Condenado a 18 años por matar al compañero de su expareja en Riudecanyes

Primero le propinó múltiples golpes y,al comprobar que estaba vivo, lo asfixió

01 octubre 2019 21:00 | Actualizado a 07 octubre 2019 14:33
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El hombre que un jurado popular consideró culpable de haber matado al compañero sentimental de su expareja en Riudecanyes el año pasado ha sido condenado a 18 años de prisión por el magistrado de la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Tarragona que presidió el juicio. El procesado está considerado culpable de un delito de asesinato. Las acusaciones pedían 25 años de cárcel.

El acusado es un ciudadano rumano de 46 años de edad. Sobre las 15.30 horas del 24 de marzo del año pasado se dirigió a un bar situado en la Riera Miró de Reus, donde tenía prohibida su entrada. Allí observó que se encontraba la víctima –acompañado de un amigo–. El procesado no mantenía una buena relación con ésta, como consecuencia de que había mantenido una relación sentimental con la expareja del encausado.

El procesado se mantuvo a la espera en la terraza del bar, hasta que se percató de ello la víctima. El acusado le pidió que saliera a hablar, como así hizo. Ambos entraron en el bar, con el consentimiento de la camarera. Se tomaron unas cervezas y hablaron de forma amigable. Ambos abandonaron el establecimiento alrededor de las 17.15 horas. Subieron a un vehículo Renault Megane, propiedad del agresor. Posteriormente, estuvieron en otro bar de Reus, donde tomaron otras cervezas y jugaron al futbolín.

Más tarde, ambos se marcharon a una finca rústica situada en el término municipal de Riudecanyes, en la que se explotaba una granja de cerdos. Estaba aislada del núcleo urbano y la zona era poco concurrida. Allí trabajaba el encausado y donde vivía en una caseta de reducidas dimensiones.

Una vez llegados al lugar, el encausado propinó a la víctima diversos golpes en la cara, cuello y cráneo, provocándole múltiples politraumatismos. El herido quedó en una situación de incapacitación, momento en que el agresor lo agarró fuertemente por el cuello, provocándole su asfixia y dándole por muerto.

En el maletero

El acusado cogió a la víctima y la introdujo en el maletero de su coche. Lo trasladó a un paraje cercano a la granja para abandonar el cuerpo. Llegó a destino, situado en las afueras de Riudecanyes, en una finca de olivos poco transitada, junto a una zona boscosa. Se percató de que seguía con vida, volviendo a agarrarle con fuerza el cuello, asfixiándolo y acabando con su vida de forma definitiva.

La sentencia recuerda que la víctima había consumido muchas cervezas, whisky y cocaína el día de los hechos. Estas circunstancias le disminuyeron su facultades intelectivas, cognitivas y físicas, que le afectaron su capacidad de reacción, provocando una disminución intensa de sus posibilidades de defensa.

Por su parte, el acusado era consumidor habitual de bebidas alcohólicas. No quedó acreditado que el día de los hechos hubiese ingerido muchas cervezas y whisky, ni tampoco que sufriera un trastorno enólico ni que tuviera afectadas o mermadas sus facultades volitivas, cognitivas o intelectivas.

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