El Sant Joan volverá a echar mano de la caja del Hospital de Móra para salvarse

El centro reusense debe liquidar los más de 3 millones de déficit de 2017 antes del 31 de diciembre para retirar la causa de disolución. La opción de usar reservas del equipamiento de la Ribera se utilizó en 2016 y levantó ampollas

28 noviembre 2018 09:41 | Actualizado a 28 noviembre 2018 09:43
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

La única opción que se contempla a día de hoy para salvar el Hospital Sant Joan pasa por Móra. La presidenta del centro sanitario reconoció ante el resto de consejeros en el Consell d’Administració celebrado el pasado viernes que era la única posibilidad de remover la causa de disolución. 

El Sant Joan cerró el 2017 con un déficit de 3.182.000 de euros, dinero que el gobierno reusense pretendía conseguir mediante la venta de la sociedad que gestiona el Hospital Comarcal de Móra d’Ebre, GECOHSA. Una empresa que desde abril tiene poco sentido, pues se ha acabado el contrato con el CATSalut para que Reus preste servicio en la Ribera d’Ebre. 
De hecho, las comarcas del norte de las Terres de l’Ebre, hace tiempo que reclaman gestionar sus recursos sanitarios sin las interferencias de Reus. Un escenario que se preveía factible hace unos meses. La idea era que la Generalitat, a través del CATSalut, comprase GECOHSA y diera protagonismo a los alcaldes y a los representantes comarcales de la Ribera d’Ebre en su gestión. 

Pero desde abril que la Generalitat viene prorrogando el contrato finido con Reus. La última prórroga, de hace pocos días, alarga la vida de GECOHSA un mínimo de ocho meses. Un gesto que evidencia que la empresa no será, en breve, comprada por el CATSalut. 

Absorber las reservas
Según ha podido saber el Diari, una auditoría ha tasado el precio de GECOHSA muy por debajo de los 3,2 millones de euros que necesita el Hospital Sant Joan. Así pues, aunque su venta al CATSalut pudiese cerrarse antes de final de año, continuaría faltando dinero para remover la causa de disolución. Esto es así porque las reservas no forman parte del patrimonio del Hospital Comarcal de Móra, sinó que son beneficios acumulados durante los años de gestión de GECOHSA. La Generalitat no puede pagar por las reservas, y eso hace decaer notablemente el valor de la sociedad. 

Noemí Llauradó, la presidenta del Hospital Sant Joan, volvió a poner sobre la mesa la posibilidad de retirar los 3,5 millones de euros de la sociedad de Móra para remover la causa de disolución. El dinero es del Hospital Sant Joan, y serviría para salvar los muebles y ganar tiempo, a la espera del Consorci hospitalario que debería haberse hecho cargo del equipamiento reusense el pasado 1 de enero. 

A la espera de la ira de Móra
Las reservas de Móra ya fueron utilizadas por el Hospital Sant Joan en julio de 2016 para paliar el déficit generado en 2015. Entonces se aprobó en el pleno una absorción de 4 millones de euros. 

El alcalde de Móra d’Ebre, Joan Piñol, tildó entonces la operación de «expolio». Piñol aseguraba que «el dinero de Móra es para Móra», haciendo referencia a las múltiples necesidades de inversión que acumula el Hospital Comarcal. 

Lo cierto es que el convenio firmado entre GECOHSA y el Departament de Salut, marca claramente que el responsable de hacer las inversiones en el hospital de Móra es el CATSalut. Así pues, todo beneficio económico que conlleve la gestión del centro debería poder ser utilizado por el Sant Joan si así lo decide su dirección. 

Aunque la misma Noemí Llauradó había asegurado en más de una ocasión que no se volvería a absorber ni un solo euro del Hospital Comarcal de Móra para remover la causa de disolución del Sant Joan, el escenario volverá a repetirse. 
De hecho, la medida está contemplada en el acuerdo firmado en verano para remover, contablemente, la causa de disolución. Más allá de la venta de GECOSHSA, también se contemplaba la opción, con la letra pequeña, de retirar las reservas de la sociedad. 

Un documento que, ahora, coge más fuerza que nunca, pues la medida no deberá ser aprobada por el pleno del Ayuntamiento como ocurrió en 2016. Un trámite que, entonces, elevó el debate a nivel público y provocó las iras de Móra y su alcalde. 
Todo ello tiene el visto bueno del secretario municipal y del interventor municipal, que redactaron en 2016 informes para corroborar la viabilidad de la operación.  

A pocos meses para las elecciones municipales, que se celebraran el próximo mes de mayo, a nadie parece gustarle un enfrentamiento político entre Reus y Móra. Más teniendo en cuenta los precedentes. 
La posibilidad de una guerra abierta entre las dos poblaciones, con un tono exageradamente beligerante, podría dañar la imagen de sendos alcaldes. 

Comentarios
Multimedia Diari