Las lideresas del movimiento vecinal de Reus

La presencia de las mujeres al frente de las asociaciones de vecinos es cada vez mayor. 11 de las 30 entidades que forman la Federación de Vecinos de Reus están lideradas por mujeres

25 marzo 2018 10:58 | Actualizado a 07 abril 2018 11:47
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Esperanza Torrijos está muy vinculada al barrio Immaculada de Reus. Hace un tiempo le surgió la oportunidad de presidir la asociación de vecinos. Tras pensarlo detenidamente decidió aceptar. Una situación parecida a la que vivió Puri Flores en La Pastoreta. En su caso, todavía fue algo más meditado porque suponía relevar a uno de los presidentes más longevos de la ciudad. Aún así, dio el paso al frente porque sabía que contaría con un buen equipo. «Eres la cara visible del barrio, pero detrás tengo una junta que me ayuda y que siempre está al pie del cañón», apunta Flores, sin dejar de mencionar que La Pastoreta cumple este año su 40 aniversario.     

Puri Flores: «Eres la cara visible del barrio, pero detrás tengo una junta que siempre está al pie del cañón»

Esperanza Torrijos y Puri Flores ejemplifican a la perfección el cambio que ha experimentado el movimiento vecinal en los últimos ocho años. Y cómo lo ha hecho situando a las mujeres como principales protagonistas. Sin ir más lejos, 11 de las 30 entidades que integran la Federació d’Associació de Veïns de Reus (FAVR) están lideradas, a día de hoy, por mujeres. Una situación que el propio presidente de la FAVR, Valentín Rodríguez, reconoce que era difícil de imaginar tiempo atrás. Y eso que se habían hecho grandes esfuerzos para acabar con la imagen politizada, anticuada y sólo regentada por hombres que tenía el mundo vecinal.

Esperanza Torrijos: «Hay gente que piensa que puedes hacer milagros. Acuden a nosotras para que les solucionemos los problemas»

La opinión generalizada entre las ocho presidentas reunidas por el Diari es que todavía quedan cosas por hacer para normalizar su situación y lograr una paridad de género completa. «Si no te conocen, lo que más les cuesta a los hombres es vernos a nosotras como presidentas», apunta Esperanza Torrijos, mientras que su homóloga del barrio La Pastoreta añade que, al principio, se dirigían primero a su marido cuando se trata de buscar una solución a sus problemas. Aún así, todas dejan claro que no han tenido ningún problema remarcable y que la gran mayoría de vecinos siempre están dispuestos a ayudar. 

Otro de los puntos en los que todas las lideresas vecinales coinciden es a la hora de resaltar la importancia que tienen las asociaciones para el buen funcionamiento del barrio. «Sirven para debatir y concretar mejoras necesarias entre todos los vecinos», explica la presidenta de Sant Jordi, María Pérez, que también subraya la importancia de que la gente participe de las reuniones y actos que se organizan. 

María Pérez: «(Las entidades) sirven para debatir y concretar mejoras necesarias entre todos los vecinos»

Angelina Prat, del barrio Niloga, también pide una mayor complicidad por parte de los vecinos. Su caso es distinto al resto, ya que lleva 14 años al frente de la asociación. «Tenemos actividades que funcionan muy bien y otras, a pesar del esfuerzo realizado, no  tanto», relata. Entre las que más personas reúnen está el recuperado cine al aire libre o cuando se pidió implicación para tapiar las zonas de paso que había entre los edificios. 

A pesar de que todas las zonas son distintas, esto no quita que exista una cierta presión a la hora de lograr que el barrio avance. Por ejemplo, Maria del Mar Escoda, del barrio Gaudí, explica que desde la entidad trabajan mucho el tema de la inmigración y la integración de los vecinos extranjeros. Pero también mejoras urbanísticas como el recién inaugurado parking de la calle Badalona. «Hay gente que piensa que puedes hacer milagros. Acuden a nosotras para que les solucionemos un problema y si no lo logras parece que les has fallado», reflexiona Esperanza Torrijos

La conciliación familiar

«Acepté ser presidenta porque es mi barrio y le tengo mucho cariño, pero no me imaginaba que supondría hacer tantas reuniones». María Pérez no es la única que, al principio, tuvo que buscar la mejor forma de encajar su vida familiar y laboral con la de presidenta de una asociación de vecinos. Y es que todas ellas señalan la gran dedicación que requiere atender las demandas de los residentes o organizar las fiestas de barrio. 

Maria del Mar Escoda: «Las mujeres tenemos una visión más amplia que los hombres»

«Tienes que estar dispuesta a atender a quien sea a cualquier hora», manifiesta Noemí Loren de la urbanización Pelayo, que organiza una de las fiestas vecinales más concurridas de la ciudad. Para poder dedicar el mayor tiempo posible, todas apuntan a que la implicación familiar «es fundamental».

Carácter, perseverancia, proximidad y tener mano izquierda. Con estas palabras se podrían resumir las principales virtudes que reúnen las ocho entrevistadas a la hora de ejercer de lideresas vecinales y que más las diferencian de los hombres. «En muchas ocasiones, las mujeres tenemos una visión más amplia de los hechos que los hombres», apunta Maria del Mar Escoda, mientras que Cori Balanyà, del barrio Fortuny, añade que tienen «mayor dinamismo y actividad». Un conjunto de capacidades que llevan aplicando desde sus inicios en el cargo.

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