Juzgado en Reus porque una mujer lo señaló erróneamente como el hombre que la agredió

La Guàrdia Urbana, a la hora de detenerlo al día siguiente tras llamar la víctima, no comprobó que el verdadero autor había sido identificado 45 minutos después a raíz de otro incidente

23 mayo 2021 07:00 | Actualizado a 23 mayo 2021 07:06
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Un vecino de Reus pasó de estar contento porque su madre regresaba a casa después de haber permanecido una semana ingresada en el hospital a ser detenido injustamente por error por la Guàrdia Urbana, supuestamente por haber agredido a una mujer el día anterior en un parque. El Juzgado abrió diligencias y finalmente, dos meses y medio después, ha sido absuelto. Tanto el fiscal como la acusación particular –en representación de la víctima– retiraron los cargos al ver que todo había sido un malentendido. Ahora, el afectado ha presentado ante el Ayuntamiento una reclamación de responsabilidad patrimonial.

La rocambolesca historia tiene su inicio sobre las diez menos cuarto de la noche del pasado 2 de febrero en un parque ubicado en la calle Frida Kahlo de Reus. Una mujer sale a pasear el perro. Es objeto de amenazas y lesiones por parte de un individuo que lleva un cinturón en la mano, con el que golpea el suelo. La víctima no denuncia los hechos.

A las diez y media de la misma noche, la Guàrdia Urbana acude a la zona tras recibir varias llamadas de vecinos sobre molestias y alteración del orden público. Una patrulla encuentra al responsable, con el cinturón en las manos y golpeando el suelo. Los guardias identifican al sospechoso –después se supo que era el mismo que había protagonizado el incidente anterior–.

Esperando la ambulancia

Sobre las tres de la tarde del día siguiente, F. espera en un bar de delante de su casa la llegada de una ambulancia con su madre. Había estado ingresada en el Hospital Sant Joan desde el 28 de enero por una fractura de fémur. Al parecer, pasa por el lugar la chica que había sido atacada el día anterior –en el primer episodio– y cree que el hombre que está viendo es el autor, por lo que llama a la Guàrdia Urbana.

Una patrulla se desplaza al punto. Según relata el abogado de F., el agente se aproxima a él y le pide la documentación. Se la entrega. «Acto seguido le obligan a introducirse en un portal próximo. F., sorprendido, pide explicaciones. No se las dan y le dicen que ‘ya te enterarás’», para seguidamente ponerlo de cara a la pared y esposarlo. Mientras, el afectado sigue pidiendo explicaciones de lo que hacen y dice a los guardias que estaba esperando la llegada de la ambulancia que traía a su madre. «No le comunican en el lugar la razón» de la detención», recalca el abogado Javier Ignacio Prieto, quien añade que F. nunca había sido detenido anteriormente.

Una vez detenido, F. es llevado al CAP Sant Pere para un reconocimiento médico y sobre las cuatro de la tarde ingresa en los calabozos de la Guàrdia Urbana. Poco antes de las nueve de la noche es trasladado a la comisaría de los Mossos.

Un mosso ve el error

Fue un cabo de la Policía catalana quien, al observar el aspecto de F., vio que algo no cuadraba. Aquel hombre que tenía delante no se parecía en nada al que la Guàrdia Urbana hacía identificado a las 22.30 horas del día anterior por la alteración del orden, y que era el mismo que había atacado a la joven unos 45 minutos antes. Después de realizar unas comprobaciones, el cabo deja en libertad con cargos a F.

El 5 de febrero, los Mossos d’Esquadra envían al Juzgado la denuncia de la joven por unos hechos constitutivos presuntamente de un delito leve de lesiones. Ante este error de detención, Prieto asegura que pidió al juez instructor que archivase el asunto. Pero no lo hizo y el día 22 del mismo mes abrió diligencias previas.

Finalizada la instrucción, Javier Ignacio Prieto hace llegar al Juzgado su escrito en el que denuncia «el grave error en el que se ha incurrido al detener e implicar indebidamente al Sr. F.». Asegura el letrado que «una investigación mínimamente seria, antes de proceder a la detención en público, (...) desaconsejaba totalmente la detención, su posterior prolongación, el trato dispensado al ciudadano y el grave perjuicio causado». Recuerda que su cliente no tiene problemas psíquicos, cuando la denunciante decía que sí los tenía la persona que la había atacado.

«Ansidedad y nervios»

El abogado añade que «es cierto que cualquier ciudadano puede incurrir en error, con graves consecuencias. En este caso, la Sra. (...) cree reconocer al Sr. F. como autor del episodio de la noche anterior. Pero su estado era de ansiedad y nervios, con claro riesgo de equivocación, como ha acontecido». En el mismo sentido, se queja de la actuación de los agentes de la Guàrdia Urbana que, según el letrado, no adoptaron ninguna precaución: «De tener mínimos conocimientos –antes de proceder en la forma en que lo hicieron– debían haberse asegurado de que no existiera confusión, o simplemente acceder al atestado por los hechos ocurridos en el mismo lugar –el día de la agresión– pocos minutos después».

Prieto también destaca que los agentes «permitieron que la Sra,. (...) observara bien los rasgos del Sr. F. sobre las 14.45 horas del 2 de febrero. Con ello coadyuvan a que esta cree una representación falsa, un claro error de identificación, avalado por, como mínimo, la negligencia en el proceder procesal».

El 21 de abril se realiza el juicio por un delito leve de lesiones y amenazas. Tanto la acusación particular como el fiscal pidieron la absolución de F.. Finalmente, el magistrado lo declaró inocente.

Fuentes del Ayuntamiento de Reus se han limitado a comentar que «se siguió el protocolo ante la denuncia que recibimos».

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