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Jacint Pallejà está vinculado a El Tomb de Reus desde la creación de esta entidad comercial hace casi 20 años, en 2001. En 2014 fue sustituido por Gemma Molné en la presidencia de la entidad, que cuenta con casi 200 asociados. Pero la actual situación post Covid-19, con un escenario delicado para los comercios, ha propiciado que Pallejà vuelva a encabezar El Tomb. Sin embargo, la expresidenta Molné seguirá vinculada como vocal de la junta.
¿Cómo asume el reto?
Es un accidente que vuelva. Cuando todo empezó era de los más jóvenes de la junta y hacía poco tiempo que estaba en el sector. Aprendí mucho de los ‘caps’ de calle. Ahora soy el más viejo y aprenderé de los más jóvenes.
Los comerciantes necesitan tiempo para reestablecerse tras la situación que ha dejado el Covid-19, y se da la circunstancia que, en mi caso, por edad y porque mi hija está ya de lleno en el negocio, dispongo de más tiempo que otros candidatos al cargo.
¿Con qué se encuentra?
Con un Tomb integrado en el siglo XXI. Gemma ha hecho un muy buen trabajo en unos años de dificultades económicas. Se merece el descanso.
Y ahora usted tendrá que afrontar el post Covid-19.
El comercio y la hostelería se encuentran en un momento muy difícil. Han volcado todos sus esfuerzos en subir de nuevo la persiana. Lo han hecho, y ahora es necesario que la clientela responda. Somos conscientes de que parte de la ciudadanía está afectada económicamente, pero lo que sí pedimos es que los que puedan, que prioricen el comercio local porque, de esta forma, ayudarán a que esta crisis sea menos gorda.
¿Confía en el futuro?
Plenamente.
Más allá de la crisis del Covid-19, ¿qué retos asume para los próximos cuatro años?
Uno de ellos es la digitalización. En esta línea ya he estado colaborando en los últimos tiempos con El Tomb de Reus en cuestión de web y redes sociales. Pero hay un tema que personalmente me entusiasma mucho, que son las Áreas de Promoción Económica Urbana (BID-APEU).
¿De qué se trata?
Es un modelo muy extendido en el mundo anglosajón, con un total de 2.500 APEUs. Se trata de delimitar zonas de la ciudad y, cada una de ellas, sería un Área de Promoción Económica Urbana. Los comercios tendrían la obligatoriedad de formar parte de estas áreas y de participar de ellas. Lo que sucede con el modelo actual del mundo latino, en el que el asociacionismo es voluntario, es que te encuentras con tres perfiles de comerciantes: los que se implican para encontrar soluciones, los asociados que pasan de todo y los que se benefician de la dinamización creada a raíz de lo que los asociados que pagan.
¿En qué punto está este proyecto?
La Generalitat de Catalunya lo está tramitando y esperamos que llegue pronto al Parlament y se pueda aplicar aquí.
