Las Hermanitas de los Pobres piden más voluntarios

La comunidad benefactora del Passeig Sunyer lleva 150 años al servicio de los ancianos acogidos y afronta con entereza «la escasez de bienhechores y la falta de vocación» 

24 noviembre 2018 12:58 | Actualizado a 24 noviembre 2018 13:00
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«Vivir de la caridad hoy es muy duro. Tenemos capacidad para 75 residentes y la lista de espera es muy larga», explica la madre superiora de Las Hermanitas de los Pobres de Reus, María de Jesús Pilar. Según añade, todo ello es debido a «la escasez de vocaciones y benefactores, pero sobre todo al cierre de nuestras casas de Lleida, y Manresa el año pasado. Hemos tenido que acoger a ancianos con escasos recursos de ambos lados, no podíamos dejarlos en la calle». 

Afrontan con entereza el cierre contínuo de cada vez más casas de la congregación y asumen que «necesitamos voluntarios jóvenes, aunque no podemos ampliar el personal porque vivimos de colecta. Sabemos que hay muchas personas que les gustaría trabajar en plantilla, pero no tenemos los medios económicos suficientes para poder pagarles». Las Hermanitas de los Pobres viven de la caridad pública. Un pareja de monjas sale cada día a conseguir donaciones y, a causa de la falta de bienhechores en la capital del Baix Camp, en su mayoría «gente muy mayor», «las hermanitas han de marcharse entre semana hasta Lleida o Tarragona, lugar donde también cerró otra casa de la congregación hará unos años». 

Desde la residencia del Passeig Sunyer afirman que «nunca nos ha faltado un plato en la mesa, pero tenemos facturas importantes por pagar que aumentan progresivamente. Estamos luchando por nuestros residentes, lo hemos dejado todo por ellos y seguimos sobreviviendo», añade la madre María de Jesús Pilar. 

«Una gran familia»
Una de las máximas de la entidad es operar como «una gran familia, en la que cada persona, ya sea hermanita, voluntario o residente realice su tarea diaria. De esta manera, siempre hay un equilibrio». Uno de los principales objetivos en la entidad es mantener activos a sus residentes incentivándoles con actividades participativas que los motiven a compartir y aprender los unos de los otros. Por eso, llevan a cabo talleres de manualidades e incluso quien tiene mano para la costura se anima con los arreglos. «Queremos que se fomente el diálogo y el respeto en un ambiente de buena compañía». 

Una de las ideas de Santa Juana Jugan, la fundadora de la congregación de las Hermanitas de los Pobres, era fomentar el compartir entre los necesitados. Según dice la madre Mª de Jesús Pilar, «su figura no es tan conocida como su labor creando la congregación. Celebrar nuestro aniversario también ayuda a conocerla».    

Las 13 hermanitas velan porque los residentes tengan, además de lo elemental, «mucho apoyo, cariño y dedicación. Vivimos por ellos día y noche. De hecho, todas nosotras llevamos un busca para estar alerta por si surge cualquier emergencia». 

Entidad centenaria
Recientemente, la entidad celebró el 150 aniversario de su fundación y en conmemoración se instaló un placa en el jardín de las instalaciones con el nombre de la fundadora Santa Juan Jugan. Cabe decir también que iniciaron su actividad en la calle Santa Paula y potseriormente se ubicaron en el Passeig Sunyer. 

«Hace cerca de una década realizamos una importante reforma, pues el edificio se quedó obsoleto. En 1999, la casa ya contaba con unos 131 años y ya no reunía las condiciones adecuadas de acuerdo a las leyes vigentes. Por lo tanto, se intentó reformar un poco, pero fue imposible. En 2002 hubo que pensar en reconstruirla. Ese paso se dio en 2004 y hubo que rehacerla completamente», resume la madre María de Jesús Pilar. 

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