Los paradistas de Reus sobreviven a la crisis pero ven peligrar su futuro si se alarga demasiado

En algunos sectores calculan que las ventas han caído más de un 50% durante los más 
de 40 días de estado de alarma. Otros mantienen el negocio a través de los pedidos

02 mayo 2020 09:10 | Actualizado a 18 mayo 2020 06:37
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Transcurridos ya más de 40 días desde el inicio del estado de alarma, y el consecuente confinamiento de la población a raíz del Covid-19, los paradistas se encuentran en un cruce de sentimientos: afortunados, por poder tener el negocio en marcha, pero preocupados por el futuro. Y es que, a pesar de que el balance varía en función del sector, muchos coinciden en afirmar que sólo llegan para cubrir gastos. «Puedes estar mes y medio sin beneficios, pero no se puede aguantar mucho más», sentencia el propietario de Carnisseria Miquel, ubicada en el Mercat Central de Reus y especializada en carne equina. Destaca que, al menos, puede sostener el negocio. «En este sentido, tenemos suerte en comparación de otros comercios, que se han visto obligados a bajar la persiana y no tienen ningún tipo de ingresos, mientras que los gastos se tienen que seguir pagando», recuerda. A pesar de todo, detalla que en su caso las ventas han caído escandalosamente: «Calculo que en un 70% entre semana y los fines de semana, entre el 40 y 50%».

Mientras que algunos paradistas salen adelante gracias a los pedidos y repartos a domicilio, en el caso de Carnisseria Miquel «el modelo no tiene demasiado sentido. No se hacen pedidos para cuatro cortes de carne. La gente quiere venir a la parada, mirar el género...», dice. Pero parte importante de sus clientes habituales hace más de 40 días que no pueden acercarse al mercado. «Muchos son personas mayores que no pueden salir de casa. Otro problema es que, por distancia, muchos tampoco pueden desplazarse hasta el centro», relata, con la esperanza de que la situación vaya normalizándose en las próximas semanas.

Carnisseria Miquel está justo delante de la parada de frutas y verduras de Pere, llena de cajas para llevar a sus clientes. En su caso, trabajar a domicilio era ya habitual antes de la crisis sanitaria, aunque ahora la actividad se ha acentuado. En el mismo pasillo, Carme, de Cansaladeria Besora, y sus compañeras no paran de trabajar. No hay ningún cliente en la parada, pero los pedidos han aumentado exponencialmente. «Recibimos muchas llamadas telefónicas», detalla Carme.

Por seguridad, pero también ante las dificultades de la clientela para desplazarse hasta el mercado, muchos han optado estos días por hacer pedidos. «Son cantidades más grandes de lo que es habitual», señala Carme, quien también detalla que los que hacen pedidos son los clientes habituales, «no es que tengamos de nuevos», añade.

A través de este modelo, Carme destaca que el volumen de ventas está siendo parecido al que había antes de la crisis. «Viene menos gente físicamente, pero esto se ha traducido en pedidos. Al final, es lo mismo», destaca.

Así también lo están viviendo en Pesca Salada Vidal, «con muchos pedidos», relata Ildefons Vidal. El también presidente de los paradistas del Mercat Central de Reus detalla que las ventas se han reducido, «pero no a todas las paradas les está afectando de la misma forma», recuerda.

Sobre el futuro, Vidal espera que, al menos, el nivel de ventas se mantenga como hasta el momento y remarca que a partir de los jueves y los fines de semana es cuando notan un aumento de clientela «porque es cuando normalmente viene gente más joven», añade por su parte el propietario de Carnisseria Miquel.

De hecho, desde una de las pescaderías del mercado, su propietario indica que han optado por abrir únicamente tres días a la semana: los jueves, viernes y sábado. «Así concentramos las ventas», detalla el propietario, quien explica que no tiene problema en encontrar género. Las lonjas y los puertos trabajan a medio gas, «pero como que los restaurantes están cerrados, nosotros no tenemos problemas para encontrar pez. Van escasas algunas especies, como los peces de playa, pero por lo general, encontramos de todo», detalla este pescadero del Mercat Central, a la vez que añade: «Gracias a Dios, podemos ir trabajando para, al menos, cubrir los gastos». Asegura sentirse afortunado, «pero tardaremos a volver a la normalidad».

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