Calles desiertas y sin comercio en Reus

Coronavirus. El confinamiento deja imágenes sin precedentes y la certeza de que, sin tiendas, las calles quedarían vacías

16 marzo 2020 10:10 | Actualizado a 30 marzo 2020 10:50
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Coronavirus. Pocas palabras  habrán generado una crisis  similar capaz de paralizarlo todo. Lo que empezó (mal dicho por muchos) como el virus de «una simple gripe» problema de otros países, se ha convertido en una pandemia global sin precedentes. Tanto que ya es imposible no hablar de otra cosa. En las redacciones de los medios tampoco damos abasto para explicar todo lo que ocurre y saber cuales serán las catastróficas consecuencias sociales y económicas que tendremos que afrontar los próximos meses, cuando la propagación del Covid-19 empiece a estar controlada.   

A la cancelación inicial de las actividades con grupos de personas y la suspensión de eventos deportivos y culturales, este sábado se ha sumado la parálisis decretada por el Gobierno. Restricciones en la movilidad, cierre de los negocios (todavía no me explico lo de las peluquerías) y, sobre todo, la obligación de quedarse en casa.

Era necesario tomar el camino del confinamiento si queremos superar esta angustiosa emergencia sanitaria que parece sacada de una serie de ficción. Si actuamos unidos y con responsabilidad, seguro que con el tiempo todo será un mal recuerdo.

Las dificultades actuales también nos han llevado a relativizar muchos de los problemas que antes centraban nuestros dolores de cabeza cotidianos. También a nivel de ciudad. Y Reus no es una excepción. Casos como el acuciante conflicto de la basura, el futuro cierre del Mercat del Carrilet o la polémica entorno a la peatonalización del arrabal Santa Anna han quedado aplazados y relegados a un segundo o tercer plano. También la vida municipal no se sabe cuando podrá recuperar la normalidad. 

Repasando la historia de la capital del Baix Camp, no he encontrado ningún precedente similar más allá de lo que ocurrió en la Guerra Civil. Por eso, los que no hemos vivido una guerra tenemos marcadas en la memoria algunas imágenes que no se nos olvidarán. Por ejemplo, los lineales de los  súpers vacíos tras el paso de decenas de personas como si no hubiera un mañana, la compra compulsiva de papel higiénico o personas paseando con mascarillas. 

En mi caso, además, me llevo  otra para el recuerdo: la del centro de Reus totalmente vacío un sábado comercial. Calles como Llovera o Monterols, los arrabales  o la plaza Mercadal estaban este sábado sin apenas gente. Algo inimaginable y que quería comprobar antes de extraer algunas conclusiones. Y una de ellas surge tras imaginar cómo sería el núcleo antiguo sin tiendas.

En un momento en que el debate sobre el encaje y supervivencia del modelo tradicional frente a la competencia de los e-commerce, el mundo digital y las grandes superficies está más de actualidad que nunca, situaciones como la presente ponen sobre la mesa aspectos que no valoramos en su justa medida. Porque si las tiendas se convierten en un reducto dentro de las ciudades, no hay duda de que gran parte de la vitalidad de las calles (también su iluminación o limpieza) desaparecerá.   

Todos a una

Muy consciente de ello es la recién estrenada junta de Unió de Botiguers de Reus con Meritxell Barberà a la cabeza. Precisamente, hace unos días explicaba en el Diari que «el comercio electrónico es fácil y cómodo, pero no tiene sentido porque después no hay vida en la calle». Además, manifestaba que no concebía el centro sin tiendas. 

Barberà también dejaba espacio para la autocrítica a la hora de reconocer que el comercio tradicional debe mejorar e ir unido si quiere seguir abierto y encontrar su encaje ante las otras opciones, todas ellas, por cierto, igual de necesarias. De momento, todas las entidades (Unió de Botiguers, Tomb de Reus, El Pallol y l’Eix Comercial del Passeig) fueron de las primeras en firmar un comunicado de apoyo al cierre de los comercios «por responsabilidad». Esperemos que esta unión logre sus frutos como debe hacerlo la ciudadanía para superar los inciertos tiempos actuales.

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