Cambrils dice «no» a la violencia homofóbica

Todavía cuesta mucho creer que en tu propia ciudad se vivan episodios tan lamentables como la agresión homofóbica y machista que se produjo la madrugada del pasado 11 de septiembre. Un grupo de nueve jóvenes de Cambrils fueron agredidos e insultados tras salir del concierto de la Diada que se celebró en el Parc del Pinaret. Cuando se dirigían a sus casas por el paseo Albert, cuatro cambrilenses empezaron a hacerles comentarios machistas a una de las chicas y tacharon a uno de los chicos de «maricón». Fue entonces cuando empezaron a recibir golpes, empujones y tirones de pelo, una situación que se alargó hasta que llegaron los Mossos d’Esquadra.

Ayer por la tarde, unos 150 cambrilenses se concentraron en la plaza del Ayuntamiento para mostrar su rechazo a esta agresión que no debía haberse producido nunca. En el acto participaron varios de los agredidos y todavía en sus cuerpos se podían ver los daños físicos, moratones y el miedo que tienen de encontrarse con sus atacantes.

«Nos cuesta ver que en nuestra propia casa nos haya tocado vivir esta situación. Reconocemos y recordamos las caras de los agresores, son del pueblo de toda la vida», leyeron dos de las afectadas, que también pidieron que Cambrils sea un municipio «donde todo el mundo se vuelva a sentir seguro» y agradecieron el apoyo tanto de amigos como de familiares, especialmente de sus padres, que les han ayudado a poner la correspondiente denuncia. «Hemos puesto los hechos a disposición judicial, estamos dispuestos a llegar hasta el final», manifestaron.

Una de las víctimas fue María, de 21 años, a quien rompieron un dedo. «Cuando empezaron los ataques nosotros no les hicimos caso e intentábamos irnos pero venían repetidamente hacia nosotros. Una de las chicas vino corriendo hacia mí y levanté los brazos para que parara pero me tiró al suelo y me pegó durante unos dos minutos», explicaba al Diari todavía en shock. La joven reconocía que no sabía cuál será su reacción cuando vuelva a ver a su agresora. También Júlia, de 22 años, aseguraba que no se sentían seguras. «Todavía no hemos podido pasar por el puerto –donde trabajan los atacantes- porque tenemos miedo», apuntaba.

Desde el Casal Popular El Polvorí leyeron también un comunicado para condenar los hechos. «Durante los últimos años estamos viendo como ha habido un aumento significativo de denunciar por insultos, agresiones y discriminación por motivos de identidad, género, orientación sexual o simplemente por razón de ser. Es importante poner en evidencia que todavía hoy sigue pasando, que nos insultan por ser como somos, que nos pegan por cómo vestimos, que nos agreden. La sociedad actual es machista y homófoba y pensar que esto no nos afecta en nuestro día a día es cerrar los ojos ante una realidad evidente», expresaron.