El barrio Monestir de Reus, harto de la basura que genera el derrumbe de la Sedera

Los vecinos de las viviendas más próximas sufren la entrada de polvo y grava, resultado de las obras. Mucho del material además ocupa parte de la via pública i deja árboles rotos y zonas peligrosas

19 mayo 2017 15:33 | Actualizado a 19 mayo 2017 15:33
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Los inicios de la Associació de Veïns Barri Monestir de Reus se remontan al año 1992 y desde su fundación Alfonso Verbel destaca como presidente. Él ha sido testigo de cómo la vecindad ha reivindicado mejoras en el barrio y ha luchado para que luzca mucho mejor, pero «algunas de las quejas que hemos formulado las estamos arrastrando durante años y no nos dan soluciones», se lamenta Verbel.

Todo está detenido, según detalla. Una de las denuncias que señala como «más importantes» es la de la Sedera. Meses después de haber finalizado el derrumbe, «continúan los mismos desperfectos, con material de obra ocupando la vía pública, el cableado del alumbrado público por el suelo y las obras sin vallar». Todo ello, genera polvo y grava en las viviendas más próximas, como es el caso de la calle de La Sedera. Las obras de la Sedera dejaron a las viviendas más próximas sin alumbrado público. «Además, la zona interior se usa incluso como pipican y algunos de los árboles que rodean el área se partieron por la mitad en su momento. Aún no han sido reparados ni sustituidos», se queja Verbel señalando la zona afectada.

Las ocupaciones

Y la lista de problemas sigue su curso. Esta vez se trata de un asunto de seguridad ciudadana en el marco de la ocupación incívica de viviendas vacías, una cuestión en la que la calle Monestir de Ripoll sobresale. «Muchas de las casas son propiedad de bancos o de propietarios que se marchan hacia segundas residencias en verano. Lo negativo de las situación es que éstas prácticas conllevan muchas veces problemas alternativos como lo son negocios de naturaleza ilegal como la venta de drogas, entre otros», dice el representante de la Associació de Veïns Barri Monestir de Reus, mostrándose apesadumbrado.

Otra de las peticiones más destacadas es la que se encuentra aún proyectada que trata sobre la urbanización de la zona pública de la viviendas de la calle Miami. «Se dice que allí se quiere realizar un carril para bicicletas, que creemos que no se amortizará, y una pilastras de hierro. Nosotros preferimos el vial de las casas tal y como está», apunta. Cabe decir, que las tres problemáticas mencionadas, acordadas en asamblea este abril, se quieren discutir abiertamente con la alcaldía, con la que la asociación vecinal ya está citada para principios del mes que viene. «Queremos volver a intentarlo, tenemos que seguir trabajando para que el barrio salga a flote, pero no tenemos muchas esperanzas tal y como están las cosas», dice Verbel.

El parque que nunca llega

Los vecinos del barrio Monestir también pidieron hace un tiempo un parque infantil, pues según dice Verbel «carecemos de uno grande y nos vendría muy bien ubicarlo en la calle Miami, donde hay mucho espacio cerca de un pequeño pinar se le puede sacar rendimiento. Llevamos pidiéndolo desde el gobierno socialista y cuando Carles Pellicer entró como alcalde, también nos lo prometió y nunca llega». Con todo, desde la asociación de vecinos se explica que tampoco se recibía apoyo de la Federació d’Associacions de Veïns de Reus (FAVR). «Por eso, hará un año que nos dimos de baja definitivamente. No creemos en ellos».

Por otro lado, los desperfectos en las calles del barrio saltan a la vista. A lo largo de algunos cruces se pueden encontrar isletas de tráfico sin sus lonas, pues han sido arrancadas a causa de su deterioro e incluso algunos bancos de asiento están rotos.

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