Amador González: Viajar en carro por España

Amador González recorrió 3.000 km sobre una barca con ruedas tirada por una yegua. Una aventura que inició como un reto personal para superar sus problemas de salud

19 mayo 2017 22:29 | Actualizado a 22 mayo 2017 18:02
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Cambrils, 7 de julio de 2010. Amador González se dispone a iniciar un viaje muy especial. Su intención no es otra que dar la vuelta a España montado en una carro-barca construida por él mismo con los mínimos recursos. Para lograr tal gesta le acompañan Noia, una yegua de anchas pezuñas, y Senda, una entrañable perrita.

Así empezó la aventura de Amador que le llevó a recorrer todo el territorio español durante un año y medio. Según cuenta, fue «un viaje vital» porque suponía una prueba de superación personal. «Tenía una lesión en las cervicales y me pasaba todo el día abatido en la cama. Necesitaba algo que me motivara. Fue cuando me compré mi primer caballo», relata. India, una yegua de color marrón y tacada de blanco, fue la encargada de iniciarle en el mundo equino. No le acompañó en su aventura porque se lesionó en una pata justo antes de partir.

Fue por aquel entonces cuando decidió que realizaría el viaje por toda España. «Antes necesitaba dinero y empecé a buscar posibles patrocinadores», recuerda. La tarea resultó más fácil de lo que se pensaba. Si bien es cierto que no necesitaba casi presupuesto –menos de 10.000€– logró contar con los préstamos y apoyos necesarios para comprar el equipaje de la carro-barca, algo de comida y el veterinario de Noia e India.

Amador divide su viaje en cuatro etapas: Camino de Santiago, Vía de la plata, Ruta Mozárave y la ruta Vía Agusta. En total recorrería unos 3.000 kilómetros llenos de intensas vivencias y situaciones límite que, en alguna ocasión, le llevaron a plantearse abandonar. De hecho, tuvo que hacer un ‘stop’ de unos tres meses para trabajar y reunir el dinero necesario para continuar. Una anécdota más, ya que finalmente logró su objetivo tras incontables noches en la intemperie e historias con pastores, campesinos, curas o ‘indignados’.

Del conjunto de vivencias Amador destaca algunas de ellas como, por ejemplo, el intento fallido de unos desconocidos en la ciudad de Logroño que intentaron robarle la yegua o el episodio sucedido en Córdoba. «Un policía me arrestó porque no podía pasar la noche durmiendo dentro de mi barca en un parque. Pasé la noche en el calabozo mientras que India y Senda estaban en una protectora de animales y la barca en el depósito de vehículos. Por suerte todo se solucionó», destaca.

El viaje hecho libro

Desde el principio tenía claro que una vez finalizada la aventura la materializaría en un libro. Los motivos que le impulsaron a escribir Navegando por el interior son muchos y variados. Uno de ellos era el de poder reivindicar los antiguos caminos rurales y vías pecuarias. Después estaba la defensa de los animales o las energías alternativas –viajaba con un pequeño panel solar para cargar el móvil, el ordenador o la linterna–. A nivel más personal, cuenta que el libro también le ha servido para explicar cómo superó sus «crisis internas» y logró alcanzar un ambicioso objetivo.

La labor de escribir el libro no fue tarea fácil. Inicialmente quería que se lo redactara una persona de confianza a quién le había contado la aventura. Aún así, la colaboración no surgió el efecto deseado. Pero como parte de la historia, un día Amador se encontraba caminando por la orilla del río Siurana y se topó, por casualidad, con miembros de la editorial Club Editor y les comentó su proyecto personal. Estos le aconsejaron que el libro lo escribiera él mismo porque el relato sería más vivo e intenso. Pasado un tiempo, Alejandro Dardik –del Club Editor – se dispuso a leer los primeros capítulos. «No podía dejar de leer. Era muy interesante por cómo se explicaba el viaje de una persona con medios limitados y sus reflexiones personales en unos momentos en que todo el país estaba en crisis». Meses después, Navegando por el interior era ya una realidad.

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