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La primera llamada entró poco después de las 22 horas en la centralitat de la Guàrdia Urbana de Reus. Dos hombres estaban forzando una cerradura en un piso de un edificio de la calle Costa Daurada de Reus.
Una patrulla de la Guàrdia Urbana acudió a la llamada del vecino, pero cuando llegó no había rastro de los dos hombres. Los agentes se entrevistaron con el vecino y éste les informó que se trata de una vivienda que pertenece a una entidad bancaria y que no hay conexiones de luz, agua ni gas. Incluso señalaba el vecino que no había nada para poder hacer vida, sólo las paredes. Tras recopilar la información, el servicio se cerró.
Dos horas más tarde, pasada ya la medianoche, el mismo vecino volvía a llamar a la Guàrdia Urbana de Reus. En esta ocasión, había cuatro personas apunto de acceder a la vivienda, dos de ellos dos menores de edad.
Las patrullas llegaron a tiempo de ver a la familia y pidieron su documentación. Tras conocer sus datos, les invitaron a marcharse impidiendo que la vivienda quedara okupada.
De las dos cerraduras del piso vacío una estaba dañada y los agentes pusieron un precinto para que si alguien quisiera entrar en las próximas horas y alegar que ya lleva un tiempo viviendo, quede reflejado que es falso y por tanto se pueda desalojar de forma inmediata.
