La cara solidaria de las fundaciones

La Fundació Privada Reddis y la Fundación Margarita Bocio cumplen 25 y 5 años ayudando a las personas más desfavorecidas

19 mayo 2017 15:42 | Actualizado a 19 mayo 2017 15:42
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Veinticinco y cinco años de vida. La Fundació Privada Reddis y la Fundació Margarita Bocio cumplen este 2017 una cifra redonda de años y lo hacen con una excelente salud y, sobre todo, con la satisfacción de haber ayudado a cientos y cientos de personas y familias desfavorecidas.

La obra social es uno de los tres ámbitos de actuación de la Fundació Privada Reddis, que en 1992 fue creada después de que se disolviese la Reddis Mutua d’Assegurances y se aprovechase su capital. Aunque esta entidad siempre ha colaborado con las instituciones y entidades sin ánimo de lucro que trabajan en beneficio de las personas más desfavorecidas de la sociedad, lo cierto es que en los últimos años «la coyuntura económica y el creciente riesgo de exclusión social nos ha obligado a multiplicar los esfuerzos en este sentido», explica la responsable de la comisión social de la Reddis, Carme Buixeda, quien también recuerda que «actualmente, las peticiones que más crecen son aquellas que nos reclaman intervenciones de urgencia ante casos de primera necesidad, como carencia de alimentos o de otros elementos básicos».

Es aquí donde la Fundació Privada Reddis dedica más esfuerzos, ayudando a entidades como Càritas, el Banc dels Aliments, la Creu Roja, el Centre Pastoral d’Ajuda al Pres i al Necessitat, o la Casa de Misericòrdia. Aunque sin dejar de lado otros proyectos sociales que, a pesar de ser menos urgentes, no dejan de ser trascendentes y tienen una mayor continuidad en el tiempo. Actualmente, el 20% de los ingresos obtenidos por la Fundació Privada Reddis se dedica a la obra social, una cifra que ha aumentado en los últimos años.


Indemnización solidaria
En el caso de la Fundación Margarita Bocio, su historia adquiere tintes conmovedores. El 4 de octubre de 2001 fallecía Margarita Bocio en el Hospital Sant Joan de Reus, por culpa de una negligencia médica. Casi diez años después, su familia era indemnizada por el Servei Català de la Salut con 405.000 euros. Gran parte de este dinero, exactamente 300.000 euros, se convirtió en el capital inicial de la Fundación Margarita Bocio ya que su viudo, Francisco del Río, tuvo claro desde el primer momento que si era indemnizado este dinero sería destinado a fines altruistas. Concretamente se creó esta fundación de ayuda a niños y jóvenes discapacitados, o en situación de precariedad o exclusión social.

Desde entonces, los números demuestran que la Fundación Margarita Bocio está consiguiendo lo que pretendía, habiendo destinado 168.000 euros en estos cinco años a diferentes proyectos de ayuda.

Francisco del Río, quien recuerda que «el 50% de estas ayudas se cubren con los intereses del capital inicial y el otro 50% con los donativos», pone algún ejemplo. «Desde hace cinco años, cada semana, llevamos 40 kilos de carne y 30 docenas de huevos a Càritas de la Parroquia de Sant Joan. También colaboramos con el Banc dels Aliments, nos hemos hecho cargo de un proyecto de un educador de calle de la Fundación Mossen Frederic Bara, o desde hace tres años ayudamos a la escuela Rubió i Ors en la reutilización de libros». Del Río, a pesar de reconocer que «cuesta mucho conseguir dinero», califica el balance de estos cinco años de «satisfactorio, ya que además de ayudar mantenemos el capital inicial».

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