Aida Folch: «‘Madres’ no es una guerra de sexos»

La reusense llega con fuerza con la serie que emite Prime Video, en la que interpreta a Olivia, una dura pediatra sin pelos en la lengua

31 mayo 2020 17:38 | Actualizado a 31 mayo 2020 20:23
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Aida Folch (Reus, 1986) es una reconocida actriz de cine y televisión. En su dilatada trayectoria -empezó con 14 años- destacan películas como El embrujo de Shangai, Los lunes al sol y El artista y la modelo, además de la popular serie Cuéntame cómo pasó. Estos días ha regresado con fuerza con la serie Madres, emitida por Prime Video, en la que da vida a Olivia, la protagonista, una pediatra dura que, pese a todo, conseguirá conquistar a los espectadores. Prueba de ello es el éxito que está cosechando con dos temporadas rodadas y quizás una tercera.

Al inicio de la serie hay una frase que dice ‘las madres son el enemigo más poderoso. Ni bacterias ni virus’. ¿Se imaginaba un estreno en plena pandemia?
Para nada. ¿Quién lo iba a pensar? Creo que ni a mí ni a nadie se le había pasado por la cabeza.

¿Cuándo tuvo lugar el rodaje?
Hemos rodado dos temporadas durante este año. 

«Esta serie me ha hecho acercarme más a los míos, querer pasar más tiempo con ellos. Entenderles mejor»

Un ritmo frenético
Sí. La única diferencia es que la primera la rodábamos a doble unidad, lo que significa que había dos rodajes paralelos en dos platós. Había también dos equipos doblados con dos directoras. Había días que, por ejemplo, yo rodaba el capítulo tres y también el nueve.

¿Qué supone eso a nivel profesional?
Necesito muchísima disciplina y  concentración para llevar el raccord emocional del personaje y que tenga una continuidad lógica. Las directoras también tenían que ayudarnos, pero ellas tampoco sabían lo que habían rodado otras directoras con lo cual, es una responsabilidad tuya. Pero todo lo que es exigente, si luego funciona y tiene éxito, da muchísima satisfacción.

 

Además, Olivia es un personaje con una gran evolución.
Eso es lo que me interesó de este proyecto, aparte del tema y del punto de vista, o que fuera una serie femenina, dirigida por mujeres. Luego, cuando leí los tres primeros guiones me pareció que era un personaje al que se le podía sacar mucho jugo y a la vez  me daba mucho miedo porque yo lo cogí de una manera que no sabía si iba a empatizar con el espectador. Si no te sale bien, fastidias la serie. Pero si te sale bien, tiene un arco dramático muy interesante. Olivia es una persona muy dura, fría, sin pelos en la lengua que puede caer mal, pero también dejamos ver los defectos de la persona y esa evolución.

¿Con cuál se queda, con la Olivia del principio o la del final?
Con la del final, sin duda. Es como si comparamos a la Aida de hace tres años con la de ahora. Si me gustara más la de hace tres años significaría que no habría evolucionado y en los personajes, al igual que en la vida, lo importante es que crezcan. Y a veces crecer significa pasar por cosas que igual no son agradables, por el dolor y por solucionar temas del pasado. En el caso de Olivia  creo que hemos podido ver cómo abre su corazón.

«Los hombres están ahí,  tal y como los vemos en la primera temporada. También luchan por sus hijos, pero de otro modo».

¿Cómo ha convivido con ella?
Lo que más me ha tocado es que el personaje está todo el día a la greña y es agotador. Me iba a casa hecha polvo. Acababa y me iba al gimnasio para olvidarme de todo porque claro, había que estudiar para el día siguiente.  

Las madres hacen cualquier cosa por sus hijos, pero ¿lo hacen bien? Aquí Olivia es clave. 
Precisamente de eso va la serie y es lo que más me ha interesado de este proyecto. Siempre digo que de algún modo me ha hecho ver a mi madre diferente. Podemos ver la historia desde su punto de vista también y darnos cuenta de que hagas lo que hagas, como madre siempre vas a hacerlo mal. Yo no soy madre, pero esta serie me ha hecho plantearme preguntas, aunque no he llegado a ninguna conclusión todavía.

¿Y qué pasa con los padres?
Están ahí, tal y como los vemos en la primera temporada. También tienen sus roles y también luchan por sus hijos, pero de otro modo. Esto no es una guerra entre padres y madres. Simplemente es una serie vista desde un punto de vista. Y aquí los padres quieren mucho a sus hijos, pero también piensan en sus profesiones, se esconden más o no son tan devotos. En general esto no es una guerra de sexos, pero las mujeres sienten de manera distinta, es casi algo instintivo. No digo que no lo tengan los padres, pero creo que se vive de una manera distinta.

Plasma el rol que hasta ahora han tenido las mujeres de cuidadoras.
Sí, por eso me he llevado algunos disgustos discutiendo sobre el tema. Al principio esta serie se vendió como feminista y yo no estoy de acuerdo. La etimología de la palabra significa igualdad entre hombres y mujeres y eso no se ve reflejado en esta serie. Con lo cual yo digo que es una serie femenina sobre lo que le ocurre a algunas mujeres, que además son distintas y sienten diferente. 

«Me he hecho dos amigas muy grandes. Carla Díaz y Ana Labordeta. Nos encanta quedar. Tres generaciones distintas»

¿Cómo ha sido trabajar con todo el elenco?
Ha habido muchísima unión. En mi caso he estado mucho más tiempo con Belén Rueda y con Carla Díaz y ha sido un gusto trabajar con ellas. Belén es una persona que te lo pone todo muy fácil, es la suavidad en persona. Yo me he hecho dos amigas muy grandes en esta serie. Una es la niña Carla Díaz, la que hace de Elsa y la otra es la enfermera, Ana Labordeta. Nos encanta quedar y contarnos cosas porque las vivimos desde tres generaciones distintas.

Está más cerca de Carla...
Sí, pero me veo entre medias. Mi generación con la generación más joven ha cambiado muchísimo en cuestión de muy poco tiempo. Cuando empecé en el cine tenía 14 años, rodaba en 35 milímetros, no existían las redes sociales y ahora los jóvenes se comunican y hablan de cosas muy distintas a las que yo estoy acostumbrada. Carla, por ejemplo, nos da un montón de clases tecnológicas.

He leído que antes de rodar la serie tenía pensado irse a vivir fuera, ¿es cierto?
Sí. Me iba a ir a vivir un tiempo a Estados Unidos. Porque necesitaba crecer como persona. Ya lo he hecho otras veces en mi vida. Es una cosa que no me da miedo. He vivido en París, en México. Y me gusta porque aprendo, desde el idioma a otro modo de vida, nuevos amigos, me intereso por otras cosas. Cambias. Yo crecí en el cine y antes se decía muchísimo que para ser un buen actor lo que había que hacer era vivir. Y creo que me lo tomé al pie de la letra. Para poder transmitir tienes que tener muchas vivencias para luego poder compartirlas de alguna manera. Ahora, sin embargo, para ser un buen actor parece que tienes que estar todo el día encerrado en el gimnasio, para tener un buen cuerpo y yo mis horas no las quiero malgastar de esta manera. Me parece muy sano pero no es lo único.

¿Esta serie la ha ayudado a crecer?
Ha sido muy paralelo. Mientras iba haciendo la serie no pensaba que iba a repercutir mucho en mi vida privada. Pero sí que lo ha hecho. Mientras iba rodando iba pensando mucho en mi madre, en mi familia, en cosas profundas, digamos. Y bueno, esta serie me ha hecho acercarme más a los míos, querer pasar más tiempo con ellos. Entenderles mejor. Todo eso.

«Lo que más me ha tocado es que el personaje está todo el día a la greña y al final es agotador. Me iba a casa hecha polvo»

¿Qué diferencia hay entre grabar para la televisión y para una plataforma como Prime Video?
Ninguna porque esto era un proyecto de Alea Media, la productora de Aitor Gabilondo que vendió a Mediaset. Hemos rodado en los estudios Picasso, que son de Mediaset y esta serie iba simplemente a ser emitida en Telecinco. Pero ahora la estrategia que están utilizando las cadenas abiertas son venderlas a plataformas y entonces Amazon la compró, con lo que Amazon no ha producido la serie. Simplemente la ha comprado y ha hecho la parte promocional. Y la verdad, es muy buena promoción. Un gusto.

En este tiempo, ¿ha pensado en los médicos que han trabajado contra la Covid-19?
Sí, además teníamos un médico en el plató, que era nuestro asesor. También ha habido actrices como Clara Alvarado, que es enfermera y se puso a trabajar en un hospital. A mí me parece un acto heroico. Yo por ejemplo estoy escondida en una casa de pueblo y no he podido contribuir a casi nada. Pero esta gente merece mucho la pena como sociedad.

Usted ha llegado con la cultura a los hogares y les ha hecho el confinamiento más llevadero.
No entiendo cómo todavía podemos dudar de que la cultura, el ocio y el entretenimiento son menores. Es algo que embellece nuestra vida y sin ella estaríamos perdidos. 

 

«Personas que tienen o han tenido anorexia me han dado las gracias por mostrarlo»

Una joven con anorexia, un joven en coma tras sufrir un accidente de moto, embarazos de riesgo, un niño con autismo... ‘Madres’ es una ficción muy real que no deja indiferente a nadie.

¿Cómo se preparó el personaje?
Antes de comenzar a rodar fuimos a un hospital la actriz Carla Díaz y yo, que es el personaje de Elsa en la serie. Sobre todo para que nos explicaran el tema de la anorexia. Nos enseñaron los pabellones, cómo eran sus rutinas y cómo tienen que actuar los médicos. Eso nos hizo abrir mucho los ojos y hacerlo de una manera amorosa y respetuosa porque es un tema del que no se puede hablar a la ligera. 

Últimamente está más silenciada.
Va a rachas, con las modas. Pero es una enfermedad mental muy grave que padecen muchos chicos y chicas. De hecho, a lo largo de la vida pueden tener muchas recaídas. Y me gusta como está tratada en la serie porque el de Carla no es un personaje que se va recuperando, sino que tiene su dosis de realidad, con pasos atrás. Me han escrito personas que tienen o han tenido anorexia dando las gracias porque se han sentido muy identificadas y sobre todo nos han dado las gracias por mostrarlo, por hablar de ello. Porque sigue siendo un estigma social.

«Antes de empezar a rodar, la actriz Carla Díaz y yo fuimos a un hospital para que nos mostraran el tema de la anorexia».

Entre las enfermedades que plasma ‘Madres’, ¿cree que la anorexia es la más dura?
No me lo había planteado. Creo que todas son duras y distintas.  

¿Le han afectado en algún momento del rodaje?
En cuanto a las enfermedades, no, pero yo no podría ser médico porque soy una persona muy aprensiva y muy empática. Seguramente me lo llevaría a casa y eso es lo que no debe hacer un médico. 

¿Cree que los médicos miden sus palabras o que en ocasiones es necesario hablar como lo hace Olivia?
Creo que tiene mucho que ver con la personalidad de cada uno. Pero es verdad que la actitud en estos sitios donde la gente está muy nerviosa, se valora mucho. Mi personaje le dice siempre al personaje de Marián, de Belén Rueda, que es una pesada. Y es cierto. Es verdad que las madres por sus hijos matan, hacen lo que tengan que hacer. Y a veces el personaje de Olivia sentía que el personaje de Marián la invadía constantemente, siempre abalanzándose.
 

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