Eva Soriano: «No te metas con mi coño porque te puedo matar»

Entrevista. «Voy a hacer lo que me salga de la manzana». Este es uno de los lemas del espectáculo de la humorista reusense ‘El pecado de Eva’, todo un éxito en el Palacio de la Prensa de Madrid

31 julio 2019 06:00 | Actualizado a 08 agosto 2019 07:51
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A Eva Soriano (Reus, 1990) ya se la conoce como una ‘malota del humor’. Se ha convertido en una de las cómicas más virales, tras reivindicar a capa y espada el placer sexual femenino, más en concreto del cunnilingus. Abanderada del ‘coñunismo’, habla de ello sin tapujos, como si estuviera de guateque charlando con unos amigos. Esta última temporada ha destacado sobre todo en la tele en Las que faltaban (Movistar+) y Ese programa del que usted me habla (La 2), con su monólogo teatral El pecado de Eva y ahora en verano colabora en La ventana de la SER.

¿Cómo llega a vivir del humor?

Llegué a Madrid en 2014 para estudiar arte dramático. Desde un principio todos los papeles que me daban iban a la comedia. Y aunque nunca había hecho un monólogo me apunté a un concurso, hice el texto la misma tarde y pasé a la final. Decidí apartar la interpretación y centrarme en el monólogo cómico. Junto a dos compañeros, Fran Pati y Diego Daño, hacíamos Golfos Comedy, un show de veinte minutos cada uno con la idea de profesionalizarnos un poco más. Íbamos cada semana a micros abiertos. Todo esto lo compaginaba con diferentes trabajos.

Luego estuvo en el programa de otro reusense como Andreu Buenafuente.

En febrero de 2018 me contratan en Late Motiv y estoy unos dos meses con una sección en el programa. Fue un impás en mi carrera como humorista porque me llamaron para actuar en muchos sitios y me permitió dejar el curro en una inmobiliaria. Tuve que ampliar mis actuaciones, de veinte minutos pasé a monólogos de una hora con bolos por el País Vasco, Cáceres, etc. Así de pueblo en pueblo se forjó El pecado de Eva.

«No tenía la pretensión de que el ‘coñunismo’ fuera un grito o bandera del feminismo, pero me alegro de ello y ahora es la estrella de mi show»

Habla del sexo sin filtros.

Hay otras cómicas que también hablan del sexo sin tapujos. Pero es lo que hago en mis espectáculos. Hablo como si estuviera en un grupo de amigos. De eso va mi show El pecado de Eva. De cómo me va la vida. Habló de mis movidas como si delante tuviera a un colega. Son cosas que le pasan al resto del mundo, como irte a vivir sola. Es lo que busca el espectador, que se empatice con él. Al final, creo una ficción que no lo es tanto porque también es la vida de muchas personas.

Ha entrado en el humor con fuerza, cuando era un mundo tradicionalmente de hombres.

En el sector audiovisual la mayoría de los cómicos eran hombres. Pero ha florecido una ola feminista que me ha beneficiado, porque cuando se han buscado chicas yo estaba trabajando. Era necesario meter a mujeres en el formato de la comedia porque venimos de una época en que no se nos daba la oportunidad de desarrollarnos, ni dar el paso a la pantalla, ni que el público conociera chicas graciosas para romper el cliché de que no tenemos gracia. Hay que separar el género del humor. Te puedo gustar más o menos, pero no es algo exclusivo al código genético del hombre.

«Hay que separar el género del humor. Te puedo gustar más o menos, pero no es algo exclusivo al código genético del hombre»

Ha acuñado el concepto del ‘coñunismo’, que le ha dado un buen empujón.

El hecho de salir en La resistencia de David Broncano, que lo vio un público joven, hizo que se viralizara mucho en las redes sociales. Hasta el punto que Álvaro Ojeda me escribió un mensaje hiriente en twitter. No tenía la pretensión que fuera un grito o bandera del feminismo, pero me alegro de ello. A partir de ese punto me llamaron para hacer muchas más actuaciones. Ahora el ‘coñunismo’ es la estrella de mi monólogo y a la gente le gusta. Hace ilusión que algo que has creado sea tan significativo.

¿Qué reivindica el ‘coñunismo’?

El ‘coñunismo’ es algo que he creado para reflejar la desigualdad del sexo oral femenino. Había muchos chistes sobre la versión masculina, pero no de la femenina. Era una injusticia, como si tuviera un papel secundario, que no lo es. Nosotras tenemos nuestras fantasías. No se da voz a la mujer sexualmente liberada. El ‘coñunismo’ es un grito de: «Aquí estamos y somos sexualmente activas, independientes e igualmente válidas para decir lo que nos gusta y no hacer lo que nos dice un tío». Así que ojo con meterte con mi coño porque te puedo matar.

«Ahora mismo estamos en una caza de brujas, en busca de polémica con lo que decimos y nos buscan las cosquillas con cualquier cosa»

Hay mucho ofendido. ¿Dónde están los límites del humor?

Es un tema peliagudo. Depende de la persona está en un sitio u otro. A veces me he censurado cosas, por si lo que le hace gracia a uno le afecta a otro. Yo creo que tengo bastante sentido común dentro de lo que cabe. Si a alguien le sienta mal, le pido disculpas. Siempre lo hago desde el humor y la ironía pero entiendo que no puedo gustar a todo el mundo. Estamos en una caza de brujas, en busca de polémica con lo que decimos. Nos buscan las cosquillas con cualquier cosa. Pero forma parte de este trabajo, como que a un minero se le pudran los pulmones en la mina...

-en este punto Eva empieza a reflexionar sobre a posibilidad física de que se puedan pudrir los pulmones, imposible de reproducir-.

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