Instalan un barracón en la escuela Prat de la Riba de Reus por la falta de espacio

La ampliación del comedor escolar ha obligado a eliminar un aula. Los padres critican la falta de información

28 agosto 2018 18:47 | Actualizado a 01 septiembre 2018 14:43
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El Departament d’Ensenyament ha colocado un barracón en el patio de la escuela Prat de la Riba. La decisión se ha tomado para no perder espacio lectivo, después de que, durante el verano, se haya ampliado el comedor escolar, lo que ha comportado la desaparición del aula de música. 
Los padres de los alumnos que estudian en la escuela recriminan al Departament la falta de información. Algunos aseguran al Diari que se han encontrado con un barracón en la escuela sin que nadie les haya avisado. Consideran que un centro como el Prat de la Riba, con más de cien años de historia, está realizando «un paso hacia atrás» en la calidad de sus instalaciones. 

Para más inri, el barracón se ha situado en el patio lateral, en la fachada de la escuela que mira hacia el Passeig Sunyer, «ocultando el mural que colocamos el año pasado y que reivindicaba los cien años de historia de la escuela», critican los padres. 

Desde la Associació de Mares i Pares d’Alumnes (AMPA) de la escuela explican que se les informó en una reunión, a finales de julio, que se ubicaría el barracón. «No nos gusta», dicen desde el AMPA, que consideran que la solución debería haberse consensuado. 

Una de las principales consecuencias de la ubicación del módulo prefabricado es la reducción del patio. «Es un patio pequeño en el que los 225 alumnos tienen que salir por turnos para disfrutar del recreo», dicen las madres y los padres. 

«Deberían haber buscado una solución que no tuviese una implicación directa en los alumnos», consideran. Además, temen que la colocación del barracón haya comportado la tala de dos árboles del patio. «Una instalación provisional no puede implicar la tala de árboles». 

Desde el AMPA concluyen que la situación es «frustrante». Una opinión que coincide con la de los padres y madres contactados por el Diari. 
La información escasea. Aún cuando el módulo prefabricado es ya visible desde la calle, ni el Ayuntamiento de Reus ni la dirección del centro han querido hacer ninguna valoración al respecto. 

La explicación de Ensenyament

Desde el Departament d’Ensenyament aseguran que las obras era inevitables y urgentes. «El comedor tenía 42 m² y durante el curso tiene más de 100 usuarios, lo que obligaba a repartir a los alumnos en tres turnos para poder comer, y cada turno es muy corto. Los niños tienen poco tiempo para comer», dice Joaquim Medina, responsable del área de coordinación y planificación escolar de los Serveis Territorials d’Ensenyament en Tarragona. 

Medina añade que «se valoraron diferentes propuestas técnicas y se optó por la solución aplicada porque se consideraba la más oportuna. Siempre teniendo en cuenta los criterios técnicos». 

Desde la Generalitat admiten que no saben qué uso tendrá el barracón: si será el aula de música eliminada o si, por lo contrario, albergará alguna clase en concreto. Según explican desde el Departament d’Ensenyament, la decisión la tomará la dirección del centro, quienes también aseguran no tener suficiente información para hacer una valoración sobre el futuro del barracón. 

Tampoco existe ninguna previsión del tiempo que va a ser necesario el módulo prefabricado. Se están estudiando las posibilidades de realizar una obra de ampliación de espacio en la misma escuela, pero al tratarse de un centro centenario y con un elevado valor patrimonial y arquitectónico aún no se ha hallado una solución. «Ampliar el centro no es fácil», dice Medina, «en otro centro no habríamos tenido ningún problema». 

Los responsables públicos del centro aseguran que ubicar módulos prefabricados es «una solución provisional» para «dar solución a las necesidades de escolarización del centro». 

El ejemplo de Els Ganxets

La escuela Els Ganxets lleva una década en instalaciones provisionales, ya que la crisis económica paralizó el proyecto del nuevo centro. «En agosto de 2007 había muchos nervios porque las familias se habían apuntado a una escuela que no estaba edificada. Ese verano fue frenético», confiesa el director del centro, Carles Macaya. Días después se instalaron los primeros módulos prefabricados, cuatro en total. Diez años después, las instalaciones provisionales superan la decena y acogen alrededor de 300 alumnos. 

El balance de esta década es positivo. «Hemos podido ‘jugar’ a diferenciar bien cada uno de los espacios y adaptarlos a las necesidades de los alumnos. Además, a las familias les gusta mucho poder recoger a los niños delante de las aulas», asegura Carles Macaya.

En cuanto a confortabilidad, el director señala que «se está perfecto, con el aire acondicionado y la calefacción». Como puntos débiles recuerda las «inclemencias meteorológicas y el ruido». «El pasillo, que comunica con los módulos, también es demasiado grande. Si estuviese cerrado podríamos innovar a nivel metodológico y organizativo», asegura el director de la escuela.

Els Ganxets no renuncia al proyecto de un nuevo edificio. «Queremos ser parte de una visión de futuro y de un proyecto político de ciudad, porque somos un proyecto educativo querido por muchas familias», concluye Carles Macaya. 

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