El barrio Sol i Vista de Reus alerta del peligro de derrumbe de una casa en ruinas

Los vecinos lamentan que el edificio está en estado crítico y piden que se solucione lo antes posible. El barrio también reclama que se desencalle el proyecto de la Llei de Barris, que está en ´standby´ desde hace años

19 mayo 2017 17:11 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:55
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En el barrio Sol i Vista se respira un ambiente familiar. En estas calles ubicadas junto a la carretera de Alcolea viven alrededor de 600 personas. La mayoría son vecinos de toda la vida. Es como un pequeño pueblo dentro de Reus que tiene un peso destacado en esta zona de la ciudad, pero que a menudo se queda fuera de grandes inversiones. Desde la asociación de vecinos ponen sobre la mesa esta situación, «aunque últimamente parece que el Ayuntamiento nos hace un poco más de caso y responde más deprisa a nuestras peticiones», señala la presidenta de la entidad, Ana Belén Castaño.

Uno de los temas que más les preocupa es una casa en ruinas del arrabal de Sol i Vista que está a punto de hundirse. «Es peligroso. Un día de estos se va a derrumbar Hace tiempo que insistimos y los techos ya no aguantan. Los niños se meten aquí a jugar; ya la llaman la casa del misterio. Deberían actuar para evitar que se caiga», señala Castaño. Recuerda que recientemente se han reunido con el Ayuntamiento y que las intenciones de los responsables municipales, en este caso, parecen buenas. «Nos han dicho que actuarán para solucionarlo y esperamos que así sea. Pero deberían hacerlo lo antes posible», apunta Castaño.

En el barrio también llevan años esperando que se desarrolle la Llei de Barris. Pero el momento nunca llega. Inicialmente, recuerda la presidenta de la Associació de Veïns, estaba previsto destinar más de doce millones de euros entre Sol i Vista e Immaculada. «Y ahora lo van a dejar solo en dos, por lo que se replantearán las actuaciones», explica.

Todavía recuerda la angustia que sufrieron hace más de seis años, cuando algunos vecinos estuvieron cerca de perder sus casas a raíz de unas expropiaciones previstas para construir viviendas de protección oficial. «Querían derribar casas de toda la vida. Iban a dejar sin hogar a gente mayor, con pensiones de apenas 300 euros, y rehipotecarles la vida para pagar unos pisos que no habían pedido», recuerda la representante vecinal. Así que en cierto modo valora positivamente que, de momento, esto haya quedado en nada y las dimensiones del proyecto sean menores. Pero insiste en la importancia de que se materialice la actuación, se mejoren las calles y se dé el anhelado lavado de cara al barrio.

Los huertos urbanos también están en transición. Puestos en marcha hace años en el marco del Pla de Barris y habiendo protagonizado incluso acciones solidarias, ahora están en standby. Los vecinos explican que en los últimos años se han encargado de ello como han podido, pese a no estar 100% acondicionados. Pero en septiembre quedó todo paralizado y dejaron de cultivarlos a la espera de trasladarlos a otra área y retomar su actividad. Y es que con las obras del campo de fútbol del Reus, el espacio ha tenido que redefinirse. Piden que les mantengan más informados sobre esta actuación, porque «nadie nos dice nada de estas obras, cuando afectan a nuestro día a día», lamenta Ana Belén Castaño.

Mejoras en el parque infantil

En el barrio hay un parque infantil de grandes dimensiones donde cada día se reúnen decenas de niños. Pero desde la asociación de vecinos lamentan que, bajo el puente que hay en los columpios, el agua se embalsa muy a menudo, cuando llueve con intensidad. «Esto supone un peligro para los niños. Podrían caerse y tendríamos un disgusto», lamenta Lorena Martín, otra integrante de la junta de la entidad vecinal. Es un tema que les preocupa, pero parece que está en vías de solucionarse. «En la última reunión, desde el consistorio nos dijeron que mirarán de hacer algo. O al menos tratarán vallarlo. A ver si es verdad y cumplen», afirman los vecinos.

Y es que el parque es uno de los grandes espacios del barrio, punto de encuentro de pequeños y mayores. Ubicado justo en frente de la residencia Roger de Llúria, inaugurada hace apenas unos años, no es solo un espacio de juego para los más pequeños, sino que muchos ancianos salen a pasear con sus familiares cuando van a visitarles. .

Otra de sus peticiones históricas es la de conseguir un pabellón deportivo en la Escola Cèlia Artiga, que esté también abierto a toda la ciudadanía, de este barrio y de otras zonas cercanas. «Ahora hay un barracón pero es pequeño. Apenas cabe gente y los niños tienen que practicar deporte en la calle, incluso en los meses de invierno», lamentan desde la entidad vecinal. Insisten en que si se construyera, supondría una gran mejora.

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