Devoción por el escenario

Mònica Rincón. Inquieta y decidida, la reusense siente pasión por las artes escénicas como el teatro, el canto y la danza. Dispone de su propia compañía Souldance vigente

04 abril 2020 08:50 | Actualizado a 07 abril 2020 08:16
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Mònica Rincón (Reus, 1986) convirtió su trabajo de adolescencia en Port Aventura en un auténtico plan de carrera. Descubrió en el parque temático su devoción por las artes escénicas, una pasión que la ha conquistado, hasta el punto que hoy dispone de su propia compañía de producciones. Todo empezó con 16 años, cuando se instaló en la zona de la muralla china, con un carro y un altavoz de música ambientada del país. Allí pudo establecer relación con actores del parque y empezó a abrir camino. Sólo un año más tarde laboró como auxiliar de actor y con 18 años se atrevió ya como bailarina. Fue la más joven de la compañía en el Templo Mágico. Aquella primera experiencia se transformó en el germen de una trayectoria fascinante.

En el Templo del Fuego, ya con 20 años, se postuló para un casting en el que había que lidiar con algún peligro relacionado con columnas en llamas. A Mònica el fuego le genera pánico y cuando se enfrentó a los ensayos, una vez la habían escogido, necesitó de la paciencia de un instructor durante una hora, para adaptarse al nuevo show. Acabó encantada. De forma paralela, también ejerció como actriz en el espectáculo del oeste.

La reusense, que durante su infancia se crió en la calle Rocamora junto a sus padres, completó la formación académica inicial en el colegio Eduard Toda y en el instituto Salvador Vila-seca. Emigró a Barcelona para poder cursar Comedia Musical en la Academia Coco Comin, donde perfeccionó sus dotes en danza, canto y teatro. Barcelona, eso sí, la atrapó de forma temporal. Quería volver a casa. «Barcelona me gusta como ciudad, pero para vivir siempre he preferido hacerlo en Reus. Volví y me busqué la vida aquí», recuerda la protagonista, que desde los 3 años ya estaba decidida a bailar.

El Centre de Lectura es otro de los puntos clave en la historia de Mònica. Allí aprendió a bailar en l’Escola de Dansa y tiempos después impartió conocimientos durante ocho años gracias a Teresa Aiguadé, la directora de la escuela. Uno de sus grupos fue reclamado por Port Aventura en una Noche Blanca en la que causó baja el grupo titular. Convenció tanto el espectáculo que Gianfranco Bollini, el jefe de espectáculos, la reclamó para inaugurar un nuevo viaje. Otra vez, Port Aventura.

Precisó estrenarse como autónoma y se arriesgó. En tres años, pasó de tres trabajadores a su cargo a 20. En 2013 formó Souldance Produccions, su actual compañía. No sólo trabajó para el parque temático, ofreció espectáculos a hoteles, realizó eventos y fiestas privadas. Se le acumuló tanto trabajo que necesitó abandonar alguna actividad. «Siempre he sido muy inquieta y creo que eso me ha hecho bien, aunque haya tenido que renunciar a algún trabajo». Mònica ha colaborado con los colegios Sant Josep y Joan Rebull y ahora se va a adentrar en un curso de dirección.

La delicada situación social del instante, con la pandemia del coronavirus derrotando la actividad económica, ha provocado que Mònica Rincón se haya decidido como Youtuber para mantener al día a sus alumnas. En dos semanas ya dispone de más de 300 seguidores en su canal y uno de sus vídeos ya ha sobrepasado el millar de reproducciones. Toda una polifacética artista. «Lo que he conseguido hasta ahora lo he logrado gracias a la gente que me rodea y que me ayuda de forma constante, sobre todo mis padres, que siempre me han apoyado», sentencia una reusense con amor hacia el escenario.

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