El ‘Cafè de Reus’ reabre un año y medio después

Alrededor de las cinco de la tarde el ‘Cafè de Reus’ volvió ayer a subir la persiana. Después de un año y medio de inactividad, el histórico local de la calle del Metge Fortuny, situado tras el Ayuntamiento de la ciudad, reabrió sin perder ni pizca de personalidad y añadiendo nuevos formatos culinarios a su oferta. 

Los clientes se mostraban «contentos» con la reapertura del local. Nati, por ejemplo, cuenta que hace años, cuando salía con su actual marido, acudían al ‘Cafè de Reus’ a menudo. «Hace muchos años que venimos y nos hace mucha ilusión. A mi me gusta mucho cómo lo han dejado». 

Los trabajos de remodelación y adecuación del local no se dejan ver a simple vista. El emblemático local está intacto. Alguien que hubiese visitado el ‘Cafè de Reus’ antes de su cierre, podría entrar hoy mismo y no notar ninguna diferencia respecto a su última visita. 

Joan Urgellès, al mando del nuevo ‘Cafè de Reus’, comentaba que «sobretodo hemos limpiado y pintado el local. Los cuadros y los tapetes son los mismos». De hecho, el local parece no haber cambiado nada a simple vista, pero una minuciosa observación permite ver un decoroso estilo sumado a su carácter y personalidad clásica. 

Urgellès aseguraba al Diari que quiere que el reabierto ‘Cafè de Reus’ vuelva a ser un “nexo de unión para los habitantes de la ciudad». 

Nueva propuesta

Por la parte gastronómica, Urgellès quiere reforzar la oferta, ofreciendo los «típicos pinchos pero también aportando pinchos nuevos de nuestra creación». La propuesta pasa también para permitir al cliente cenar un buen surtido de tapas, de nuevo, las clásicas y las más modernas. 

Sobre la barra del local podía ayer apreciarse, ya, un buen puñado de pinchos listos para ser servidos a los comensales. Algunos de ellos degustaban la tortilla de patatas. «Nada que objetar», sentenciaba Nacho. 

El ‘Cafè de Reus’ cuenta también con una terraza frente al Tomàs Barberà, en plena Plaça del Mercadal. Laura y Carles, de Tarragona, confesaban que no sabían que se encontraban en un local recién inaugurado: «¡La única queja es que no hay horchata!» criticaba Laura. Carles, se mostraba contento de que «abran nuevos locales. Todo lo que sea para el ocio siempre es positivo». 

Eva se planteaba, en la puerta del local, entrar o no. «Me ha sorprendido verlo abierto. Sabía que estaban arreglándolo pero no sabía que abriera hoy». Añadía que «ahora que acaba de abrir, seguro que vendrá mucha gente a curiosear. A ver cómo ha quedado». 
Ayer por la tarde el local se fue llenando poco a poco con curiosos y clientes de toda la vida.