Las calles de Reus, afectadas por el retraso en la renovación del contrato de la basura

Los barrios se solidarizan con la plantilla y observan que, los tres años de «estancamiento», a la espera de la resolución, dejan contenedores «obsoletos» que necesitan mantenimiento

25 mayo 2021 18:50 | Actualizado a 26 mayo 2021 05:39
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Bolsa de basura rotas, contenedores demasiado pequeños, baterías de reciclaje con los contenedores repetidos (y sin alguna de las fracciones) e incluso un camión que hace días que no pasa, porque no llega a todo. Estas son algunas de las consecuencias que trae la renovación del contrato de la basura, que suma ya más de tres años de retraso.

No sólo los trabajadores de la empresa sufren el «estancamiento» (con una plantilla de 220 trabajadores, que se ha quedado «demasiado corta, por lo que ha crecido Reus en los últimos años») y que, además, «disponen de un material que se les ha quedado anticuado e insuficiente», expresan fuentes consultadas por el Diari; también lo está notando la ciudadanía. Los barrios notan, en cierto modo, todas estas consecuencias.

En el del Carme, hay varias calles donde se acumula basura en el suelo. La razón es que los contenedores son «demasiado pequeños». Hay que añadirle, que la mayor parte, fueron quemados además y han sido sustituidos por unos de tamaño inferior. En la calle de O’Donell faltan baterías de reciclaje de la fracción de vidrio y, más de una vez han tenido que llamar al consistorio para tratar las plagas de ratas que se generan por la acumulación de residuos en el suelo.

El presidente de la Associació de Veïns l’Harmonia del Carme, Josep Machado, explica que uno de los principales reclamos en el barrio es «tener más contenedores para el reciclaje». En Mas Iglesias hay zonas más alejadas del barrio en las que no pasa el camión diariamente. «A veces, simplemente, a los trabajadores no les da para más», señala Jordi B., vecino del barrio. Éste asegura que ha hablado «varias veces» con los trabajadores del servicio de recogida de la basura, por lo que «sabemos que andan justos de personal; no es su culpa». Por su parte, el presidente de la Asociación de Vecinos Primero de Mayo de Sant Josep Obrer de Reus, Eduardo Navas, recalca que las papeleras y los contenedores están «en mal estado» y necesitan una renovación: «Hay contenedores sin tapa desde hace mucho y eso genera un problema».

Todas estas escenas, advierten desde el sindicato UGT, «son consecuencia del largo proceso de adjudicación del nuevo contrato de servicio de la recogida de basura de Reus», que ha pasado por dos prórrogas después de que en 2010 Fomento de Construcciones y Contratas (FCC) obtuviera el contrato de gestión de la recogida de basura por ocho años.

El servicio se adjudicó en diciembre, pero se estancó, dado que FCC –actual prestataria– presentó un recurso al Tribunal Català de Contractes del Sector Públic (TCCS) en referencia a la adjudicación a UTE Valoriza Servicios Medioambientales Romero Polo del lote uno, que abarca los servicios de limpieza del espacio público y recogida de la basura. El tribunal suspendió el proceso hasta dar una resolución

Desde el UGT, el representante de Saneamiento Urbano, Ángel Martín de Sande, reconoce que «toda la plantilla está trabajando al máximo para que la ciudad no note la compleja situación». El equipo, dice, «ha llegado a tal punto en que sólo desea que el juzgado mueva pieza y se decida por alguna empresa».

Con el refuerzo de vehículos de la limpieza, que recibieron a principios de año, «hemos estado aguantando durante la pandemia, pero ahora, con la vuelta a la normalidad, vamos a sufrir», expone. Desde el sindicato, saben que no «tienen nada que hacer con la decisión final del juzgado», pero insisten en una resolución rápida: «Trabajadores y trabajadoras están preocupados, quieren que se sepa, porque no queremos llegar al punto límite de decir se acabó», advierte.

El incivismo

La observaciones expuestas hasta el momento por la vecindad de la ciudad han puesto de manifiesto las consecuencias del estancamiento del contrato de la basura, pero refuerza también las conductas incívicas. Precisamente, desde el barrio Montserrat, el presidente de la entidad vecinal, Domingo Martínez, manifiesta que «nosotros estamos bastante bien». Formaliza la respuesta preguntado sobre el asunto que nos ocupa, pero a les actitudes respetuosas se refiere declara: «Sí que se concentran bolsas de basura en frente de los contenedores, pero es que la gente no tiene civismo y le da todo igual; no les puedes decir nada, porque aún se enfadan».

Desde el barrio Fortuny, Cori Balanyà, al frente de la asociación de vecinos, expresa su descontento con la situación: «Los trabajadores hacen lo que pueden con las herramientas que tienen. Nosotros, siempre que vemos un contenedor en muy mal estado, avisamos al Ayuntamiento».

Añade que los trabajadores son «víctimas de las circunstancias» y que «cada barrio tiene unas necesidades concretas», puntualiza. Preguntada por éstas, expone una cuestión que, desde la vecindad del Fortuny, encuentran un «frente con el que hay que trabajar». «Hay muchos contenedores con pedales rotos, pero al margen de eso, muchos no están adecuados al uso que puedan hacer de ellos la gente mayor», define.

Contenedores ‘más accesibles’

Propone redefinir en la medida de lo posible la estructura del contenedor, modernizarlo y que se «más accesible para la gente mayor o la que tiene más dificultades de movilidad». «A menudo, tenemos que ayudar a nuestros mayores para tirar la basura, porque no llegar o ni siquiera pueden levantar la tapa», describe y «no siempre podemos estar vigilando», se lamenta. Al fin y al cabo, «somos los ojos y la voz del barrio», concibe.

Un tema que aparece de forma bastante recurrente en diferentes barrios de la ciudad es el del almacenaje de residuos voluminosos, como muebles y lavabos, entre otros elementos, al frente de la zona de contenedores. «Es habitual encontrarse gente que, a la hora de hacer reformas, prefiere dejar a la vista todas sus pertenencias y prefieren no llamar al teléfono (concebido para ello) para así liberar el espacio», resume Balanyà.

Por su parte, la presidenta de la Associació de Veïns del barrio Gaudí, Maria del Mar Escoda, declara que, «la verdad, es que nosotros no nos podemos quejar», aunque corrobora que los contenedores están envejecidos. «A muchos ya no les funciona el pedal y hay tapas rotas. Al mobiliario urbano no se le hace un mantenimiento regular. Se han quedado obsoletos», reconoce.

El presidente de la asociación vecinal del barrio del Carrilet, Salvador Cabré, expresa que «no tenemos queja de los trabajadores, simplemente los contenedores están en mal estado y hay gente que no lo deja donde toca; , en verano lo notaremos más». A medida que se van encontrando con deficiencias, continua, «se lo trasladamos a las autoridades competentes».

Desde el Ayuntamiento, expresan que «son conscientes de la problemática» y que, ésta, se encuentra «en vías de solución, en el marco de la campaña Jo sumo pels barris». En dicha iniciativa, colaboran 63 voluntarios de entidades vecinales, que recorren la ciudad inventariando las problemáticas detectadas. «El Ayuntamiento no se siente en absoluto responsable por el hecho de que el recurso a la adjudicación del contrato y la prórroga del actual puedan afectar el servicio. Estamos pendientes de la resolución del TCCS», añaden. Una vez se resuelva el contrato, «se podrán solucionar los temas relativos a contenedores en mal estado, pero ya lo trabajamos con campañas de concienciación ciudadana o la campaña de recogida comercial presentada esta semana», dicen.

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