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El Mussart, el festival poético y literario celebró este año su décimo aniversario con más de 1.300 visitantes, lo que para su actual director artístico Francesc Cerro-Ferran es una cifra excelente.
«Es admirable que todas estas personas suban a un lugar como La Mussara por un hecho como la cultura, es una de las cosas de las que nos podemos sentir orgullosos tanto la asociación que organiza el festival como la sociedad».
Destaca, sobre todo, la llegada de numerosas personas de fuera de la provincia, de rincones de Girona, Barcelona y el norte de Lleida, que no han querido perderse la cita, «un hecho que nos anima a tirarlo adelante, para crecer en calidad».
Recitales poéticos, conciertos, conferencias, presentaciones de vinos o cenas populares son algunas de las propuestas que se han podido saborear.
Pero más allá de los actos que se programan anualmente, Cerro-Ferran defiende que lo que caracteriza este certamen es «la pasión, la ilusión con la que se organiza y unas ganas de compartir» con artistas y visitantes. Por lo que respecta a las actividades, comenta que todas se complementan. Destaca, no obstante, la conferencia inaugural que cada año da el pistoletazo de salida y que «nos proporciona las herramientas para poder entender el resto del certamen. Sin ella nos quedaríamos con una pata coja», explica.
Asimismo, el director artístico resalta la labor del Ayuntamiento de Vilaplana porque «el presupuesto del año en cultura lo destina casi todo aquí y a otro certamen que se celebra por Navidad. Que crean que la cultura es lo único que nos puede hacer mejores es muy grande, es algo muy difícil de encontrar y ellos lo continúan perpetuando con un festival abierto y gratuito».
Una esencia humana
El Mussart se caracteriza por conciertos íntimos y minimalistas y esta edición ha querido rendir un homenaje a una década de trayectoria con unos textos poéticos muy emotivos. De cara al año que viene, el director artístico apuesta por trabajar en la misma línea, abogando por la calidad.
«El Mussart tiene una esencia muy particular y hay que dotarla de más fuerza», sostiene. Y una de estas esencias es el ambiente que se crea entre artista y público ya que «cuando termina el espectáculo pueden charlar con él o ella, algo que es imposible de encontrar en otros festivales», manifiesta.
Por ello, el objetivo es conservar lo que se tiene y «hacerlo cada día mejor. No queremos competir con nadie. Somos lo que somos y nos podemos sentir orgullosos», concluye.
