El Cachirulo: el cromo premium de la lotería

Fiebre. El Centro Aragonés El Cachirulo repartió 3.200 papeletas con el ‘Gordo’
de Navidad el año pasado. Este año, ha doblado y agotado sus participaciones

21 octubre 2020 05:50 | Actualizado a 24 octubre 2020 08:32
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Adquirir una participación para el sorteo de la lotería del ‘Gordo’ de Navidad con el sello de El Cachirulo se ha convertido en una misión imposible. Sus boletos son como esos cromos de oro del coleccionismo: si lo tienes eres minoría, un afortunado, porqué la dificultad de encontrarlos los hace exclusivos. Y eso que el centro aragonés, previsor, dobló el número de participaciones del año pasado de 3.200 a 6.400.

«La sociedad reusense (y de otras comunidades), vivieron la salida de las participaciones de 2020 como una estrena cinematográfica de una saga taquillera en la que si no vas el primer día, te comes los spoilers. Y con ese sentimiento y la fe de que las segundas partes siempre fueron buenas, a dos meses del sorteo ya no quedan boletos. «Las tenemos desde finales de agosto y desde el primer día ya se vendían como churros», admite José Allueva, el turolense que preside la entidad. «Siempre nos costaba mucho trabajo colocarlas todas. Era una de las labores de los asociados: patearse Reus para lograr vender las máximas posibles y así recaudar fondos para la entidad», compara Allueva, sorprendido por la rapidez con la que se han esfumado los boletos y por la fiebre colectiva por lograr una papeleta de El Cachirulo.

Este año había dos factores que podían jugar en contra: por un lado, el factor probabilidad que puede hacer pensar que la suerte no tiene porqué asomarse de nuevo en el mismo sitio; por el otro, el centro aragonés lleva cerrado desde el mes de marzo, por precaución sanitaria ante la pandemia del coronavirus, por lo que no se puede comprar la papeleta en la entidad, teniendo una vía menos de distribución. Sin embargo, «ha quedado demostrado que la gente tiene mucha fe en que vuelva a caer aquí», destaca el presidente, que ironiza sobre que «en realidad, siempre hay la misma poca probabilidad de que te toque la lotería».

Este año, el número no será el 26.590, que queda apartado en un sitio de honor por ser el primer premio ‘Gordo’ del Camp de Tarragona. Un hueco en la memoria para las cifras que dejaron una lluvia 320 de millones en el territorio (sobre todo en la capital del Baix Camp, pero también en Aragón, o en Riudecols, pueblo dónde hubo más suerte por capita, dado que El Cachirulo benefició a 70 familias de los 1.200 habitantes del municipio). Este año se sabe que la combinación acaba en uno, lo demás es un misterio. Solo aquellos afortunados, con el cromo de oro con tinte aragonés, tienen las cifras al completo.

Pendientes de arrancar

Mientras tanto, los 200 miembros del Centro cultural esperan que la situación sanitaria se arregle. El Cachirulo cerró por precaución y lleva sin poder ofrecer las actividades por las que nació desde marzo. Aún no han podido celebrar el premio con la ciudad, dado que la gestión de verificación de las participaciones les ocupó el tiempo hasta el inicio de la pandemia. De momento respiran tranquilos, con la seguridad que El Cachirulo tiene la vida asegurada muchos años más. No solo económicamente, también porque han recibido varias peticiones de nuevos socios. Una doble suerte.

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