Entidades vecinales de Reus quieren más comercios en sus barrios

Las asociaciones del Fortuny, Gaudí y Sant Josep Obrer piden más servicios para que los clientes hagan la compra en sus zonas y así reactivar la economía en tiempo de Covid-19

06 septiembre 2020 06:48 | Actualizado a 08 septiembre 2020 07:53
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La pandemia ha hecho estragos a distintos niveles y las tiendas de los barrios periféricos son unas de las principales afectadas por ello. En numerosos casos, además, no pueden abastecer la demanda de la vecindad que, precisada por otros productos de consumo, se ve obligada a desplazarse hasta las grandes superficies. Así pues, ¿cómo sobreviven las tiendas de proximidad durante la crisis? ¿La vecindad compra en el comercio de proximidad? Y, ¿qué sucede con aquellos negocios que no ofrecen un servicio de carácter imprescindible?

Hemos querido averiguar qué ha sucedido con algunos negocios de los barrios Gaudí, Fortuny y Sant Josep Obrer, al llegar la crisis provocada por el Covid-19 y cómo se las arreglan en la actualidad. 

A primera línea

La presidenta de la asociación vecinal del barrio Gaudí, Maria del Mar Escoda, recuerda que «durante el confinamiento, gran parte de nuestros negocios locales dedicados a la venta de comestibles o a la salud mantuvieron sus puertas abiertas con todas las garantías. Es un esfuerzo que agradecemos». 

Es el caso de Gerard Sans, a cargo de la farmacia que abastece al barrio. «Hemos permanecido abiertos todo este tiempo. Ha sido una experiencia dura y hemos tenido el doble de trabajo porque venía (y llamaba por teléfono) mucha gente desinformada y preocupada, tanto del barrio como de fuera de éste. La vecindad nos lo ha agradecido y eso es importante para nosotros», expresa Sans. Han tenido que encargarse de dirigir a mucha gente y han cubierto «las necesidades a las que la actuación médica no ha llegado», resume. «Quisimos ser extremadamente rigurosos al adquirir mascarillas a proveedores de confianza», expresa Sans.

Desde la asociación vecinal apuestan por promover campañas que incentiven el comercio de proximidad, «pero algunas veces tenemos que salir fuera del barrio a por lo que nos falta», completa Escoda, y añade: «Nos esforzamos por estar pendientes de los comerciantes y saber qué es lo que necesitan. Hablando con dueños de los bares, hemos visto que están muy condicionados con todo, están preocupados». Escoda contabiliza, aproximadamente, ocho comercios abiertos en el barrio y, obviando algún caso en concreto, «no hemos notado un cierre masivo a raíz de la llegada del coronavirus», dice. Por otro lado, y como entidad, no se atreven a retomar la actividad social del centro cívico.

Desde la AAVV del barrio Fortuny, Cori Balanyà observa que «la vecindad hace más actividad dentro del barrio últimamente y el buen tiempo y la amplitud de las terrazas ha ayudado». «He visto crecer el barrio y queremos trabajar por reactivarlo, animar a jóvenes emprendedores para hacer resurgir la actividad comercial,si hay más servicios, se hará más vida en el barrio», resuelve. Y es que los pequeños empresarios que no han proporcionado un servicio relacionado con la salud, la alimentación o la restauración,  lo han tenido complicado: han tenido que echar mano de ahorros o bien han tenido que cerrar.

Los negocios no dedicados a la salud o a la alimentación han sufrido más por la crisis

Gloria Marín, de la tercera generación al cargo de la Librería Marisa del barrio Fortuny, explica que «por suerte, el negocio familiar se mantiene porque vendo lotería». «Las quinielas y las primitivas me han salvado», reconoce. Con lo que la solución, al menos ahora, es encontrar una ocupación que tenga salida. «Este verano la facturación ha sido más floja, no se venden revistas, y con los colegios cerrados no he cerrado ventas de material educativo. La clientela fija es mayoritariamente del barrio», explica.

Numerosos negocios del barrio Sant Josep Obrer, mayoritariamente bares, se han mantenido en activo. «Ha habido gente que lo ha llevado bien y otra que no tanto. Los bares siempre tienen gente. Hemos visto que los vecinos se desplazan menos y se quedan en el barrio. Nos mostramos positivos con los negocios. Además, tenemos supermercado cerca», expone por su parte el presidente de la asociación Primero de Mayo, Eduardo Navas. 

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