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El Aeroclub de Reus afronta los nuevos retos que plantea el sector con buena salud y con la intención de seguir creciendo. Según explica su presidente, Enric Morralla, los planes de la entidad pasan por ampliar las instalaciones con un nuevo hangar. De hecho, sólo hace falta que AENA les autorice la obra y les entregue los respectivos permisos para que puedan iniciar su edificación. Será un hangar de unos 1.200 metros cuadrados que, si los plazos se cumplen, estará listo a finales de año.
La ampliación de las instalaciones surge por un doble motivo. Primero por la necesidad de mejorar los servicios y, después, porque la entidad requiere de más espacio para las reparaciones y estacionamiento de las aeronaves. «Con el nuevo hangar, todas las avionetas descansarán bajo techo. Además, uno de los hangares los alquilaremos al Cesda para su uso exclusivo», cuenta Enric Morralla. Cabe recordar que la escuela de pilotos de Reus, que dispone de siete avionetas, utiliza como base de operaciones las dependencias del Aeroclub.
En estos momentos, la histórica entidad deportiva, sin ánimo de lucro y constituida en 1935, cuenta con 250 socios y gestiona un volumen de una veintena de avionetas. De éstas, cinco son de su propiedad como una Piper Archer II PA28 o una Diamond DA20. Pero su principal joya es una Bücker, un avión militar de 1945. El presidente apunta que ya han iniciado los trámites para adquirir una nueva avioneta para ampliar y modernizar la flota que ponen a disposición de los socios.
En este sentido, Morralla recuerda que también realizan varias actividades para aquellas personas que sientan curiosidad por el mundo de la aviación deportiva o que quieran sacarse la licencia de piloto. Una de las actividades más solicitadas son los vuelos de iniciación.
El hangar ‘de los rusos’
La última gran ampliación experimentada por el Aeroclub de Reus fue hace unos siete años con la inauguración del hangar militar, conocido como ‘de los rusos’, tras varios años de negociación con AENA. Su reconstrucción supuso un acontecimiento social para la ciudad, ya que se recuperaba una infraestructura de 2.700 metros cuadrados construida en la base militar de Reus en 1937 por una ingeniera rusa que trabajaba en el bando republicano.
