El sesgo de retrospectiva

Diario de un confinado. Felipe VI habló sobre la epidemia del virus y calló sobre la peste que ha contagiado la corona

19 marzo 2020 12:03 | Actualizado a 19 marzo 2020 12:09
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De los cuatro días que llevo confinado, ayer fue el más perjudicial para la salud, no por ningún ataque vírico, sino por la cantidad de horas sentado delante de la tele. Cuando se viven circunstancias históricas no hay que escatimar esfuerzos para seguirlas atentamente, aunque la impresión final fue que podía haber invertido el tiempo en mejores causas, tipo la limpieza de la casa, como me pareció entender que insinuaba mi mujer.

Pero esta conclusión está mediatizada por el sesgo de retroperspectiva, ese fenómeno cognitivo que citó Pedro Sánchez para simular que hacía autocrítica. Según el citado efecto, cuando se conoce el desenlace de un asunto se tiende a creer que se podía haber predicho el resultado anticipadamente.

Pero lo mejor vino después, ya que Sánchez concretó la autocrítica aplicándola a China y Francia. Menudo crack. Está claro que para el Gobierno es un anatema reflexionar sobre si se habrían tenido que cerrar Madrid o prohibir las manifestaciones del 8-M. Al presidente hay que reconocerle, eso sí, que sus juegos de manos son más creativos que los de Pablo Casado, cuyas frases más solemnes estaban plagiadas –¡huy, perdón!– de un célebre discurso de Churchill.

El plato fuerte televisivo llegó en sesión de noche, amenizado con sonido ambiente de cazuelas. Según el programa, el Rey iba a dirigirse a la nación por el coronavirus. De los dos temas  a los que podía referirse este enunciado, Felipe VI habló sobre la epidemia del virus y calló sobre la peste que ha contagiado a la corona.

Es evidente que a la audiencia le preocupa más la primera, pero si el que habla es el Rey seguro que le habría interesado más la segunda. Sobre todo porque tiene más conocimiento de causa respecto a una que a otra. Y su papel en la resolución del problema también es más relevante en una que en otra. Y porque, en definitiva, en televisión no se puede competir contra el morbo. 

Tampoco creo que defraudase a nadie, porque todos intuíamos que el discurso iba a discurrir así. El sesgo de retrospectiva, que diría Sánchez.
 

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