La justicia desesperante de los jueces desesperados

Siete años después El caso Tecnoparc llega a juicio, mientras Innova no avanza tras una investigación tan compleja como salpicada de excesos   

02 diciembre 2018 16:58 | Actualizado a 02 diciembre 2018 17:02
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La justicia española vive abrumada entre el bochorno propiciado por sus propias decisiones y conductas,la precariedad de medios humanos y materiales que la incapacitan para cumplir con su labor de manera decente, y un modelo de gobernanza que la pone permanentemente bajo sospecha. Es evidente que el desprestigio de la judicatura es una baza que juegan a fondo quienes más cuestionan el status quo y las instituciones del Estado, pero este es el precio de delegar en los tribunales la resolución de problemas políticos, de someterse a los intereses de la gran banca –o hacer todo lo posible para que lo parezca– y una larga serie de polémicas. 

Los ciudadanos inmersos en procedimientos judiciales no tienen la culpa de semejante berenjenal, pero pagan los platos rotos. En Reus, tenemos un ejemplo sangrante con el escándalo Innova y sus ramificaciones. Siete años después del estallido del caso, seguimos sin saber si esto fue el paradigma de la corrupción en la sanidad catalana, si los investigadores se excedieron, o las dos cosas a la vez. Detrás de cada una de las piezas de la macrocausa hay personas que llevan una eternidad con la presunción de culpabilidad a cuestas, propiciada por detenciones con preaviso y penas de telediario, y una sociedad que exige responsabilidades y espera respuestas –si es que no se ha cansado ya de esperarlas–.

Esta semana hemos sabido que el caso Tecnoparc, el primero de sobre presuntas irregularidades en las empresas municipales durante el gobierno tripartito de izquierdas, será juzgado en abril de 2019, con lo cual el veredicto llegará ocho años después de la denuncia. Un plazo impresentable.  

La vara de medir del caso innova será La sentencia sobre la pieza central, pero lo sucedido con las de vila-seca, Traiber y shirota pone en entredicho a parte de la instrucción

Y los tiempos irán a peor en el grueso de la macrocausa Innova. Se prevé que la primera pieza que llegará a juicio será la número 8, relativa a la construcción del Centre de Salut d’Alta Resolució de Vila-seca, que la Audiencia Provincial decretó separar de Innova. Teniendo en cuenta que la propia Fiscalía no ve delitos en la actuación de los cuatro investigados –incluso alaba su gestión–, todo apunta a la libre absolución de los encausados. Si el asunto acaba así, habrá que preguntarse si la instrucción realizada por la policía judicial de la Guardia Civil, que veía indicios de corrupción en la actuación de medio ayuntamiento de Vila-seca y pedía imputar hasta al secretario municipal, fue un ejercicio de exceso de celo, de incompetencia o de mala fe. Aquí es imposible no recordar aquella frase de «les hemos destrozado el sistema sanitario» que el juez y exdirector de la Oficina Antifrau, Daniel de Alfonso, le dijo al exministro Jorge Fernández Díaz en una conversación privada que les grabaron.

Algo parecido ha sucedido con el archivo de parte del caso Traiber, en que medio centenar de médicos fueron investigados como presuntos implicados en la trama de las prótesis para ser luego desimputados ante la inconsistencia de los indicios, en lo que constituyó una sonora y lacerante metedura de pata de la instrucción, que maltrató el buen nombre de decenas de profesionales.

Tampoco deja en muy buen lugar a la justicia la evolución de la pieza referida al caso Shirota, archivado hace cuatro años por el juzgado mercantil de Tarragona al eximir de culpabilidad a los administradores en la quiebra de la empresa mixta de alimentación funcional, mientras el juzgado de instrucción de Reus aún no ha sido capaz de llevar a juicio o archivar el caso por la vía penal.   

De cualquier manera, la pieza central de Innova será la vara por la que la historia medirá el alcance penal y político de la macrocausa y dirimirá las responsabilidades, aunque para entonces cada vez serán menos los que se acuerden de quienes son Prat, Pérez, Manté o Batesteza ni de qué fue el holding municipal Innova.
Esta justicia es desesperante, y no solo para los jueces y fiscales que protestan desesperados.

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