Doce parques de Reus incorporarán juegos para niños con movilidad reducida

Con esta actuación se dará respuesta a una de las propuestas ganadoras en los presupuestos participativos 2018

31 marzo 2019 08:41 | Actualizado a 31 marzo 2019 08:45
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«Hace ya unos años que no llevamos nuestros hijos a los parques infantiles. No hay nada adaptado para ellos», explican Raquel Aliagas y Isabel Luna. Son dos vecinas de Reus con hijos con movilidad reducida y saben, de primera mano, que las ciudades no están pensadas para este colectivo. Sienten que sus hijos están excluidos, incluso del ocio, algo tan importante para cualquier menor.

Hace ya unos años que las ciudades trabajan por la accesibilidad universal, con aceras rebajadas o habilitación de rampas, pero aún quedan muchos deberes y, uno de ellos, es el público infantil. No obstante, Reus está trabajando en un proyecto para adaptar distintos parques a las necesidades de niños con movilidad reducida. Eso sí, se trata de una de las propuestas ganadoras de los presupuestos participativos 2018. Con 514 votos, el proyecto quedó en segunda posición y con una dotación económica de 100.000 euros. Los trabajos ya han sido adjudicados por un importe final de 81.085,73 euros a la empresa Oziona Soluciones de Entretenimiento SL y, ahora, el siguiente paso es empezar, en breve, la instalación de los elementos en un plazo de tres meses. En concreto, se instalarán juegos adaptados en un total de doce parques. Se tratan del de Sant Jordi, del Trenet, el de la plaza de la Cultura de la Pau, de Teresa Miquel i Pàmies, del Teatre, de Europa, de Lluís Buñuel, de Pedrol Rius, plaza de Salvador Allende Gossens, parque de la calle de Cels Gomis, el que hay entre avenida President Macià y Carreró del Gas y el parque de la plaza dels Drets Humans.

La propuesta inicial era llegar a todos los barrios de Reus, actuando en un total de quince parques. Pero, finalmente, se descartaron la plaza del Racó de l’Avi; la zona verde que hay entre las calles Frederica Montseny, avenida Doctor Fleming y la calle del Institut Pere Mata; y la zona verde entre las calles Martí Folguera y Josep Caixés. El criterio de selección fue «la concurrencia de niños a los parques, su accesibilidad y las características de los elementos ya existentes», según se describe en la memoria del proyecto. En los doce parques seleccionados se instalarán elementos adaptados, como columpios o muelles con respaldo (ver el desglose en la siguiente página), recomendados para niños de entre 2 y 12 años, según el elemento.  

«Se nos abre un mundo»

Ante este anuncio, Raquel e Isabel aseguran que se les «abre un mundo». En el caso de Raquel, su hija Martina, de 5 años, tiene el síndrome de Pitt Hopkins, una enfermedad rara que afecta el neurodesarrollo. «Martina no anda. Le encantan los columpios, pero tiene que ir ligada y en la ciudad no hay ninguno que esté adaptado», explica. Por su parte, el hijo de Isabel, Hugo, tiene 7 años y tiene una microdeleción de un cromosoma. «Le falta una parte de un cromosoma y esto se traduce en un déficit intelectual», puntualiza Isabel. Hugo sí que anda, pero debe ir cogido de la mano, «así que en los parques, poco puede hacer. Hace años que los evitamos», añade. 

Ven con tristeza que sus hijos no tengan derecho de disfrutar del ocio en un espacio público «y esto les impide poder interactuar y socializarse», añaden. Consideran que falta consciencia y, ante la futura instalación de elementos adaptados en Reus, hacen una petición: «Que se explique el uso de estos elementos. Los pueden usar todos los usuarios, pero si llega un niño con movilidad reducida, que se les dé prioridad. Necesitamos más consciencia social».

«La accesibilidad no es únicamente habilitar rampas»

El director de la Cátedra de Inclusión Social y profesor de sociología de la URV, Ángel Belzunegui, no duda en afirmarlo: «El espacio público no está pensado para las diversidades». Especializado en sociología del cambio social, Belzunegui señala que la accesibilidad no es únicamente habilitar rampas y rebajar aceras. «Hay toda una realidad olvidada, porque se debe tener en cuenta que no se trata sólo de las personas que van con sillas de ruedas, sino que hay muchas más diversidades, como son las cognitivas», añade. En el caso de los parques, Belzunegui afirma que están prácticamente todos los deberes por hacer. «No se han alcanzado los objetivos ni de lejos. Es una realidad poco conocida y nunca se ha tomado como prioritaria». Además, Belzunegui también señala que la gestión de los espacios se va complicando porque «cada vez se reivindican más diversidades funcionales». «Todos los niños tienen derecho a disfrutar del ocio. Si hay elementos y espacios adaptados a sus capacidades, podrán desarrollar su propia autonomía», añade Belzunegui, que hace una llamada a invertir más en las primeras etapas de la vida.

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