Crecen en Reus los comercios con horario ampliado o abiertos 24 horas

‘Minimarkets’, barberías y estancos con jornada larga se instalan en el centro y ocupan huecos que deja la reforma horaria

04 noviembre 2021 19:30 | Actualizado a 05 noviembre 2021 12:55
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«No me hace falta ni cambiarme de ropa. Si me doy cuenta de que me falta algo en casa, aunque sea ya un poco tarde, me pongo la chaqueta y bajo a cogerlo porque esto siempre lo pillo abierto y me soluciona», explica Josefa López, una vecina del centro que a última hora del martes hacía compras en el Minimarket de la calle de la Amargura. Tras el mostrador, Brandon Chambi, que abrió el negocio «hace cuatro meses» y ofrece servicio «de 8 a 23 h. sin parar». «Ahora que casi todo cierra a las 21 h., queda un espacio que se puede aprovechar», indica. El suyo no es el único establecimiento de horario ampliado que se ha instalado recientemente en el núcleo de Reus, donde también trabajan barberías que atienden hasta entrada la noche o un estanco 24 horas.

Son negocios a contracorriente de la reforma horaria, ubicados en el hueco que deja el avance del cierre del resto y enfocados, a menudo, en plantear alternativas a quienes tienen problemas para ajustar sus rutinas a franjas más limitadas. ¿Son necesarios? ¿Generarán una nueva tendencia? Las entidades comerciales los ven como «un complemento» porque «siempre puede haber alguna urgencia».

El presidente del Tomb de Reus, Jacint Pallejà, opina que «antes solíamos acudir a las gasolineras a buscar lo que nos faltaba y ahora esa función la hacen también estas tiendas de conveniencia, que pueden tener su sitio y a las que todos hemos ido alguna vez». «Que el resto de comercios adapte sus horarios les da a estos el punto de necesidad» y «además hay gente que trabaja de noche, o a turnos, y esto le viene bien», añade. No prevé que, con ello, surja una moda «aunque hayan coincidido varias aperturas en un tiempo».

En la misma línea, la presidenta de la Unió de Botiguers de Reus, Meritxell Barberà, explica que «la tendencia general es ir, sobre todo, al revés: ponerse temprano y cerrar también cada vez antes» y precisa que «estos establecimientos hacen un servicio y tienen su público, pero son minoritarios». Ambos coinciden en que el horizonte continúa siendo la reforma horaria, pese a que «el camino es lento» porque «se trata de un cambio cultural, grande, que abarca muchos ámbitos y no se puede conseguir solamente desde el comercio, sino adaptando la vida».

De la tienda de Chambi «lo que más sale son bebidas, tanto energéticas como refrescos o alcohol», aunque «también vendemos muchas pizzas y comida rápida, de la que se hace en el microondas». «Estos establecimientos son conocidos por no cerrar, por estar todo el día abiertos, y es más que nada para aprovechar la venta», explica el propietario del Minimarket, que expresa que «por ejemplo, a partir de las 22 h. ya la gente llega de trabajar y se encuentra todo cerrado pero aún tiene esto para coger lo que le hace falta». En estos primeros meses, «la verdad es que me ha estado yendo bastante bien».

Cortarse el pelo entrada la noche

Casi frente al Hotel Gaudí, al final del Raval Martí Folguera tiene su barbería Yassin Bounab. El salón Manific «lo abrimos hace poco» y ofrece servicios «de 9.30 a 14 h. y de 16 a 21.30 h., unas diez horas». Bounab explica que al local «vienen todo tipo de personas y también las que no pueden adaptarse a otro horario, que encuentran que la peluquería está abierta y pueden cortarse el pelo o lo que necesiten, por ejemplo, al salir de trabajar». Sobre la decisión de abrir más de lo que es habitual en un negocio pequeño, dice que «hay mucha competencia y hay que ofrecer algo» y que «frecuentemente las personas no españolas suelen ser las que tienen estos horarios porque vienen de países donde están acostumbrados a echar tiempo».

Fuentes municipales indican que, para acogerse a un horario ampliado, los comercios tan solo deben comunicarlo al Ayuntamiento. A grandes rasgos, la normativa de la Generalitat prevé que los establecimientos tienen libertad para fijar sus horarios pero no pueden realizar actividad de venta de 22 a 7 h en verano ni de 21 a 6 h en invierno; y pueden abrir un máximo de 75 horas a la semana, aunque hay excepciones. 

Están excluidos de cumplir las reglas del horario general ciertos negocios como los de productos de pastelería, repostería, churrería, pan, platos preparados, prensa, flores y plantas o las consideradas tiendas de conveniencia. También lo están los «establecimientos comerciales, de venta personalizada o en régimen de autoservicio los titulares de los cuales sean autónomos, microempresas o pequeñas empresas (...) siempre que la superficie de venta no supere los 150 metros cuadrados y que tengan una oferta orientada esencialmente a productos de compra cotidiana de alimentación», además de algunos otros casos.

Un estanco pionero en Catalunya

También recientemente se ha inaugurado en la Plaça de les Oques el primer estanco 24 horas de Catalunya. Ya de noche, a través de la ventanilla desde donde atiende, Enric Copa cuenta que «ya hace un mes y poco que hemos abierto y estamos muy contentos, no esperábamos tener tanta gente. A lo largo de una noche de sábado, «pueden venir 200 o 300 personas, es increíble». No compran solo cigarrillos: «Piden zumo, chucherías, chocolate, agua, hielo... y ya que están aprovechan para el tabaco». El tabaco, en cambio, es el principal producto entre semana, «en especial para la gente que entra al trabajo pronto o sale tarde», añade Copa, que detalla que «de 4 a 6 h. viene mucha gente y de 22 a 2h. también bastante».

Quien lleva ya cerca de 20 años con horario de 24 horas es la Farmàcia Navas-Guillén-Sentís-Villanueva, en Països Catalans. Antoni Guillén, copropietario, recuerda que «comenzamos con 13 y luego pasamos a 24». Es la única de este tipo y «la gente la conoce y sabe que la tiene abierta». Incluso «vienen de otras localidades porque es fácil de identificar y una vez en el coche las distancias son cortas».

En cuanto a la utilidad que este tipo de negocios tienen para la ciudadanía, el presidente de la Federació d‘Associacions de Veïns de Reus (FAVR), Marcos Massó, apunta que «si están autorizados y al día, no vemos en ellos ningún mal» y precisa que «siempre hay alguien a quien le puede ir bien y es positivo que en la ciudad haya opciones para todos».

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