«Las políticas sociales del Ayuntamiento de Reus son vergonzosas»

«La iniciativa es una tomadura de pelo, nos toman de idiotas a todas las familias vulnerables. Es reírse en nuestra cara porque ya de por sí es horroroso». Son palabras de Sandra Casanova, miembro de la PAH de Reus, que ha convocado a los medios de comunicación para lamentar la propuesta del Ayuntamiento de Reus de proveer de linternas a víctimas de la pobreza energética. «Ellos que tendrían que cuidarnos y negociar con las suministradoras, se están riendo. Estamos horrorizados con las declaraciones de la regidora Vilella», decía la activista.

«La noticia de la creación de un 'banco de linternas' nos produce indignación», lamentaba Casanova. Según datos que la asociación ha facilitado, en Reus hay más de 1.300 familias con dificultades para pagar sus facturas y a eso hay que añadir las que están okupando una vivienda, con enganches ilegales. «Lejos de intentar regularizar a las familias, el Ayuntamiento envía policía para retirar los pinchazos y dejarlos sin luz. Son medidas discriminatorias que agravan la situación de las familias más vulnerables», criticaban desde la PAH. 

«Exigimos al gobierno que proteja a las familiar vulnerables, que deje de utilizar la pobreza energética como medida electoralista y al resto de partidos les pedimos exactamente lo mismo. Queremos medidas reales y valientes. La pobreza energética mata», terminaba diciendo Sandra Casanova. De hecho, ella ha hablado con la concejal responsable de la iniciativa, Montserrat Vilella: «Las excusas son peores que las declaraciones. Las políticas sociales del ayuntamiento de Reus son vergonzosas». 

Para el Ayuntamiento, un «malentenido»

Montserrat Vilella ha asegurado lamentar que la medida haya «provocado malentendidos». «Nunca hemos pretendido que fuera una acción estrella, me sabe mal que se haya leído así», insistía la concejal, quien quería dejar claro que el hecho de repartir linternas forma parte de las distintas iniciativas que se financian con los 350.000 euros de ayudas en este sentido que destina el consistorio.

«Viendo las necesidades reales de las familias, detectamos una tipología en la que no sólo no podían cubrirse las facturas sino que suponía un problema de seguridad el hecho de haber manipulado las conexiones», argumentaba Vilella. Como ejemplo, el piso okupa de la calle Wad-Ras. «Hay gente que prefiere quedarse en su casa y no queremos que usen velas. Es únicamente una opción puntual y temporal», ha zanjado.