Y después de meses... nada

Nos acercamos a las elecciones municipales, ya faltan menos de tres meses y estamos inmersos de pleno en la campaña electoral. Ahora todo parece fácil de prometer y hacer, pero es importante recordar cómo se encuentra la ciudad de Tarragona, segunda capital más importante de Cataluña. Y aunque haya muchas personas a las que parece no importarles, que no les importe a algunos políticos municipalistas sí que es grave, muy grave, ya que se están dejando perder oportunidades para el beneficio de la ciudad, los ciudadanos, el comercio urbano y toda la provincia.

Ya hablé en esta sección sobre la situación de Tarragona en noviembre y el periodista Oliver Márquez también la describe como «triste y profunda realidad de la Rambla Nova de Tarragona, el buque insignia de la arteria comercial más importante de la ciudad, a la que hasta hace bien poco miraban todos los municipios de nuestra provincia, incluso otras ciudades de Cataluña». Pero esto, desgraciadamente, ya solo forma parte del pasado.

Ya por esas fechas me preguntaba qué está haciendo el gobierno del Ayuntamiento de Tarragona para mejorar la imagen comercial de la ciudad. La Rambla Nova es el cordón umbilical de nuestro comercio, la imagen que proyecta la ciudad con el mayor legado histórico de Cataluña, un atractivo para la inversión en nuestra ciudad. Muchísimas ciudades pagarían verdaderas fortunas por tener una Rambla Nova como la nuestra con el Balcón del Mediterráneo. Y seguía preguntándome: ¿Qué hace el gobierno del Ayuntamiento ante esta realidad de pérdida de encanto comercial y el avance desenfrenado hacia una capital comercial fantasma?

Hoy, lamentablemente, debo seguir insistiendo en una respuesta estéril, vacía de contenido y decepcionante. No solamente la Rambla Nova sigue igual, sino que otras calles importantes y céntricas de la ciudad se encuentran igual, cada vez con la imagen de más comercios cerrados y magníficos locales que hace bien poco eran excelentes establecimientos comerciales, hoy cerrados y con aspecto sucio y de abandono. Lo fácil es dejar que pasen los días, esperar que pasen las elecciones y ya lo haremos en el siguiente gobierno. Pero, ¿hay tiempo para esperar? ¿El comercio urbano, principal protagonista de la riqueza de la ciudad e impulsor de la economía circular, creen que no lo necesita? ¿Qué atractivo empresarial convincente podemos ofrecer a los inversores que quieren abrir comercios para que lo hagan en nuestra ciudad?

No existe ningún rigor a la hora de abrir un comercio en la ciudad. Podríamos encontrarnos con que en una misma calle hay varios comercios ofreciendo el mismo producto y provocando una competencia innecesaria entre ellos, cuando lo más fácil es poderse ubicar en diferentes lugares de la ciudad, con un control bien definido por el Ayuntamiento. Pero para esto es necesario disponer de un plan de usos. Tarragona, aunque parezca difícil de creer, todavía no tiene lo que ya tienen la gran mayoría de las ciudades importantes de Cataluña. A partir del plan de usos cuelgan los distintos planes estratégicos de ciudad, para que todo funcione.

Hoy escuchamos hablar de realidades como la inteligencia artificial, pero nos olvidamos de algo tan importante como lo que nos ocupa. Estoy convencido de que ahora es un buen momento para poder solucionar muchos problemas existentes, o al menos para prometerlo. Como ya dije antes y también el periodista Oliver Márquez, va a ser una gran idea visitar a l’avi Virgili, sentado en su escultura en la Rambla Nova, y sentarme a su lado para comentar y debatir la situación de nuestra querida Tarragona.