Las prácticas de vuelo centran la actividad de un Aeropuerto de Reus sin turistas

El Centro de Estudios Superiores de la Aviación (CESDA) y el Aeroclub son los que mayor uso dan ahora a las instalaciones reusenses. Este invierno no hay vuelos comerciales

20 noviembre 2020 06:40 | Actualizado a 21 noviembre 2020 10:46
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A finales de octubre despegaba el último vuelo comercial desde el Aeropuerto de Reus de la temporada. Desde entonces, la terminal está cerrada, sin turistas que viajen, a la espera de que llegue nuevamente la primavera. No es la primera vez que sucede (en 2011 también se dejaron de realizar este tipo de operaciones durante el invierno), pero tampoco es lo habitual. Aunque el Aeropuerto de la capital del Baix Camp es, todavía, estacional, normalmente se mantiene uno o dos vuelos comerciales en temporada baja. El año pasado, por ejemplo, Ryanair ofrecía el de Londres-Stansted. Pero esta vez, con la Covid-19 y la inseguridad en cuestión de movilidad, las compañías aéreas han reducido operaciones y, en el caso de Reus, se ha quedado a cero.

Esto no significa que el Aeropuerto esté desierto. De hecho, es ahora cuando las prácticas de vuelo cobran mayor protagonismo, tanto las del CESDA como también del Aeroclub, que desde principios de año cuenta con escuela de pilotos. Este tipo de vuelos se realizan durante todo el año, pero en verano se ven limitados por los comerciales, mientras que en temporada baja gozan de mayor disponibilidad. «Del total de 120 alumnos que se están formando en CESDA, que hagan prácticas en vuelos reales tenemos a 80», detalla Andrea Casanova, Instructor & Safety Manager en CESDA. Los alumnos del centro de formación universitaria de pilotos de aviación comercial, ubicado en Reus, justo al lado del Aeropuerto, son los que en estos momentos más vuelos realizan en el aeródromo reusense: 3.400 horas anuales de media con una flota formada por diez aeronaves. «La relación entre CESDA y el Aeropuerto es de simbiosis: nosotros no podríamos existir sin el aeródromo, y el Aeropuerto tampoco sin nosotros», señala Casanova.

En las instalaciones del CESDA se realiza la formación teórica (aunque ahora las clases se han adaptado al formato online) y también las prácticas en tres simuladores, copias exactas de las aeronaves que después los alumnos pilotarán. «En el primer curso no se hacen vuelos, sino que se trabaja en simuladores. Así, después ya van más preparados y seguros», detalla el instructor.

Es a partir de Segundo que los alumnos empiezan a pilotar. En el Aeropuerto de Reus la escuela dispone de hangares. En uno de ellos, una parte está habilitada como taller, además de disponer de distintas salas. Cuatro de ellas son las conocidas como briefing rooms, donde alumno e instructor planifican el vuelo. Cuando aterrizan, se reúnen nuevamente.

En el exterior, Marc, alumno de Cuarto, está revisando una avioneta bimotor. En media hora tiene una práctica y está ultimando detalles. Está tranquilo y dice no tener miedo, «vale más no pensar. Si un coche se avería, te paras en la cuneta y esperas la grúa. Pues esto es más o menos lo mismo, sólo que tienes que aterrizar», dice de forma relajada Marc. Él es uno de la treintena de alumnos que este año finalizan el grado universitario de Piloto de Aviación en CESDA. «La diferencia con otros centros es que aquí salen con una licencia y un grado universitario. En todo el Estado solo hay dos que ofrezcan el grado: uno en Salamanca y el otro somos nosotros», subraya la directora del centro, Cristina Casamitjana. Esto atrae alumnado de toda España, aunque la mayoría (75%) son de Catalunya.

El Aeroclub, en marcha

También el Aeroclub de Reus juega un papel muy destacado en el Aeropuerto, con unos 250 socios. La novedad de este año es que ya está en marcha la escuela de pilotos –Mediterranean Flight School– con unos 20 alumnos. «Ahora estamos realizando unos cuatro o cinco vuelos diarios y en verano llegamos a siete u ocho. La escuela nos está dando mayor actividad», explica el presidente del Aeroclub de Reus, Enric Morralla. Reconoce que los vuelos comerciales dan más negocio, pero remarca la función dinamizadora del resto de actividades que se mantienen durante todo el año. En su caso, además, subraya también la función social. «Por ejemplo, hacemos vuelos para personas con parálisis cerebral», ejemplifica Morralla.

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