Casa Navàs de Reus empezará la reconstrucción de su imagen original el año que viene

En los próximos meses se recuperará el torreón y el frontispicio, elementos destruidos durante la Guerra Civil

29 octubre 2019 20:20 | Actualizado a 05 noviembre 2019 09:48
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Casa Navàs volverá a lucir su histórico torreón y el frontispicio que coronaba, originalmente, la parte superior de la fachada principal del edificio. Elementos que desaparecieron durante la Guerra Civil. Ésta siempre ha sido una de las prioridades de la nueva propiedad –que adquirió el edificio en noviembre de 2017– y, ahora, lo que era una voluntad, está a punto de materializarse. «Antes de terminar 2020, uno de los dos proyectos (el torreón o el frontispicio) será una realidad», asegura la directora de Casa Navàs, Sílvia Sagalà. No se ha desvelado qué proyecto se ejecutará primero, pero lo que está claro es que los trabajos empezarán en breves. Según avanzó ayer Sagalà, el proyecto ya está realizado. «No obstante, aún no se pueden avanzar los detalles porque se tienen que zanjar algunas cuestiones», añade.

Tanto el torreón como el frontispicio son elementos que fueron destruidos durante los bombardeos de 1938 y, ahora, más de 80 años después de su desaparición, se recuperarán con el objetivo de que este emblemático edificio de la plaza del Mercadal vuelva a mostrarse tal y como lo diseñó el arquitecto modernista Lluís Domènech i Montaner.

Esta intervención no es la única prevista por la propiedad. La directora de Casa Navàs también explica que disponen de un informe exhaustivo de reformas a realizar para mejorar la experiencia de los visitantes. «El edificio y la tienda están declaradas Bé Cultural d’Interès Nacional por la Generalitat», recuerda Sagalà, por lo que cualquier intervención necesita el visto bueno de la Comissió de Patrimoni. Una vez pasada esta fase, será cuando se definirá un calendario de acciones y se darán a conocer las intervenciones concretas.

Fue a finales de 2017 que el empresario reusense Xavier Martínez se convirtió en el titular mayoritario del emblemático edificio después de meses de negociaciones con la familia, que mantiene también parte de la propiedad. Desde entonces, se ha impulsado Casa Navàs a nivel turístico, abriendo el edificio a las visitas guiadas. «Queremos que la gente se haga suya esta joya», explica Sílvia Sagalà.

Un total de 25.000 visitantes

El primer año de visitas a Casa Navàs ha cerrado con un total de 25.000 visitantes, «lo que muestra que la gente tenía ganas de conocer este emblemático edificio de Reus», señala Sagalà. Únicamente durante los meses de verano, 10.868 personas han pasado por Casa Navàs. El público internacional ha sido el mayoritario de los meses de julio, agosto y septiembre (el 35,3% del total de visitantes), siendo el público francés el mayoritario, seguido de los rusos, ingleses, belgas y alemanes. No obstante, en su conjunto, los visitantes procedentes de Catalunya siguen siendo mayoritarios en Casa Navàs. Los procedentes de Barcelona representan un 34%, mientras que el 9,7% son de Tarragona, el 6% de Lleida y un 2%, de ciudades próximas como Cambrils o Salou. Los turistas del resto del Estado han representado, este verano, el 15,80%, con 1.717 personas. En su mayoría, procedían de la Comunidad de Madrid, seguido de la Comunitat Valenciana, Aragón y el País Vasco.

Centrándose en el público reusense, este ha representado un 15,74% del total, con 1.711 visitantes. «Los reusenses con entrada general representan el perfil mayoritario de la casa durante los meses de verano. «Esta es una buena noticia porque, poco a poco, los reusenses van descubriendo esta joya modernista», se señala desde Casa Navàs.

De principios del siglo XX

Casa Navàs es uno de los ejemplos del modernismo. Fue construida entre 1901 y 1908 por el arquitecto Lluís Domènech i Montaner y el decorador Gaspar Homar. El edificio fue encargado por Joaquim Navàs, comerciante de tejidos, en un momento en el que Reus estaba en pleno auge. No obstante, Navàs murió en 1915 y nunca llegó a vivir a la casa. Fue su esposa, Pepa Blasco, quien gozó de la vivienda hasta 1930. La comanda era construir una casa-tienda con un presupuesto sin límite, por lo que se convirtió en una de las obras más lujosas del arquitecto barcelonés.

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