Los aparcamientos para padres no evitan los atascos en los colegios de Reus

Los familiares se quejan de que la medida no es suficiente y que el tráfico sigue siendo un problema en las horas punta

11 febrero 2021 19:40 | Actualizado a 13 febrero 2021 10:00
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Las zonas de aparcamiento para padres y madre llevan presentes en los colegios de Reus desde el 2015, cuando se instaló la primera zona en el colegio Joan Rebull. Desde entonces, otros 15 colegios han habilitado ese mismo espacio para intentar amenizar el colapso en el tráfico que suponían las horas de entrada y salida de los niños. Aun así, parece que el caos persiste.

El funcionamiento de los aparcamientos es bastante sencillo: consiste en una zona reservada a los familiares de los alumnos que está señalizada justo delante de la entrada de los centros. Tienen una franja horaria que va de las 7.30 a las 9.15 h y de las 11.45 a las 18.00 horas, que coincide con los horarios de entrada y salida de los estudiantes, y que únicamente está en funcionamiento durante el calendario escolar.

Pese a que la medida tiene como principal objetivo evitar la problemática del tráfico en las cercanías de los colegios y aumentar la seguridad de los niños y niñas, muchos padres reclaman que la iniciativa «funciona, pero a medias».

El objetivo es mejorar la situación del tráfico durante las entradas y salidas de los niños

Manuel Sánchez, abuelo de uno de los niños que asisten al colegio Joan Rebull explica que «aquí si no llegas antes, no aparcas, hay que llegar un cuarto de hora antes, por lo menos». Insiste en que, aunque la medida ayuda a estabilizar el tráfico, no resuelve al completo el problema. «Depende mucho de la hora; al mediodía por ejemplo es más tranquilo, pero a las 9:00 o a las 16:30 se vuelve un caos».

Muchos familiares se han quejado de que aquellos que no consiguen llegar con un mínimo de antelación se ven obligados a parar en doble fila y obstaculizan a los otros coches a la hora de salir.

«Si los padres hicieran lo que se tiene que hacer que es coger a sus hijos e irse funcionaría mejor», lamenta Mireya Vázquez, madre de dos alumnos que también atienden al colegio Joan Rebull.

La escuela fue la pionera en implantar esta solución al problema del tráfico y aunque ha ayudado a aumentar la seguridad de los alumnos, parece que gran parte de los familiares no están completamente satisfechos con su efectividad.

Algunas personas, que no son familiares de los alumnos, aparcan en la zona reservada

Uno de los colegios de la ciudad que más problemas enfrenta en este ámbito es La Salle. Localizado en una zona, ya de por sí propensa a la densidad en el tráfico, la situación empeora durante los horarios de entrada y salida de sus alumnos. El espacio de aparcamiento para los padres es bastante reducido y eso supone un problema importante para los familiares que necesiten aparcar. En cuestión de cinco minutos, la zona se llena al completo y los que no consiguen llegar con antelación ocupan todo el carril contiguo parados en doble fila.

Algunos padres que esperaban para recoger a sus hijos lamentaban esta situación. «Si llegas pronto y consigues aparcar luego tardas en salir porque paran a tu lado en doble fila y tienes que esperar a que salgan para sacar el coche».

La problemática en La Salle es bastante conocida entre los reusenses que saben que pasar por esa zona durante el horario escolar «no es muy buena idea».

Pero La Salle no es el único que enfrenta este tipo de dificultad, el colegio Pare Manyanet es otro de los centros que habilitó una zona de ‘carga y descarga’ para niños, pero que, pese a ello, sigue teniendo problemas de atascos.

Montse Margalló, una de las madres que viene a recoger a sus hijos en este centro, comentaba que «el parking está mal hecho, está puesto para que los coches aparquen en paralelo, pero nos hemos acomodado aparcando en vertical para que quepamos más». Al parecer, los familiares se han visto obligados a adoptar medidas por su cuenta para ayudar a sacar más partido al aparcamiento, ya que no se trata de una zona especialmente amplia.

La mayoría esperan a los niños y niñas en el interior de sus vehículos y comentan que si no llegan al menos media hora antes, no consiguen aparcar bien el coche. «Ya es un problema tener que venir cuatro veces porque el horario del colegio es partido, pero si encima tienes que venir con tanta antelación, resulta una pérdida de tiempo», expresa Margalló.

Aparte de toda esta problemática, los familiares también se enfrentan al hecho de que algunos individuos, que no vienen a buscar a sus hijos al colegio, acaban aparcando en las zonas reservadas. «Ayer la Guàrdia Urbana puso un par de multas a personas que habían aparcado en la zona reservada sin ser familiares de los alumnos», explicaba Xavier Puig, padre de uno de los niños de la Escola Maria Cortina.

Los padres y madres de este centro se enfrentan a la misma situación que en otros colegios y, es que, su localización, justo en el centro de Reus, pone muy difícil poder encontrar aparcamiento.

Pese a ello, algunos de ellos celebran la medida y opinan que funciona correctamente. «Este año por la pandemia los niños salen de forma escalonada y eso ayuda a que no haya tantas complicaciones en el tráfico», expresaba Carlos Jiménez, uno de los padres que esperaba en la entrada del colegio Maria Cortina.

La salida de los niños y niñas «por tandas», debido a la Covid-19, ha relajado, en parte, los problemas en el tráfico. Pero, tal y como han comentado la mayoría de padres y madres «sigue siendo una situación complicada».

En Reus hay un total de 16 aparcamientos de ‘carga y descarga’ de niños; los últimos en incorporarlos han sido los colegios Sant Josep y Arce. La lista incluye centros como: Mare Molas, IES Baix Camp, Institut Escola Pi del Burgar, Col·legi La Presentació, entre otros.

Con la llegada de la Covid-19 el Ayuntamiento no tuvo otra opción que establecer medidas para evitar los contagios en los colegios. Pero no solo dentro de las aulas, sino fuera, donde la aglomeración de los familiares en las entradas de los centros podían convertirse un foco importante para la propagación del virus.

Para ello, se propuso escalonar el horario de entrada y salida de los alumnos, medida que sumada a la habilitación de los aparcamientos para familiares, iniciada años atrás, ayudaría a evitar situaciones de riesgo de contagio.

Sin embargo, parece que las advertencias no han tenido mucho efecto entre una parte de los progenitores y familiares que, mientras esperan a sus hijos, forman grupos, no mantienen la distancia de seguridad o fuman cerca los unos de los otros. «Yo me quedo en el coche, veo a mi nieto, bajo, lo recojo y me voy, pero veo que hay gente que se pone a hablar en grupitos; se ha perdido mucho el respecto», lamenta Manuel Sánchez, que considera que todos los familiares deberían obrar de la misma manera que él.

Su opinión al respecto no ha sido la única, José Cortes, que esperaba la salida de su nieta en el colegio Pare Manyanet explicaba que: «cuando vengo veo que la mayoría de los padres y madres se quedan esperando dentro de los coches, pero siempre hay un par de grupos hablando cerca de la puerta del colegio y luego llegan los que vienen caminando y también esperan bastante juntos».

Aunque se trata de una situación que no se puede aplicar a todos, la realidad es que este tipo de actitud pone en riesgo la seguridad de la ciudadanía, en un momento crítico de la pandemia.

Comentarios
Multimedia Diari