El barrio Niloga de Reus ya echa de menos al Mercadona

Los comercios acusan la marcha de un polo de atracción de gente y las personas mayores dicen que el nuevo ‘súper’ está lejos

16 diciembre 2017 18:09 | Actualizado a 18 diciembre 2017 11:18
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No ha pasado ni una semana de la mudanza del Mercadona del barrio Niloga a las nuevas instalaciones de Mas Mainer (a unos 500 metros de donde estaba) y comerciantes y vecinos, especialmente las personas mayores, ya lo echan de menos. Después de 23 años implantado en el barrio, este súper ha decidido cambiar de ubicación al ser imposible una ampliación por falta de espacio.

Desde el pasado lunes, existe un vacío en esta zona de la ciudad próxima a la plaza de la Llibertat que, a día de hoy, parece difícil de llenar. «En tres días hemos notado mucha menos clientela en nuestra cafetería», explica la propietaria de Can Valero, quien añade que «a nosotros nos iba muy bien tenerlo al lado porque comprábamos el género. Había mucho movimiento y lo notábamos, por ejemplo, con los desayunos de gente que venía a comprar o de maridos que esperaban en nuestro bar a que sus mujeres llenasen el carro».

Ibrahim abrió una zapatería hace un mes y medio a escasos metros del antiguo Mercadona, en la calle Castellvell. A día de hoy tiene claro que «como siga pasando por aquí la misma gente que esta semana, muchos negocios no vamos a aguantar. Cuando estaba el Mercadona, el movimiento de peatones era mucho más grande y siempre había alguien que se fijaba en tu escaparate y entraba en la tienda. Desde el lunes no pasa casi nadie».

Un 30% menos de ventas

Otro que ha notado el cierre del supermercado es Koumali Khalid, dueño de una frutería que está justo al lado de la puerta del viejo ‘súper’. «Las ventas han bajado esta semana un 30%. Los clientes de toda la vida del barrio siguen viniendo a comprar, pero hemos perdido los de paso, los que venían por el Mercadona y ahora no lo hacen», explica. Este comerciante tiene muy claro que «el estar junto al supermercado nos beneficiaba, porque la competencia llama a la gente. Había muchas personas que venían al Mercadona, pero la fruta y la verdura me la compraban a mí».

Pero entre el sector comercial del barrio Niloga no todo es pesimismo. Algunos negocios, como es el caso del Gigante del Colchón, consideran que «no se sabe cómo nos va a afectar el cierre de este supermercado. Es lógico que ahora pase menos gente por la zona, pero prefiero ser positiva y pensar que, por ejemplo, podemos ganar en movimiento de personas que de desplacen desde el centro de la ciudad hasta el nuevo Mercadona que ha abierto», comenta una empleada de este comercio.

¿Y los vecinos qué opinan? Angelina Pla, presidenta de la Associació de Veïns del Barri Niloga, reconoce que «se nota menos movimiento por el barrio. Aunque el nuevo Mercadona está cerca, para la gente mayor es un palo tener que atravesar la avenida Onze de Setembre. Antes lo tenían más a mano y ahora es un inconveniente para ellos tener que ir cargados desde la avenida».

Tanto vecinos como comerciantes coinciden en que estos problemas se acabarán en el momento en que otro supermercado se implante en el local que ha dejado vacío el Mercadona. De hecho, el rumor sobre la llegada de otro ‘súper’ es bastante fuerte y las especulaciones sobre el nombre del nuevo inquilino del local están a la orden del día.

Ubicación cercana

Desde Mercadona se sorprenden, gratamente, de que el barrio Niloga ya les esté echando de menos. Acostumbrada a las críticas del comercio local que tienen que soportar cuando se implantan en cualquier ciudad, la firma valenciana ve ahora cómo su presencia es valorada como un importante polo de atracción. Pero las circunstancias son las que son y, en el caso del supermercado del barrio Niloga, «era imposible su ampliación. Nuestra primera opción siempre es ampliar el negocio, pero no se podía. Entonces siempre optamos por buscar una nueva ubicación lo más cercana posible a la que había. Y este ha sido el caso, ya que hemos abierto a unos 500 metros», comentan fuentes de la empresa.

A la espera de que otro supermercado pueda instalarse en este local, Mercadona sigue pagando su alquiler mientras lleva a cabo los trabajos de desmantelamiento.

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