Júlia Pérez: 'La disciplina que tengo me la ha dado la danza'

La reusense se ha formado en diferentes escuelas de danza a nivel nacional e internacional para forjar su trayectoria profesional, que destaca por su trabajo en musicales, televisión y cine

15 noviembre 2019 13:40 | Actualizado a 19 noviembre 2019 18:10
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Esfuerzo y dedicación han marcado la trayectoria profesional de la bailarina y actriz Júlia Pérez Ballart (Reus, 1987). Una vocación que surgió en el Centre de Lectura de Reus cuando era adolescente. Graduada en danza contemporánea en el Institut del Teatre de Barcelona, también se ha formado en varias disciplinas, como la danza clásica, el jazz o el hip hop, en Nueva York, Los Ángeles, Madrid, Barcelona y Zaragoza.

Musicales como 40. El musical, Hoy no me puedo levantar, Dirty Dancing, Cabaret y West Side Story forman parte de su currículum. Mientras, también ha destacado por su participación en programas de televisión y en proyectos de cine, como bailarina en Mi gran noche dirigida por Álex de la Iglesia. Actualmente, está realizando un curso de interpretación a cámara con Esteve Rovira en Barcelona. A día de hoy, Júlia Pérez lo tiene claro: «Si no hubiese seguido esta trayectoria, no estaría donde estoy».

¿Por qué estudió danza?

Lo que empezó siendo una actividad extraescolar en el Centre de Lectura de Reus se ha convertido en un modo de vida. A los 14 años, ya tuve claro que era a lo que me quería dedicar. Teresa Aguadé y Juny Cases fueron mis mentoras en mi formación y motivación cuando estaba en el Centre de Lectura de Reus.

¿Qué le llamo la atención de esta disciplina artística?

Sentía que estaba haciendo lo que quería. Es una actividad que requiere mucha disciplina y estar muy pendiente de lo que estás haciendo, no solamente cuando estás en el aula trabajando, sino también cuando no lo estás. Para mí, es una de las actividades que me ha permitido ser disciplinada, a partir de las clases en el Centre de Lectura de Reus hasta todos los cursos que he realizado a lo largo de mi vida. La disciplina que tengo me la ha dado la danza.

Este esfuerzo y dedicación, ¿a qué le obligó a renunciar?

Cuando era adolescente tuve que renunciar a ciertas cosas. Al final, cuando quieres mucho una cosa, te ciegas y todas tus energías las diriges hacía ello. Después del instituto me iba al Centre de Lectura de Reus y me pasaba el resto del día allí, dando clases.

También se ha formado en otras ciudades como Zaragoza o Nueva York, a nivel nacional e internacional.

Estuve en Estados Unidos realizando un curso de verano del American Ballet. Fue gracias al profesor Arcadi Carbonell, quien confió mucho en mí. Después, por iniciativa propia, fui a Los Ángeles y Nueva York para seguir formándome. Allí descubrí otras disciplinas, aparte de la danza contemporánea, como danza clásica, jazz, contemporáneo y hip hop porque al final debes renovarte cada año. También me he formado en Zaragoza en la escuela de danza de Maria de Ávila. Fueron tres veranos de mi vida y aprendí técnica clásica.

Después siguió con su formación en el Institut del Teatre en Barcelona.

Entré con 17 años. Me gradué en danza contemporánea en el Institut del Teatre de Barcelona, donde pasé 5 años de mi vida. Después empecé a hacer audiciones por Europa. De hecho, el mismo centro me promocionó para hacer los estudios superiores de coreografía. Empecé a hacer audiciones para comenzar otros proyectos, al margen de otras compañías de contemporáneo que era lo que hacía.

Con ‘40. El musical’ le cambio la vida.

Sí. Por contrato, tuve que trasladarme a Madrid, donde llevo ocho años.

¿Qué recuerdos tiene de la experiencia?

El casting fue muy duro. Una audición no es un día, ni una hora. Debes superar diferentes fases. Siempre recordaré que cuando fui al Teatre Tívoli había una cola que llegaba a la plaza Catalunya y muchas personas que bailaban todo tipo de estilos. Yo en aquel momento no era consciente de todo ello. Hice cola y fui superando cada una de las fases. Cuantas más fases superas más íntima es la audición, hasta llegar a un grupo que podría ser el elenco real y luego a esperar la llamada de que te han cogido.

¿Cómo fue esa llamada?

Fue muy fuerte, porque no me lo esperaba. Cuando te llaman es muy heavy. La llamada me abrió una puerta que yo no habría contemplado. Realmente fui a hacer el casting por hacerlo. Me doy cuenta de que allí empezó una etapa de mi vida que hoy todavía sigue.

¿El mundo de los musicales es muy competitivo?

Es como en cualquier trabajo, donde todo el mundo quiere prosperar y tiene unos objetivos marcados. En un musical, trabajas con tu físico y con personas que cantan, bailan y actúan. Es complicado. Es un trabajo competitivo porque el primer paso, que es hacer un casting, es destacar por encima de mucha gente, porque de lo contrario no te cogen.

También se ha formado en interpretación y canto.

Una vez llegué a Madrid, y mientras estaba de gira con 40. El musical, decidí formarme en interpretación. Estudié en la escuela de Eduardo Recabarren que es uno de los profesores de Penélope Cruz. Seguí haciendo cursos y todavía estoy formándome en el mundo de la interpretación, que es muy interesante y me gusta mucho. Es una faceta que quiero explorar y poder trabajar, aparte de los musicales.

¿Qué ha supuesto su traslado a Madrid?

Madrid me ha ofrecido la oportunidad de formarme con muy buenos docentes, porque hay mucho donde escoger. Después de 40. El musical, seguí con el proyecto Hoy no me puedo levantar que fue una experiencia muy bonita.

¿El talento local se ve obligado a marcharse?

Obligado no pero, si quieres consolidar una carrera como bailarina, actor o cantante, es necesario. Reus y Tarragona son una muy buena cuna, porque hay grandes profesionales, pero si quieres dar un paso más debes volar e ir donde hay ofertas de trabajo. Es duro, pero yo a los 17 años me fui y hay mucho sacrificio que no se explica, pero que es real.

Hay gente que no lo soporta.

Hay personas que no están preparadas, porque la presión es mucha. La profesión también hace que tengas un crecimiento personal mayor, debes adquirir un grado de madurez muy elevado porque realmente estás dejando de lado muchas cosas para conseguir algo que no sabes si realmente conseguirás. Cada vez hay más gente y muy bien formada. Es complicado. Las adolescentes que suben son mucho mejores que nuestra generación porque, por suerte, ha habido una conciencia de formarse en todas las disciplinas.

¿Cómo aguantó la presión?

Por la ilusión que tenía por dedicarme a ello y todo lo demás han sido consecuencias de esta decisión. Está claro que me gustaría tener más días libres para poder ir a casa y ver a mi familia, no lo dudes. Añoro tener una vida normal, pero nunca me he arrepentido de todo el proceso, porque es lo que tenía que pasar. A día de hoy, lo tengo claro: si no hubiese seguido esta trayectoria, no estaría donde estoy.

En su currículum también figura el musical ‘Dirty Dancing’.

Sí, pude aplicar lo que estudié de interpretación. El personaje era perfecto para sentirme realizada y poder ver un musical desde otro punto de vista. Cuando defiendes un personaje cambia la perspectiva con relación a cuando eres elenco.

Tampoco se le han resistido otros proyectos en el mundo del cine y la televisión.

Rodé la película Mi gran noche de Álex de la Iglesia, que tenía un cuerpo de baile. En televisión he trabajado en galas de TVE, Antena 3, en el programa de José Mota, como elenco-coro en Got Talent hace tres años…

¿La forma de trabajar es distinta?

No tiene nada que ver. Es lo contrario. Un musical es laborioso, rutinario y diario. Mientras, en televisión te enseñan una coreografía y el día que se debe grabar no hay tiempo de reacción. Pocas veces se repite un plano porque una bailarina se ha equivocado.

¿Cómo es su día a día?

Cuando estoy de gira es diferente respecto a cuando estoy en Madrid o en Barcelona. De gira, el día a día es levantarme a media mañana, porque vamos adormir tarde, desayunar e ir al gimnasio. Después de comer, voy al teatro para ensayar por si hay cambios… Estoy enfocado absolutamente a trabajar. Al final, aunque desde fuera se tenga la percepción de que viajamos mucho, es muy duro. Es una profesión dura porque estás fuera de casa.

¿Esta exigencia física hace que la carrera sea más corta?

Es importante mantener el cuerpo activo y fuerte, porque las funciones son muy duras y te puedes lesionar. No me había lesionado nunca hasta hace tres años, que me hice un esguince en el pie estando en Barcelona, en el Teatre Tívoli de Barcelona con el musical Dirty Dancing. Lo pasé fatal. Condiciona mucho y es cuando te das cuenta de que tu cuerpo tiene fecha de caducidad. Soy muy consciente de que con 40 años no quiero seguir bailando en un musical, deberé evolucionar. Confío en mi trayectoria y sé que saldrán proyectos nuevos en los que mi cuerpo no sufra tanto.

¿La docencia sería una de estas alternativas?

Sí, es una puerta que es probable que abra. Ahora mismo no me lo planteo porque todavía me quedan años para explorar más facetas, como el mundo de la interpretación.

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