Cada semana recogen un centenar de jeringuillas usadas en Reus

Voluntarios realizan batidas en la zona sureste de la ciudad. La sala móvil facilita el consumo de droga de forma higiénica

03 agosto 2019 09:50 | Actualizado a 09 agosto 2019 08:40
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Una pareja se acerca a la sala móvil que la Creu Roja tiene en Reus. La mujer se espera en la riera que se encuentra al lado de la gasolinera ubicada en la N-420 mientras que el hombre sube en busca de un kit de jeringuillas nuevas. No son desconocidos entre los técnicos que gestionan la sala. Los tres se saludan cordialmente y el usuario recoge el material y dos botellas de agua.

A pesar de que la ambulancia de la Creu Roja cuenta con dos salas EPA (salas asistidas donde los toxicómanos pueden consumir), el toxicómano prefiere irse a la riera porque su pareja consume la heroína con pipa y en la sala está prohibido fumar.

Paralelamente, un grupo de voluntarios de ARSU (Associació Reus Som Útils) destina unas horas a recoger las jeringuillas que se encuentran por los alrededores del centro de la ciudad. Antoni Llort, trabajador del área de intervención de salud comunitaria y plan de acciones sobre drogas de Reus, afirma que «entre las batidas que hacemos el lunes, el jueves y el viernes, recogemos un centenar de jeringuillas a la semana». Aun así, según Iván, uno de los participantes de ARSU, «en verano los drogadictos consumen en casa porque en los solares hace mucho calor». Esta situación hace que el número de jeringuillas que encuentran los voluntarios disminuya. Los técnicos de la Creu Roja opinan lo mismo: «En verano, el día es más largo y normalmente cuando ya han obtenido la droga nos hemos ido», explica Edu Camp, uno de los técnicos de la unidad.

Consumo higiénico

La sala móvil en Reus cumple diez meses de su entrada en funcionamiento en la ciudad y la valoración que hacen los técnicos es muy positiva. «Nosotros vamos cambiando de ubicación dependiendo del conocimiento que tengamos sobre nuevas localizaciones donde haya mayor afluencia de tráfico de drogas. Ahora mismo, los cruces donde estamos presentes son los de la calle Portugal y Bélgica, calle Mas Tallapedra y Riera Molinet y calle Costa Rica y Panamà», señala Edu.

Los toxicómanos utilizan la sala para consumir de forma higiénica e intercambiar las jeringuillas usadas por otras nuevas. En la sala, también pueden beber un zumo o comer pastas. «Aquí también formamos a los usuarios sobre cómo actuar en caso de sobredosis y les damos kits con el antídoto», asegura Marc Ruiz, el otro técnico de la sala, quien subraya que «algunos usuarios también utilizan la sala para pedir información cuando deciden dejar de consumir drogas».

Aunque desde la sala móvil no se pueda derivar a los usuarios a centros de tratamientos, sí que pueden aconsejarlos sobre qué pueden hacer para dejar de consumir. «Hubo una pareja en la que la mujer decidió dejar de consumir y pidió a su marido que hiciera lo mismo. Aunque en un primer momento esta decisión fue dura para los dos y él no cumplió, ahora los dos han dejado las drogas y están felizmente trabajando. Además, gracias a esta acción, han podido recuperar el contacto con sus hijos», relata Marc Ruiz. Al escuchar la historia, el otro técnico de la sala añade: «Esta clase de historias son muy gratificantes».

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