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Los gritos de una niña de ocho años en un balcón de la calle Riudecols alertaron este pasado viernes día 13 al mediodía a un vecino de la misma calle. La menor estaba sola en el balcón y sus gritos daban entrever que algo no iba bien.
El vecino llamó al teléfono 112 y explicó lo ocurrido. Una pareja de los Mossos d'Esquadra se personaron en la calle y hablaron con el vecino, que les indicó donde se encontraba la niña, que seguía gritando desde la terraza del piso de sus padres.
Los agentes intentaron calmarla y le preguntaron qué le pasaba. Ella les explicó con sus palabras que la cuidadora había salido de casa hacía un rato y que le había dicho que no tardaría. Iba a comprar. Pero como tardaba había salido al balcón.
Los agentes lograron el nombre de la cuidadora y pidieron ayuda a la Guàrdia Urbana para conocer quienes eran los padres de la menor.
Cerca del bloque de pisos donde vive la menor hay un bar y uno de los agentes entró para preguntar si conocían a la canguro. La sorpresa fue que la mujer se encontraba en el interior consumiendo (no se ha podido comprobar qué estaba bebiendo).
Tras escuchar su versión de los hechos, los Mossos decidieron abrir diligencias penales por un presunto delito de abandono de menores a la canguro y exponer el caso a los servicios territoriales de la Direcció General d'Atenció a la Infància i l'Adolescència (DGAIA).
