Las tiendas de ropa de segunda mano se ponen de moda en Reus

La apertura de comercios de este tipo genera nuevos estilos de vestir y otras formas de consumo en los compradores

19 mayo 2017 20:25 | Actualizado a 22 mayo 2017 07:58
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Estilos incipientes, rechazo a la uniformidad y variedad original. Estos son los tres efectos que han generado las nuevas tiendas de ropa de segunda mano abiertas hará cerca de un año en la ciudad de Reus. En cuestión de poco tiempo han constituido una oferta singular que responde a la necesidad de cada vez más personas, las cuales buscan un estilo propio, diferente y tendencioso.

A la altura de la calle Sant Llorenç el interesado encuentra la tienda 20age, donde el responsable del establecimiento, Robert Llurba, vende ropa de segunda mano a precios asequibles, además de complementos reaprovechables y otros elementos decorativos. «Vivimos en la abundancia y ahora es momento de reciclar y dar una segunda oportunidad a las piezas.Por lo general, la gente tira la ropa aún nueva», comenta Llurba. De hecho, matiza que «la proliferación de este tipo de tiendas aún sorprende, pues la ciudad de Reus es muy comercial y de las grandes cadenas. Este tipo de ropa es la novedad y el tipo de gente que la compra es aquella que está concienciada con el estado de la economía actual y que se aventura a atreverse con lo nuevo», resuelve Llurba.

 

Concepto equivocado

Hasta hace relativamente poco tiempo, en la ciudad no había cultura de compra de este tipo de ropa. La gente relacionaba los artículos de segunda mano como algo desordenado y descatalogado. «La gente tiene aún asimilado que estas tiendas ofrecen ropa rota y desgastada. Cuando en muchos lugares del mundo esto se lleva haciendo durante años». En 20age el propio consumidor puede aportar el género a la tienda. «Además de pagar con dinero, nosotros ofrecemos vales de intercambio en el caso de que traigan la ropa ellos», explica. La ropa, por descontado, tiene que cumplir ciertos requisitos para la venta. Más alejada queda Flamingo’s Reus, situada en la calle del Hospital. En este comercio no se compra ropa y el sistema de pago se basa en el peso de la misma. «Flamingo’s adquiere el género de Barcelona, que a su vez llega de América». La llegada de este nuevo concepto de oferta ha cubierto la franja de muchos clanes juveniles: hipsters, hip-hoperos, artistas, deportistas, moteros, etc. La propietaria de la franquicia reusense, Coia Domènech, explica al Diari que «el objetivo de esta tipología de tiendas satisface la exclusividad del cliente que viene buscando lo único en una pieza cara que aquí encuentra muy barata». Pone el ejemplo del cliente clásico que busca unos vaqueros Levi’s más baratos o el de un joven enamorado de lo ochentero.

Algo más escondido, en la calle de Sant Pancraç, se encuentra el comercio del Safareig en el que también la economía es más asequible. Carolina Escoda explica que «la gente entra para buscar algo especial», además «la cultura del no tirar y reciclar se está recibiendo con agrado. Renovar con artículos de antes también da un plus de estilo». Añade además que esta «nueva» moda de fuera llega a una franja muy amplia de gente. «Las aportaciones generosas de la gente también son de agradecer», concluye.

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