«Hemos mostrado un Trapezi vivo y seguro»

Cultura ‘adaptada’. El concejal celebra el reajuste del festival de circo, que ha tenido un «poso pedagógico» y «más reflexivo». Hace balance, también, de la gestión cultural realizada este año

21 diciembre 2020 08:50 | Actualizado a 22 diciembre 2020 08:35
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El concejal de Cultura y Política Lingüística, también al frente de la cartera de Educación en el Ayuntamiento de Reus, Daniel Recasens, habla, entre otros temas, sobre la reformulación del Trapezi y la creación de sus dos formatos nuevos en la última de sus fases: por un lado está el dedicado a las escuelas –Trapezi a les escoles–, que se prolongó hasta el pasado viernes con espectáculos de formato reducido y que contó con la implicación de 14 compañías, que actuaron en 30 espectáculos y en 12 centros.

Por otro lado, está el dirigido a salas con números artísticos de gran formato –Trapezi per Nadal en el Teatre Bartrina y el Bravium Teatre–, en el que han participado (y participan) cinco compañías. La programación finalizará este miércoles. Además, hay un par de espectáculos, La Fem Fatal y Pistacatro, que se han reprogramado para la edición de 2021.

¿Cómo valora la creación de los dos últimos programas del Trapezi?

Antes de todo, hay que decir que el último aplazamiento del Trapezi supuso un jarro de agua fría para todos. Fue un golpe muy duro debido al recrudecimiento de las medidas restrictivas por el Covid.

Fue importante hallar la forma de retomarlo, sobre todo dar con la solución. Teníamos un compromiso con la ciudad a nivel de concejalía, y más teniendo en cuenta que el año que viene se celebrarán 25 años del Trapezi. Eso añadía cierta presión, por no hablar del compromiso con el sector y las compañías.

Habíamos dicho, en todo momento, que respetaríamos la esencia del Trapezi. Esa voluntad supuso interactuar con muchos grupos: la asociación de profesionales del circo, las compañías –por tanto, dirección artística–, los partners… Había que dar con un encaje total.

Transformarlo todo y llevarlo a las escuelas y teatros ha funcionado. Hemos enlazado entornos seguros: la cultura y la educación, además del teatro. Visto así, respiramos más tranquilos, porque una de las líneas del Trapezi era captar nuevos públicos, apostar por el público familiar y repartir el espectáculo por toda la ciudad. El formato en las escuelas ha encajado con la vertiente pedagógica que andábamos persiguiendo desde hace mucho. Creemos haber encontrado cierto equilibrio.

Sin el Covid no hubieran existido estos formatos. ¿Han observado algunas ventajas?

No hubieran existido, no. En cierto modo sí que las hemos observado. Quisimos respetar la filosofía que decíamos: que el Trapezi llegara a cuantos más espacios de la ciudad, mejor. Ese rasgo ya lo habíamos tenido en cuenta (colocando una carpa en Mas Iglesias), pero no pudiendo brindar un evento presencial, lo que realmente se ha evidenciado este año es el poso pedagógico.

La virtualidad, por otro lado, nos ha permitido estar ‘en todas partes’ y la ciudadanía reusense ha podido elegir si quería seguir la Fira de Circ de Catalunya de cerca y en fases distintas. Hemos podido llegar a la sociedad por diferentes vías. Con estos nuevos y últimos formatos, hemos mostrado un Trapezi vivo, presente y seguro.

Este año, además, ha seguido habiendo un espacio profesional, presente desde siempre en el Trapezi. Sin embargo, esta vez se le ha añadido un factor más reflexivo sobre el circo y el mundo del arte, porque se habló del momento en el que se encontraba el sector, uno inédito.

¿Tendrán continuidad estos programas?

No exactamente. La vertiente pedagógica es el factor que viene para quedarse. Seguiremos trabajando con espectáculos del Trapezi al alcance de toda la ciudadanía. Es importante que, a lo largo del año se hable y se disfrute del circo, y no solo cuando haya Trapezi.

Lo importante es seguir potenciando una programación estable de circo en la ciudad, una tarea que ya desempeñan los teatros. Hay un plan de impulso del circo, en el que también participamos como gobierno. En este contexto estamos obligados a hacer una lectura positiva para seguir adelante. De la riqueza de formatos estamos aprendiendo mucho y seguiremos adelante.

¿Cómo han recibido las escuelas esta reformulación del Trapezi? ¿Y la ciudadanía?

En el caso de los más pequeños, el impacto se traduce a lo que éstos les transmiten a sus familias. En términos generales, no ha habido una respuesta negativa en masa, que ya es mucho. Ha sido un proceso extraño, no podíamos hacer un gran promoción del Trapezi debido al contexto sanitario actual. Lo que sí podemos decir, en el caso de las escuelas, es que han reaccionado bien.

Los equipos y las compañías, por su parte, han respondido muy bien con el público infantil. Sienten que tiene sentido lo que están haciendo. Ahora estamos viendo la modalidad del Trapezi en los teatros. Somos plenamente conscientes de que los teatros han hecho un esfuerzo para incluir los espectáculos de circo en su agenda ya cerrada. No nos preocupa tanto que se vendan entradas, sinó que haya gente que al menos este año que pueda ir a ver algo de Trapezi.

Dejando a un lado el Trapezi, ¿qué balance hace de la gestión hecha para garantizar la ‘cultura segura’ que defienden?

Hemos tenido un año con muchos altibajos, mucho estrés e incertidumbre, tanto en cultura como en educación. Desde el momento en que todo se torció, por decirlo de algún modo, la máxima siempre fue cumplir con lo siguiente: ‘si se puede hacer, hagámoslo y pongámonos a trabajar’, aunque siempre con plan A, B y C. Todo ello, no podría haberse cumplido sin un equipo dispuesto detrás. El equipo de fiestas y festivales, teatros, bibliotecas… Gente que demostró estar ahí en una situación impredecible. Esa capacidad de trabajo percibida también la considero ‘cultura segura’. La finalidad ha sido mantener algo de programación. En la mayoría de casos ha habido consenso y cuando no, lo hemos dicho y nos hemos adaptado.

Pusimos en marcha, además, el proyecto Bartrina en varios espacios, en un momento en el que estaban prácticamente cerrados; impulsamos un proyecto especial para un formato de pocos espectadores. Es decir, si decimos que la cultura es esencial, la tenemos que reconvertir para que así sea. Hemos visto muchos esfuerzos recompensados, aun sabiendo que el trabajo hecho podía no servir de nada.

Han sido muchos cambios, fiestas mayores adaptadas, festivales suspendidos, el apoyo a un carnaval diferente…

Las circunstancias en muchas ocasiones nos han obligado a avanzar. La gestión que hicimos de Sant Pere nos marcó las directrices de cómo teníamos que actuar en las fiestas de Misericòrdia. Tuvimos que evolucionar: es decir, todo lo que no pudimos hacer anteriormente, mejorarlo y ampliarlo. En el fondo, todo es planificación. Hemos mantenido cierta coherencia desde el principio y eso continuará siendo así.

¿Cree que podrían haber hecho algo distinto en la gestión cultural, en términos generales?

Creo que hemos ido aprendiendo. Ha sido muy necesaria cierta resiliencia: esa capacidad de adaptarse a las nuevas situaciones, que han cambiado constantemente. Eso es imprescindible. Cerraremos este año muy cambiados y, cómo más rápidamente nos sepamos adaptar, mejor.

En términos de educación, también ha habido mucho que hacer: planes solidarios en marcha e iniciativas de espacios abiertos como alternativa a los equipamientos educativos. ¿Cómo lo ha vivido?

Hemos trabajado para que los estudiantes tengan oportunidades y que sientan la ciudad suya. Hemos mantenido nuestra lucha en contra de la segregación escolar y para poder mantener la educación durante todo el año. Nos adherimos por eso al proyecto ‘Ciutats Educadores’ donde gobierno local y sociedad se implican para trabajar juntos.

También nos sumamos al proyecto ‘Eduació360. Educació en temps complet’, una iniciativa de ámbito social, político y pedagógico para impulsar un cambio en el modelo educativo. En ésta, se integran aprendizajes y la educación conecta a la escuela y a las familias, con todos los recursos y activos de la ciudad. Es decir, poniendo al servicio de los más jóvenes todos los espacios de la ciudad para así trabajar en un objetivo común: el de formarlos a todos dignamente.

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