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La policía detuvo el pasado mes de junio en Reus al sicario de una organización criminal rusa. Su detención está relacionada con la operación policial llevada a cabo en Mijas (Málaga) y que ha terminado con el arresto del presunto líder de la organización rusa Kemerovo, dedicada al narcotráfico y una de las más importes de Rusia. El sicario detenido en Reus habría disparado a miembros de Kemerovo tras irrumpir en una reunión que celebraban sus jefes en un hotel de Tallín (Estonia).
El juez de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno, ordenaba ayer mismo prisión provisional para el presunto líder de la organización rusa Kemerovo. En cumplimiento de una Orden Europea de Detención (OED) por los delitos de pertenencia a organización criminal y tráfico de drogas emitida por las autoridades estonias, el juez Moreno, en funciones de guardia, decretó la prisión la semana pasada para Vyacheslav Gulevich, que se escondió en España para evitar ser asesinado en un ajuste de cuentas por parte de otras bandas.
La detención de este importante líder mafioso se produjo en una operación conjunta de la Policía Nacional y de la Guardia Civil en colaboración con la Policía de la República de Estonia, denominada Fulcrum-Carinatus, y en cuyo marco fueron detenidos de forma simultánea en Tallín otros tres dirigentes de esta red.
Las autoridades estonias llevaban más de dos años investigando esta organización criminal. Pesquisas que adquirieron «una nueva dimensión» tras el asesinato, en septiembre de 2016 por un ajuste de cuentas, del máximo líder del mundo criminal ruso en Estonia, según informó ayer la Dirección General de la Policía. Hasta su muerte, éste monopolizaba el poder y era el encargado de la recepción del dinero de las distintas organizaciones asentadas en Estonia. También abarcaba todos los ámbitos de delincuencia (tráfico de armas, drogas, extorsiones, prostitución y trata de seres humanos) y ejercía de juez entre el resto de líderes cuando surgían disputas.
Su poder era reconocido desde la década de los 90, presidiendo las denominadas shodkas, a las que asistían los 15 ‘ladrones en ley’ más influyentes. Tal era su poder que dichas reuniones eran conocidas como ‘La mesa redonda’. En una de esas reuniones le retiró el apoyo a otro de los miembros de la banda y, presuntamente, ordenó su ejecución, lo que provocó una lucha entre las organizaciones y clanes para ocupar su lugar.
En el registro practicado en la localidad malagueña se encontró documentación de contabilidad, dinero en efectivo y material informático pendiente de analizar, así como un hacha y un cuchillo ocultado bajo su almohada.
