Los buses urbanos de Reus prohíben pagar en efectivo y sólo se puede usar tarjeta

Desde ayer, las frecuencias se han reducido a la mitad y los asientos más próximos al conductor están precintados

20 marzo 2020 10:08 | Actualizado a 25 marzo 2020 16:11
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Las medidas para hacer frente al avance del nuevo coronavirus están presentes en todos los sectores que estos días están al pie del cañón. Las medidas higiénicas se extreman, y también lo hacen en los autobuses urbanos. Los conductores van con mascarilla y guantes,  y no sólo eso: los usuarios ya no pueden pagar en efectivo para conseguir un billete.

«Únicamente se puede usar la tarjeta de Reus Transport», dice Fran, uno de los conductores. ¿Y si alguien no tiene tarjeta? «Pues te recomiendo que te la hagas», añade. Él y otros conductores explican que, estos días, dejan subir a usuarios que únicamente disponen de efectivo y se les informa de la prohibición de usar monedas y billetes, a la vez que se les insta a hacerse tarjeta. «Las monedas las toca muchísima gente y nos tenemos que proteger», explica Fran.

Son las diez de la mañana en la plaza Del Nen de les Oques y este conductor de autobús se dispone a hacer cambio de turno, después de haber iniciado su jornada laboral antes de las seis de la mañana. Ayer, jueves, era el primer día en el que el servicio de bus urbano de Reus se había reducido a la mitad. Se han eliminado las líneas L11 (barrio Montserrat-Llibertat), L40 y L41 (que son de temporada escolar), L50 (Reus-Aeroport) y la L60 (Oques-Tecnoparc) y se mantienen, aunque con menos frecuencias, las líneas L10 (pasando de tres buses a dos), L20 (con tres buses en funcionamiento del total de cuatro) y la L30 (con un autobús). «Hace días que los usuarios se han reducido drásticamente», explica Fran. Durante la jornada de ayer se ocupó de la L20 (barrio Montserrat-Llibertat). Es una de las líneas más concurridas porque hace parada en el Hospital Sant Joan de Reus, «pero hoy, por ejemplo, han subido un total de 48 personas en la franja que va de las 5.45h a las 10h», detallaba.
En el momento que Fran baja del autobús para terminar su turno, hay menos de una decena de usuarios. Todos con mascarilla. Él y su compañero que coge el relieve también llevan mascarilla y guantes. Además, y como medida preventiva, los asientos del bus más cercanos al conductor están precintados para asegurar las distancias mínimas con los usuarios y, así, reducir la exposición de los trabajadores de este servicio. 

Paradas vacías

La plaza Del Nen de les Oques es el epicentro de los autobuses urbanos, donde confluyen distintas líneas. Es por este motivo que este punto de la ciudad acostumbra a estar lleno de gente que espera a que pase su bus. No obstante, la situación ha cambiado radicalmente desde que se anunciaron las medidas para frenar el avance del nuevo coronavirus. 
Ayer a media mañana únicamente había dos personas en el total de cuatro paradas ubicadas alrededor de toda la plaza. En una de ellas estaba Susana Ugalde. Se había enterado de la reducción de buses y frecuencias justamente aquella mañana. «No sabía nada y ahora esto me rompe un poco los horarios del trabajo», explicaba. Trabaja en el Servei d’Ajuda a Domicili (SAD) y, ante los nuevos horarios, ayer esperaba sentada en las Oques antes de ir a trabajar. «No puedes llegar antes a las casas, así que me estoy esperando», detallaba. Mientras, un coche de Guàrdia Urbana pasaba vigilante por delante. Las calles, vacías. 

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