La inseguridad toma la plaza Teresa Miquel i Pàmies de Reus pese a las cámaras

La principal preocupación de los vecinos es el trapicheo de droga y el mal ambiente que esto conlleva

04 mayo 2021 05:30 | Actualizado a 04 mayo 2021 05:36
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A finales del pasado mes de diciembre se ponía en marcha la segunda fase del Pla de Videovigilància de Reus. Así, entraban en funcionamiento las cámaras de seguridad ubicadas en cuatro nuevos puntos de la ciudad: en el eje de la calle de la Sardana y en la plaza Comte de Reus; en la calle Pròsper de Bofarull; y en la plaza de Teresa Miquel i Pàmies, en el barrio de la Muralla.

Si la semana pasada, vecinos de la plaza Comte de Reus explicaban que los problemas de convivencia habían empeorado «porque ahora se han trasladado en los portales de las viviendas» –según comentaban–, en el caso de la Muralla, los vecinos con los que ha hablado el Diari detallan que en los últimos meses no han notado ningún cambio significativo. «Más o menos estamos igual que antes, porque quedan muchos puntos muertos y, simplemente, cambian un poco de ubicación», explica la presidenta de la Associació de Veïns Mas Magrané, Cori Parra. Agrupación que, precisamente, se creó recientemente marcándose como primer reto acabar con el incivismo y dinamizar el barrio. De momento, ya forman parte de la Federació d’Associacions de Veïns de Reus (FAVR) y algunas de sus peticiones han llegado al Pleno vía la oposición.

Los vecinos de la zona coinciden en que la mayor problemática que se vive en la plaza de Teresa Miquel i Pàmies es la droga que se pasa. «Los ves en las esquinas como trapichean y en verano es todavía peor», cuenta Manuel.

Vivió durante años en esta misma plaza, en un edificio donde también residían otros familiares. Pero él hace ya años que se fue del barrio, «y como yo, muchísimos, porque no quieren vivir con el mal ambiente que hay», comenta. Su hermano todavía vive allí, por lo que frecuenta la zona y está al día de lo que sucede. «Aquí hay mucho paro», comenta también Manuel. Detalla que muchos de los edificios de los alrededores de esta plaza del barrio Muralla son antiguos, sin ascensor, lo que también ha contribuido a que la gente mayor se haya ido. «Entre que son pisos viejos, sin ascensor y las problemáticas que hay en la calle, los pisos se están vendiendo tirados de precio y al final se afinca aquí gente sin beneficio que todavía perjudica más el barrio. Es algo que se retroalimenta y va a peor», analiza.

Coincide con este punto de vista Mariano, que también comenta que la gente, con el tiempo, se ha ido de esta zona, degradándose cada vez más. «Cuando construyeron los nuevos edificios parecía que tenía que revitalizarse, pero nada, no ha sido así», explica Mariano. Es conocedor de la situación del barrio de la Muralla. No obstante, él vive en la zona de la plaza Cultura de la Pau y recuerda que en esa zona también hay problemas, «está sucediendo en varios puntos de la ciudad».

Pasa también por la plaza de Teresa Miquel i Pàmies Loli. Ella sí que reside en el barrio de la Muralla y comenta que se hayan instalado cámaras de videovigilancia le parece muy correcto. Admite que en la calle prácticamente no está, «voy del trabajo a casa y ya está. No estoy nunca por estas calles», dice. Sobre los efectos de los nuevos dispositivos, los vecinos aseguran no haber notado cambio. Cori, la presidenta vecinal, pone como ejemplo que rompieron un punto wi-fi, «y está justo delante de las cámaras».

Cabe recordar que desde el consistorio se ha remarcado en varias ocasiones que las cámaras de videovigilancia ayudan a disuadir los hechos incívicos y delictivos, tratándose de un complemento del servicio de proximidad de la Guàrdia Urbana. Por lo tanto, son una herramienta más. Por su parte, desde la Associació Veïnal se pide más presencia policial en el barrio, «y no somos los únicos que lo pedimos». Y es que consideran que sería más efectivo. Aun así, ven con buenos ojos las cámaras de videovigilancia y, de hecho, quieren que se instalen en otras ubicaciones. Más allá de los trapicheos con drogas, Parra también comenta que otra problemática de la plaza de Teresa Miquel i Pàmies «son los jóvenes que juegan a pelota. Hay un cartel bien grande que indica que está prohibido, pero lo hacen igual. El problema no son los niños pequeños, sino los que ya tienen cierta edad».

En cuanto a la Associació de Veïns Mas Magrané, empezó a funcionar a finales del pasado mes de noviembre para reivindicar cuestiones como la seguridad o la limpieza.

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