Despidos en tiempo de pactos

Análisis. Cuenta atrás. Sigue sin cerrarse ningún pacto a dos días de la formación del nuevo consistorio. El pleno de ayer no ocultó la tensión del momento

13 junio 2019 07:44 | Actualizado a 14 junio 2019 19:59
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Día de despidos y de fuertes emociones en el Ayuntamiento de Reus. Pero también de reproches y de tensión por la incertidumbre alrededor de la constitución del nuevo Ayuntamiento. Quedan dos días para el pleno y todavía están abiertos todos los escenarios. Una situación que juega a favor de Junts per Reus, vencedor de las elecciones. 

También ayer se celebró una nueva reunión entre ERC, PSC y la CUP que tampoco llegó a concretar nada definitivo. La suma de las izquierdas sigue siendo la  opción que tienen los republicanos y Noemí Llauradó para alcanzar la alcaldía de la ciudad, conscientes de que cualquier acuerdo con el partido de Carles Pellicer les aleja de ella. Una posibilidad, no obstante, que va perdiendo toda su fuerza por la evolución de los acontecimientos. 

Además, cada vez coge más fuerza que la dirección del partido en Barcelona vetará alianzas con partidos del 155, en este caso los socialistas, como ya ha ocurrido en otros municipios. La asamblea que los republicanos tienen prevista para hoy debería revelar qué camino quieren afrontar. Cabe recordar que la propia Llauradó dijo, más allá del pacto de izquierdas, que la otra opción pasaba por un acuerdo con Junts per Reus y la CUP.

 El pleno de ayer, el último de este mandato, sirvió, principalmente, para que los 14 concejales que no continuarán en el consistorio se despidieran. Éste, no obstante, empezó con retraso porque Carles Pellicer y Noemí Llauradó estaban reunidos. 

Durante la sesión, especialmente emotivas fueron las despedidas de los dos concejales del PP, Sebastià Domènech y Dolors Compte, que dejaban sus escaños después de que el partido se quede sin representación por primer vez en su historia. «Mi deseo es que el futuro gobierno piense en gobernar para todos los ciudadanos y no sólo para aquellos que les han votado», manifestó Domènech, que deja el salón de plenos tras más de una década como concejal.

De hecho, muchos de los ediles aprovecharon su intervención de ayer para lamentar la confrontación vivida este mandato a raíz de la situación política que vive el país. Mientras que los concejales del PDeCAT, Joaquim Enrech y Marc Arza, coincidían a la hora de asegurar que «en muchos casos las formas son el fondo y hemos tenido momentos de auténtica vergüenza», desde las filas de los exconcejales de Ciudadanos, Pepa Labrador manifestaba: «Han sido años difíciles. En el consistorio no dejo amigos pero sí algunos recuerdos rotos por la situación política y que han derivado en enfrentamientos que han trascendido de la esfera política a la personal». 

Tanto Labrador como los otros dos concejales adscritos fueron muy críticos con la dirección de su expartido y su deriva «centralista». Es más, Juan Carlos Sánchez, aseguró que son «concejales proscritos por su partido» y que se marcha con la cabeza bien alta. Los cupaires fueron los que dejaron más de lado los agradecimientos y denunciaron aspectos como que la cultura de la ciudad «está muy enferma», aseguró Mariona Quadrada, mientras que su portavoz, Marta Llorens, tachó los cuatro años de «muy complicados» y tuvo palabras de recuerdo para distintos de los miembros de su partido. 

A diferencia de otras ocasiones, el alcalde en funciones, Carles Pellicer, finalizó la sesión agradeciendo tanto el trabajo realizado por los técnicos del consistorio como por todos los concejales del plenario.  

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