Las siete maravillas de la ciudad

En condiciones normales sería habitual tropezarte por el centro con turistas detenidos frente a alguno de los edificios modernistas de la ciudad. Irían en grupo, con la vista alzada y consultando una guía. Pero esta imagen tan familiar se resiente ahora por culpa del coronavirus. De hecho, el turismo es uno de los principales damnificados de la pandemia actual. También en Reus, donde los últimos años han sido muchos los visitantes atraídos tanto por su comercio como por su patrimonio.

Uno de los máximos responsables, y que este 2020 cumple 13 años, ha sido la Ruta Modernista. Después vendrían las visitas al Pavelló dels Distingits de l’Institut Pere Mata o el Gaudí Centre. Pero la ruta modernista fue la que marcó el camino a seguir. Una campaña de promoción que nació en junio de 1997 para visualizar las joyas arquitectónicas locales y que, además, lo hizo con anécdota incluida. Uno de sus creadores me contó una vez que su presentación coincidió con la estrena de una iniciativa muy similar en Barcelona. Un hecho del todo fortuito y sin relación alguna, pero que impulsó de manera exponencial la propuesta reusense.

Pero más allá de coincidencias, la llegada y arraigo de los turistas ha sido posible gracias al valor que reúne su patrimonio arquitectónico y modernista. Y que no deja de reinventarse. El caso más evidente está en la Casa Navàs y en el decidido impulso que está dando su nueva propiedad. De hecho, una de las cosas que más me han llamado la atención desde entonces es la cantidad de personas que me decían que nunca antes habían visitado su espectacular interior. Realidad que, por suerte, ya está cambiando.

Ahora, y tras meses de intenso trabajo, esta semana se inaugurará el frontispicio que coronaba la fachada del emblemático edificio obra de Lluís Domènech i Montaner antes de sufrir los efectos de los bombardeos de la Guerra Civil. Será descubierto este jueves (20:30h) y se podrá seguir en directo por streaming.

La Casa Navàs y el Pavelló dels Distingits de l’Institut Pere Mata son los principales tesoros que forman las siete maravillas arquitectónicas que hay en la ciudad, todas ellas catalogadas como Bé Cultural d’Interès Nacional por el Govern de la Generalitat. Junto a las obras de Domènech i Montaner, también disponen de la máxima distinción que otorga la Generalitat otra de sus obras, como es la Casa Rull; el edificio de la plaza Prim que acoge el Teatre Fortuny y la entidad cultural y recreativa de El Círcol; el Castell del Cambrer; el edificio del Museu d’Art i Història de Reus de la plaza Llibertat y el Mas Calbó, de estilo gótico-renacentista y que tiene sus primeras referencias históricas en el año 1169.

Y llegados a este punto, también se podrían enumerar algunos de los edificios modernistas catalogados en la guía de la ciudad aunque no tengan la misma distinción. Pero ello ya requeriría de otro artículo y la conclusión sería la misma: Si aún no lo ha hecho, visítenlos todos.