«El éxito es no cuestionarse quién ha hecho el trabajo»

Entrevista | La asociación hace 40 años que trabaja para la inclusión de las personas con discapacidad intelectual, ofreciendo una salida laboral, pero también de ocio

27 febrero 2020 08:30 | Actualizado a 01 marzo 2020 17:08
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El Taller Baix Camp acaba de cumplir 40 años. ¿Cómo ha cambiado durante este tiempo la vida de las personas con discapacidad intelectual?

Antes, estas personas básicamente estaban cerradas en casa, no salían y no tenían ningún tipo de recurso asistencial ni laboral. Durante este tiempo se ha trabajado hacia la inclusión, para que puedan gozar de una vida más normal, aunque, al fin y al cabo, ¿qué es lo normal?

¿Cómo nace la asociación?

Se puso en marcha en 1979 a raíz de la voluntad de un grupo de familias con hijos con discapacidad intelectual. Querían tener recursos para que sus hijos pudieran llevar una vida lo más normal posible. Cabe recordar que, entonces, no existía ningún tipo de recurso asistencial ni laboral. El Taller Baix Camp nació inicialmente con una vocación más ocupacional, realizando tareas sencillas y, poco a poco, ha ido creciendo. A finales de los 80 es cuando las administraciones empiezan a generar los servicios públicos de atención a las personas con discapacidad intelectual y es cuando empiezan a crearse los centros ocupacionales de forma estructurada. Catalunya ha sido pionera. Cada vez se ha trabajado más hacia la integración social y laboral, pero también hacia la plena autonomía, con la creación de hogares/residencias y también a través del ocio.

¿Qué valores aportan las personas con discapacidad intelectual en una empresa?

Suelen ser más disciplinados. Si les explicas cómo deben hacer un trabajo, la hacen a la perfección. Son buenos, sobre todo, en tareas manipulativas y repetitivas. Lo que no puedes es pedirles que tomen decisiones, porque les genera cierta angustia. Tienen también la necesidad de demostrar que son personas válidas y están motivadas.

¿Las empresas tendrían que creer más en este perfil de persona?

El objetivo final de un centro especial de trabajo, como el nuestro, no sería que las personas se queden aquí, sino que tendría que ser un espacio de transición hacia la empresa ordinaria. Sin embargo, se ha convertido en una utopía. Por una parte, la mayoría no querrían irse de aquí, porque ya tienen su grupo de compañeros, saben cómo se hace el trabajo... Por otro lado, venimos de un periodo con un índice de desempleo de alrededor del 20%, lo que complica las cosas.

¿Qué dicen las empresas?

Desde hace un tiempo nos estamos encontrando que cada vez se pide un nivel de especialización mayor y de capacidades transversales, lo que dificulta que una persona con discapacidad intelectual pueda acceder a este puesto de trabajo. De forma indirecta se está excluyendo que una parte de la población pueda acceder a determinadas oportunidades.

¿Qué proyectos tenéis en marcha?

En el centro especial de trabajo tenemos unos 150 clientes. Tuvimos una situación muy complicada hace un par de años, con la desaparición de Industria Rodríguez. Nos afectó porque teníamos prácticamente a 40 personas trabajando. Replanteamos la situación y nadie se ha quedado al paro. Por otro lado, también trabajamos con administraciones públicas, como los Ayuntamientos de Reus, Salou, Cambrils o Vila-seca. Unos contratos que mayoritariamente son de señalización viaria o jardinería pública.

Es importante visibilizarse...

Es por este motivo que nos gusta trabajar fuera del centro. Esto normaliza y visualiza el trabajo de calidad que se hace. El mejor éxito es que nadie se cuestione quién ha hecho el trabajo.

¿Retos para este año?

El mismo de los últimos años: mantener todos los puestos de trabajo.

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