El espíritu navideño de Dickens se sube al escenario de la Sala Santa Llúcia

Jordi Francesch protagoniza la adaptación de Francesc Cerro de ‘Un conte de Nadal’

30 julio 2019 20:50 | Actualizado a 19 diciembre 2019 12:57
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El señor Scrooge es un hombre tacaño y solitario que solo piensa en ganar dinero. Una víspera de Navidad recibe la visita del fantasma de su antiguo socio, muerto años atrás, que le cuenta que, por haber sido avaro en vida, toda su maldad se ha convertido en una larga y pesada cadena que debe arrastrar por toda la eternidad. ¿Quién no conoce la trama de este clásico literario de Charles Dickens? El director y dramaturgo reusense Francesc Cerro-Ferran ha cogido el texto y ha hecho su propia adaptación traducida al catalán: Un conte de Nadal. Este sábado, a las 21.00 horas, la llevará al escenario de la Sala Santa Llúcia de Reus con el actor Jordi Francesch.  

«Es una versión altamente fiel al texto original, mantiene toda su esencia. En este caso, la historia está contada e interpretada por un solo personaje -un narrador-, que explica toda la acción, vicisitudes, peripecias y ocurrencias de los personajes principales del cuento: el viejo usurero Ebenezer Scrooge, su escribiente Bob Cratchitt y las visitas inesperadas de los tres espíritus», explica Cerro-Ferran.

Como todas las obras universales, esta novela corta publicada en 1843 no pasa de moda. «Es una historia llena de vida y buenos sentimientos. Un mensaje necesario y optimista en momentos como los que estamos viviendo actualmente», señala el reusense. 

 apunta: «El espectáculo transmite al espectador el verdadero sentido de la Navidad: la indiscutible necesidad de sentir un estado de proximidad en torno a los nuestros y al mundo que nos rodea, apelando a los buenos sentimientos y la capacidad que todos tenemos de hacer un mundo mejor».

Segundas oportunidades

La función, apta para todos los públicos «a partir de 9 o 10 años», habla de emociones comunes: «La capacidad y a la vez la incapacidad para querer y ser queridos, para perdonar y ser perdonados, la soledad y, sobre todo, el derecho a las segundas oportunidades que todos tenemos en esta vida».

Cerro-Ferran describe a Dickens como un gran pintor del alma humana, un retratista del corazón del hombre, que alberga dentro de sí los miedos y los mejores sentimientos y los administra tan bien como puede, con sus aciertos y sus fracasos. «Dickens, bajo la pátina de un cuento amable, representa los grandes motores que mueven el mundo, los sentimientos y las contradicciones que nos hacen humanos y que nos llevan, a veces, a situaciones excepcionales que nos permiten tener un aprendizaje vital», concluye.

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