El Aeropuerto de Reus puede dar más... si le dejan

'Cuarta pista'. Aena se aleja de un sistema deslocalizado y apuesta por potenciar BCN como única vía para convertirlo en un ‘hub’

02 marzo 2020 08:52 | Actualizado a 02 marzo 2020 09:16
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El Aeropuerto de Reus vive sentenciado. Por muchas reivindicaciones que surjan, siempre tendrá muy difícil levantar el vuelo si no le dejan. Será un aeródromo de gran importancia para la economía y el turismo local, eso sí, pero no logrará romper su marcada estacionalidad ni alcanzar cifras superiores al millón de pasajeros. Tampoco parece que pueda llegar a jugar un papel protagonista en el futuro mapa aéreo de Catalunya. Y no lo digo yo, sino que es la conclusión que extraigo tras leer la última intervención del máximo responsable de Aena.   

En esta ocasión, el presidente de la empresa pública que gestiona los aeropuertos del Estado, Maurici Lucena, expresó en el Círculo de Economía los planes que tienen para el Aeropuerto de Barcelona. Estos pasarían por ampliar 500 metros su tercera pista (la más próxima al mar) para facilitar el despegue de aviones y lograr la conversión del aeródromo en un hub internacional. Según aseguró, las obras (se prevén inversiones de 1.500 millones para los próximos años) serían necesarias porque un gran centro de conexiones aéreas «no se hace con distintos aeropuertos simultáneamente», en referencia a los planes expresados de afrontar su futuro colapso descentralizando su operativa. 

Es la primera ocasión en la que Aena se aleja de convertir a Reus y Girona en la ‘cuarta pista’ del Aeropuerto de Barcelona. Desconozco los motivos para primar la centralidad y no creer que un hub también se puede lograr con un sistema aeroportuario conectado entre sí y deslocalizado, como apuntan muchos expertos. Y más aún si es más sostenible. De forma parecida piensa el Ayuntamiento de Barcelona, que alarmado por los planes de Lucena ha aprobado una moción que exige a Aena que cualquier ampliación sea «respetuosa con el medio natural». También defiende su descentralización y reclama «un nuevo modelo de gobernanza que respete la autonomía de gestión de cada infraestructura».  

No es la primera vez que el Aeropuerto de Reus sale mal parado. Ahora se cumplen dos años del anuncio que hizo el Gobierno Central prometiendo una inversión millonaria para interconectar el aeródromo de Girona con Barcelona. No sabemos qué queda de todo aquello, pero la realidad es que desde entonces las cosas no han cambiado. Seguimos sin noticias de la Estación Intermodal, fundamental para la conexión del aeródromo reusense. Por no hablar de la situación que atraviesa el mapa ferroviario y de un impulso más decidido (también debe entrar la Generalitat) para el bus público como medida para conectar con Barcelona. La llegada del Hard Rock o estudiar cambios en el nombre del aeropuerto también ayudarían a mejorar su competitividad. 

Pero no todo son malas noticias. Este verano, Reus estrenará un remodelado edificio terminal tras una inversión de Aena de 12 millones. Momento que instituciones y agentes del territorio deben aprovechar para seguir reclamando mejoras en el entorno de la infraestructura de la capital del Baix Camp para que asuma los vuelos de Barcelona y alcance cuotas superiores.

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