Ayuda médica y apoyo psicológico en Lesbos

Una doctora de Reus y sus compañeras de Alicante y Vic visibilizan en un blog el drama de los refugiados

01 abril 2018 13:43 | Actualizado a 01 abril 2018 14:06
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«Algunas de nosotras ya habíamos hecho algún voluntariado hace unos años. Aunque al acabar este febrero el examen MIR para acceder a la formación de especialistas médicos y, tener dos meses de vacaciones, tuvimos la inquietud de hacer uno más extenso en Lesbos», empieza relatando la experiencia la médico reusense Irene Marsal.

Así pues, junto a Bruna Suriñach (Vic) y Rosa Bernabéu (Castalla, Alicante), las tres jóvenes se embarcaron en un viaje que se ha prolongado durante todo el mes de marzo

«Nuestra voluntad era ofrecer nuestra ayuda médica. Por eso, buscamos una ONG con la que pudiéramos ejercer como tal»

Para reunir todo lo aprendido, tanto sus vivencias como los detalles de la experiencia, las chicas crearon el blog ‘Vides del Mediterrani’, ( 947042.site123.me), donde explican su quehacer diario en los campos de refugiados y así dar visibilidad a las condiciones de vida y la situación de todas éstas personas. «Pensamos que marcharnos en aquel momento era lo mejor. Además, tenemos mucha energía y ganas de trabajar», añade Rosa Bernabéu. 

De hecho, la alicantina ya había emprendido un viaje en 2016 a Skaramagas, un campo de refugiados situado junto a la capital griega, Atenas. Fue junto a un grupo de monitores para realizar actividades para niños.

Por su parte, en el caso de Irene, también en 2016, se marchó a Calais, donde estuvo en un almacén cocinando y preparando material para el campo de refugiados, así como también ayudando en una furgoneta de primeros auxilios.

«En esta ocasión, nuestra voluntad era poder ofrecer ayuda médica. Por eso, buscamos principalmente una ONG con la que pudiéramos ejercer como tal», continúa Bruna Suriñach. 

«Uno de los retos a los que nos enfrentamos fue que la mayoría de pacientes necesitan apoyo psicológico, más que médico»

Contactaron con DocMobile, la primera ONG que las aceptó y con la que decidieron trabajar. «Con el voluntariado realizado, creemos que fue una gran suerte dar con ellos, porque se ajustaba a nuestra manera de entender la medicina. Al tener menos carga asistencial, nos permitía dedicar más tiempo a cada paciente y buscar de forma personalizada la mejor manera de ayudar», destaca Irene Marsal. 

Las condiciones de vida
Las tres jóvenes, al emprender la marcha hacia Atenas, se mostraron tolerantes con cualquiera que fuera la situación de partida. «La verdad es que no nos habíamos puesto muchas expectativas, estábamos abiertas a todo lo que fuera necesario. Acudíamos allí para ayudar. No nos esperábamos que la clínica en la que trabajaríamos estuviera situada en un ambiente tan agradable, teniendo en cuenta que muchos de los pacientes viven en unas condiciones infrahumanas», detallan las médicas.

«Fue una gran suerte dar con la ONG DocMobile porque se ajusta a nuestra manera de entender la medicina»
 

Aun así, muchos de éstos no tuvieron inconveniente en explicarles abiertamente sus historias. 

«Uno de los retos a los que nos enfrentamos fue que la mayoría de pacientes necesitan apoyo psicológico, más que médico. Y, nadie de los que estuvimos trabajando allí, teníamos una buena preparación para realizar una asistencia adecuada a personas con trastornos de estrés postraumático», completan Rosa, Bruna e Irene.

Se encontraron muchas personas con dolores crónicos a causa de torturas o traumatismos de guerra, «difíciles de tratar, y más con los escasos recursos disponibles en Lesbos».

«Al tener menos carga asistencial, nos permitió dedicar mucho más tiempo a cada paciente y  buscar la mejor ayuda»

Cómo especifican las jóvenes en el blog ‘Vides del Mediterrani’, en el momento de acogida, el refugiado pasa por un reconocimiento médico y se valora su estado de vulnerabilidad para así derivarlo hacia los tres campos de refugiados que hay en la isla: Kara Tepe, donde acuden familias, niños pequeños y personas vulnerables; Pipka, el campo más pequeño en el que se acogen a las personas del colectivo LGTBI; y, Moria, donde acude el resto, con capacidad para 1.500 personas y donde actualmente se encuentran cerca de 5.000 personas.

«En Moria, las condiciones son lamentables. Muchas personas viven en tiendas y otras fuera del campo. No disponen de agua caliente y los aseos y las duchas son casi inexistentes», explican. 

En la isla de Lesbos, según indican las voluntarias, hay tres campos de refugiados hasta los que se derivan los refugiados tras haber pasado un examen médico y un estudio de vulnerabilidad

Dichas condiciones, resaltan, generan estrés y la convivencia es difícil de gestionar, «cualquier detonante es suficiente para que ocurra una pelea». Es por eso que Moria no lo conciben como un lugar seguro para las personas que viven allí, y «mucho menos para las mujeres». Todo esto, lo conocieron de primera mano por lo que les explicaron los traductores, ya que «nosotras no estuvimos acreditadas para entrar allí dentro». 

La consulta donde trabajaron las tres chicas se encuentra en un espacio en el que se realizan diferentes actividades y recibe el nombre de One Happy Family. Tal y como describen ellas, «allí se crea un clima de hermandad entre voluntarios y refugiados, ya que muchos de los mismos también hacen de voluntarios».

La consulta donde las tres chicas trabajaron durante el mes de marzo recibe el nombre de One Happy Family

En el lugar reina cierta seguridad, comparada con lo que se vive en los campos.«One Happy Family es un espacio ideal para colocar una consulta, donde la mayoría de casos que se tratan son de atención primaria y pacientes crónicos», resalta Bruna. Asuntos que, según aclaran las jóvenes médicas, ninguna ONG puede hacer, ya que «la mayoría se dedica exclusivamente a las emergencias».

De hecho, DocMobile se creó a raíz de la ola migratoria que se dirigió hacia Europa en 2015. El objetivo era ayudar a las grandes ONG’s médicas, en caso de ser necesario. «En la actualidad, nos encargamos de visitar a las personas que no presentan una gran alarma. Hacemos seguimiento de los pacientes, les acompañamos al hospital y concertamos visitas con el sistema griego, ya que normalmente es complejo que acepten visitarlos de forma adecuada. Además, encontramos el tiempo para escuchar cuáles son sus preocupaciones, siempre que lo necesiten», aclaran las doctoras.

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