Crecen los huertos urbanos gracias al 'boom' de la agricultura ecológica

Familias con niños y jubilados, los usuarios más comunes de estas parcelas de tierra

19 mayo 2017 22:05 | Actualizado a 22 mayo 2017 14:24
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Pedro tiene 58 años y cuando le prejubilaron decidió alquilar una parcela de tierra de 60 metros cuadrados en los huertos urbanos de las Forques de Velles de Reus. Nacido en Teruel, allí tenía terrenos en los que podía cultivar pero su trabajo en Tarragona de conductor de camiones de construcción no le permitía tener tiempo para pasar horas entre hortalizas y ahora recupera su pasado en Teruel en tierras reusenses. «Cada día vengo aquí un par de horas por la mañana», cuenta Pedro y «empecé con una parcela pequeña y ahora ya me he pasado a una más grande», añade.

De hecho, mientras nos lo cuenta está instalando el riego automático en la nueva parcela de 90 metros cuadrados. «Aquí podré plantar col, espinacas y acelgas que en la parcela pequeña no me cabían», dice.

Pedro es un usuario relativamente nuevo de este huerto urbano, situado en el barrio Immaculada de Reus. Sólo hace un año que participa pero hay reusenses que cultivan su parcela desde los inicios del proyecto, hace ya siete años. La iniciativa empresarial fue del reusense, Màxim Blasco Font de Rubinat, que disponía de estos terrenos y no les sacaba rendimiento. «Tenía ocupas y fue la forma de sacarlos», cuenta. Y ahora está encantado. «Esto es como un club social por las tardes. Ves la gente charlando, niños con sus padres en los huertos», dice Blasco. «Se lo toman como un recreo pero hay que dedicarle tiempo», añade Ramon Monné, el coordinador de los huertos.

 

Un aprendizaje ‘in situ’

De hecho, las familias con niños pequeños son los usuarios más comunes, juntamente con los personas mayores, de los huertos urbanos. Según Susana Borràs, profesora de la URV, investigadora del Centro de Estudios en Derecho Ambiental de Tarragona y una de las responsables del Hort Social de la URV, «hay la necesidad de recuperar los valores de la familia y crear un vínculo ambiental con los niños para que ellos sepan que los alimentos no provienen del supermercado». Y así es. Cada vez son más, las familias que optan para alquilar una parcela para cosechar.

En el caso de este huerto de las Forques Velles, el terreno más pequeño de 60 metros cuadrados cuesta 39 euros al mes y la más grande de 90 metros cuadrados supone un coste de 58 euros mensuales. «Es evidente que no es rentable pero es como quien se paga un hobby», comenta Pedro, uno de los usuarios. «Además, nosotros ya no vamos nunca a la verdulería y suministramos verdura a toda la familia y vecinos. Están contentísimos», dice Pedro. Y con razón. Con tres meses, obtuvo 50 quilos de patatas y los tomates de su huerto tienen una dulzura, que queda muy lejos el sabor de los de una tienda cualquiera.

Y es que una de las razones que explica el auge de los huertos urbanos es que la población está tomado conciencia de qué come. «Los huertos urbanos empezaron por una cuestión social pero ha coincidido con la expansión de la agricultura biológica y las familias buscan productos sanos, sin sustancias químicas», argumenta Míriam Lampreave, ingeniera agrónoma de la Facultat d’Enologia de la URV.

A todo esto, hay que sumarle el criterio ambiental y la ruralización de las ciudades que comportan estos huertos urbanos. «El consumo irracional nos ha hecho reflexionar sobre el modelo que queremos y de si somos capaces de ser autosuficientes», afirma Borràs quien añade que «el consumo de proximidad ha hecho que se haya generado una necesidad de tener un vínculo con la tierra que ha provocado el crecimiento de los huertos urbanos».

En Reus, existen un par de iniciativas privadas similares a la del barrio Immaculada, la que cuenta con 43 huertos ocupados de las 58 parcelas que dispone en total.

 

Los huertos municipales

Los Ayuntamientos de toda Catalunya se han puesto las pilas en esta materia y han habilitado diferentes espacios destinados a los huertos urbanos. En Reus y concretamente en el barrio Gaudí, han adecuado un terreno municipal para un total de 10 parcelas en la calle Magda Folch i Solà. Estos huertos van dirigidos a personas mayores de 65 años y cuelgan de la concejalía de Ciutadania i Gent Gran. A día de hoy, hay tres parcelas vacías que, según fuentes municipales, se están adjudicando porque ya ha terminado el periodo de licitación.

Por otra parte, existen huertos municipales de carácter provisional. Ubicados en el barrio Sol i Vista, en el raval de Sol i Vista y vinculados a la Llei de Barris Immaculada-Sol i Vista, tienen como característica principal que están dirigidos a vecinos de los dos barrios. En total, hay 20 parcelas de las cuales 18 están ocupadas y otra dos se destinan a actuaciones ocupacionales con Mas Carandell.

Poco a poco, las iniciativas municipales salen a flote pero según Lampreave, «si los consistorios lo gestionan bien los huertos urbanos aún pueden crecer más. Esto es sólo el principio».

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