas el vibrión colérico y llegó a preparar una vacuna. Cuando a primeros de 1885, se declaró en Valencia la epidemia, Ferrán acudió a aquella ciudad y empezó a realizar centenares de vacunaciones, a pesar del ambiente contradictorio de la opinión médica, entre los que se encontraba la voz de Santiago Ramón y Cajal, que consideraba precipitada la vacunación. Pero los resultados fueron muy buenos. Aún así, las Juntas de Sanidad Provincial de Tarragona publicaron los siguientes bandos en junio de 1885: «Médicos de esta provincia que han ido a Valencia a estudiar el procedimiento del Dr. Ferrán, es necesario que ordene el más escrupuloso registro de sus personas y equipajes para ver si llevan algún frasco del licor profiláctico que usa el referido doctor y si se les encuentra, destruirlo por medio del fuego»

«Se ordena al subdelegado de Medicina y Cirugía de Tarragona, que los médicos y comisionados que hayan ido a Valencia con motivo de la enfermedad allí existente han de ser metidos en cuarentena cinco días».

La Junta Provincial de Tarragona acordó que el señor Velázquez adopte las medidas oportunas en el puerto para evitar la propagación de la epidemia colérica. En caso de que la hubiera, pedir a la Excelentísima Diputación Provincial el edificio conocida por Casa Blanca, para que sean internados allí.

El éxito de la vacuna fue rotundo. Los enemigos del Dr. Ferrán y Clua tuvieron que rendirse ante la evidencia de los hechos. Su fama se extendió por todo el mundo. Intervino además el doctor en la vacuna antitetánica, tuberculosa y en otras. En 1907, la Academia de Ciencias de París le otorgó el premio Breaut. Murió en Barcelona el año 1929.

Rafael Albiol Molné: Doctor en Medicina y Cirugía y dermatólogo.

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